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Abuelito villalemanino de 96 no se ha perdido ninguna elección

Ayer concurrió en familia a cumplir con su deber cívico. No quiso el voto asistido y va a seguir yendo.
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Carla Olivares Rojas

Fue en las elecciones presidenciales de 1946 cuando un joven de 25 años de nombre Víctor Soto Trejo sufragaba por primera vez, ese año resultó electo Gabriel González Videla.

De eso han pasado 71 años y don Víctor sigue fiel a su espíritu cívico. Hoy con 96 años fue a votar en estos últimos escrutinios acompañado de su esposa de 86 años y quien ha sido su fiel compañera por 68 años; su hijo Manuel y una de sus nietas.

"No me he perdido a ninguna elección, como sea llego si ahora incluso estoy bien, pero como venía sentado me temblequean las piernas hasta que tomo el ritmo", dijo con un buen sentido del humor.

A don Víctor no le interesa si la gente vota o no, si son jóvenes o son viejos, a él sólo le interesa cumplir con su deber que tiene impregnado a fuego. Tampoco quiso recibir el voto asistido, bajó la escala, fue a su mesa e ingresó acompañado de su hijo quien le ayudó con las largas "sábanas" de candidatos.

"Si Dios no me lleva antes, voy a seguir viniendo, yo estoy capacitado para votar por mi cuenta y no es que me guste venir, pero es un deber cívico que hay que cumplir", dijo a la salida del colegio Mary Graham donde votó en la mesa 71.

A primera hora

Antes de las 9.00 de la mañana la señora Clara Ambiado, de 87 años estaba lista para cumplir con su deber cívico, tampoco se ha perdido ninguna elección.

"La primera vez que voté lo hice por Pedro Aguirre Cerda y le digo a mi familia que tiene que venir a votar, un voto hace la diferencia, mi hermana de 89 años también vota y nunca me he perdido ninguna elección, nunca y no me voy a perder ninguna que venga", dijo.

Alcalde Viñambres valoró la alta concurrencia en locales de votación

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Como una señal positiva calificó el alcalde de Quilpué, Mauricio Viñambres la alta concurrencia de electores a los locales de votación de la Ciudad del Sol.

Previo a su sufragio, el jefe comunal recorrió diversos establecimientos para tantear la situación en terreno llevándose una grata sorpresa.

El proceso eleccionario "nos tiene muy contentos porque mucha gente salió a votar y eso es importante. Estaba en cuestionamiento lo que era el voto voluntario, muchos creían que debería volver el voto obligatorio y yo creo que esta es una señal interesante", sostuvo.

Viñambres cree que son temas como la reforma educacional o el sistema previsional los que ha llevado a la población a interesarse nuevamente por participar activamente. El alcalde de Quilpué además hizo un llamado al Servel para tener más preocupación por las comodidades que se le dan a los electores que debieron pasar horas esperando.

"Yo creo que se pensó que iba a venir menor gente hubo algunos problemas con las salas. Por ejemplo en mi mesa no habían lápices, son detalles que hacen demorar la votación y eso desmotiva a la gente. Por otro lado, hablé con el comisario y me informó que todo estuvo tranquilo y en normalidad", señaló.

Por su parte, el gobernador de Marga Marga, Christián Cárdenas, señaló que se logró constituir la totalidad de las mesas de la provincia que corresponde a 806 mesas. La última mesa en constituirse estuvo en la comuna de Quilpué.

Lleno total

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Tímidamente empezaron a llegar los electores a los locales de votación de Villa Alemana, como siempre, los adultos mayores fueron los primeros el llegar, sin embargo a eso del mediodía empezó a aparecer la gente más joven repletando los locales de votación en Villa Alemana. Sin embargo, llamó la altención la poca presencia de "lolos". Estudiantes de entre 18 y 25 años fue lo que menos se vio en los locales. "Los más jóvenes son como de 30 años y uno que otro 'cabro'. Este es un deber que todos tenemos que cumplir. Yo estoy porque se vuelva con el voto obligatorio", dijo la señora Alicia Gómez.


Poca luz y hacinamiento

Quienes más la sufrieron en Quilpué fueros los electores y vocales a quienes les tocó estar en uno de los comedores del Liceo A-39 de esa comuna. Poca luz y muchas mesas adentro hacían que ingresar fuera insoportable. "la gente entra encandilada y acá adentro hay muy poca luz y cortinas oscuras, esto es un horno, hay mucha gente, se sienten olores insoportables, la verdad es que estar todo el día acá va a ser bastante desagradable", se quejaban algunos vocales