El asombroso cambio de vida de don Sergio
Su historia fue publicada por La Estrella, cuando dictaron alerta sanitaria en su casa, a consecuencia del Mal de Diógenes. Hoy vive en un hogar, pero desconocidos trataron de tomarse su casa.
Con mirada serena, don Sergio Valdés, de 83 años, camina como un niño pequeño aferrado a la mano de su hija Ana. Es un abuelito sumiso, muy distinto al hombre afectado por el Mal de Diógenes, cuya historia conocimos el 30 de enero de 2016, cuando las autoridades de la época dictaron la alerta sanitaria en su casa, tras las constantes denuncias de los vecinos del pasaje 43 del Cuarto Sector de Playa Ancha.
En ese entonces, se hizo un operativo conjunto de Carabineros, la Gobernación Provincial y el Ejército, que permitió el retiro de ocho camionadas repletas de basura de la casa de don Sergio, quien vivía sin servicios básicos y bajo pésimas condiciones sanitarias. Fue por eso que sus vecinos -además de la limpieza- pidieron ayuda para él; que vivía solo, no tenía contacto con su familia, y estaba mal alimentado.
Nueva vida
Luego del operativo, su hija Ana Valdés se hizo cargo de su padre. Y es ella quien ayer nos mostró el beneficioso cambio de estilo de vida que tuvo el adulto mayor.
"En ese tiempo él vivía solo, porque siempre le gustó vivir solo. Hasta que le dio Mal de Diógenes. Y después de muchos años los vecinos hicieron las denuncias. Luego del operativo, él siguió viviendo ahí. Yo lo iba a visitar. Pero no pude ir durante un tiempo. Fue en ese entonces que él se cayó, y se lo llevaron al hospital", explica Ana.
Y agrega: "Luego mi papá fue trasladado a un hogar, porque él ya no está en condiciones de vivir solo donde estaba. Y yo lo voy a ver constantemente para cuidarlo. Además, lo llevo a su casa porque desconocidos de aprovecharon de su situación, y trataron de tomarse su casita".
La casa tiene dueño
Actualmente, el terreno de don Sergio está despejado de escombros. Y en lugar de la casa maltrecha en la que vivía hace unos años, hoy hay una construcción mejorada.
Ana cuenta que el problema es que como su padre está en un hogar de adultos mayores, y ellos sólo van a la casa en algunas ocasiones, desconocidos trataron de tomarse la casa.
"Él tampoco puede permanecer en esa casa porque aún no tiene el servicio de agua y luz. Pero él sabe que es su casa. Y por eso yo lo llevo de vez en cuando, cada vez que puedo, para que sepan que la casa tiene dueño. Y él está viejito. Tampoco puedo volver a dejarlo solo en la casa porque puede volver a accidentarse", comenta la hija, quien asegura que don Sergio conversa -y por cosas propias de la edad- a veces olvida algunas cosas.