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Discapacitada dio el ejemplo cívico como vocal de mesa

Para Maira Meneses su tetraplejía no le impidió ejercer su voto y, de paso, cumplir con su designación en la Scuola Italiana de Valparaíso.
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Guillermo Ávila N.

Gabriel, su padre, se apresta a abrirle la puerta del vehículo. Afuera, Claudia, quien la acompaña en toda instancia, la asiste en el cuidadoso desplazamiento.

Maira Meneses avanza en su silla de ruedas rumbo a su deber cívico en la Scuola Italiana Arturo Dell 'Oro donde será vocal de mesa en la n° 54.

Para ella, la tetraplejía, también conocida como cuadriplejía -que es un estado de parálisis que afecta a las cuatro extremidades-, ocasionada hace 21 años producto de un accidente vehicular, la tiene expectante a la jornada: "Jamás he sido vocal de mesa. ¡Aquí estamos!".

Así lo entiende Maira, oriunda de Valparaíso, pero con domicilio en el centro de Quilpué.

Hasta hace dos semanas, cuenta que no tenía idea que iba a ser designada vocal. "Fue divertido cuando revisé en el Servel. Lo vi súper atrasada", narra la también pintora al arte figurativo en témpera que se inspira a diario al trazo de Frida Kahlo, mientras reconoce que, en principio, al revisar rut y ver la "sorpresa", no tuvo tiempo para excusarse. "Estaba dispuesta a ir hasta el juez. Sin embargo, después me dieron todo el ánimo". A lo que se refiere comenzó el sábado 18 de noviembre cuando los encargados le explicaron al instructivo de capacitación que, en su caso, no había inconveniente para que no ejerciera la labor, pese a que ella "veía complicada" su participación.

Compañerismo

Sin embargo, el apoyo de sus compañeras de mesa también fue vital. Rosa Fernández, presidenta de la mesa, fue una de esas. Agrega que a la señora Maira la habían dejado como vocal. Su labor: "Va a cantar el número y nombre que la secretaria busque en el acta".

Claudia Acevedo, del cerro Las Delicias, es la secretaria de la mesa. Es su segunda vez como vocal. Par Claudia, "trabajar con alguien discapacitado ha sido de lo más normal. Buscamos la manera de que ella también sea partícipe del evento". A los minutos, destaca una cualidad en Maira: "Es proactiva. Nos tocaron buenas colegas este año".

Maira Meneses, ya instalada -y empoderada- en su puesto, comenta su familia la acompañará en todo momento durante el día. Que va haber una posta, "cada uno me va a acompañar un rato".

Maira Meneses asegura que se quedará hasta el final de la jornada, "ojalá hasta el conteo de votos". Instancia que prevé como la parte más entretenida del día. Dice que viene con todo el ánimo, aunque asume que tal vez quedará "chata. Sólo espero que terminemos temprano".

Para las 9:35 de la mañana de ayer, el capitán de corbeta Gonzalo Palma, jefe de local de la Scuola Italiana, ratificó las 30 meses constituidas, de la 81 a la 110, mixtas. "El primer vocal llegó a las 7:20 de la mañana", señaló.

En Escuela Grecia vocales alegaron: "¡Nos achicharramos!"

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Rosa, a secas, como vocal, dice estar molesta en la Escuela Grecia. El calor, acota, la tiene mal. "¡No tienen criterio, cómo nos pueden dejar a pleno sol!". Y agrega que una de sus compañeras, quien sufre de rosácea, la está pasando peor. "Vamos a terminar con dolor de cabeza", menciona. Rosa vuelve y denuncia: "Es primera vez que soy vocal. Así que me llevo muy mala impresión". Al final, tras sugerir la puesta de un toldo, los ánimos se caldearon, de acuerdo a doña Rosa: "Nos dijeron que no podían hacer nada por nosotros. Tuvimos que llamar a un número de Servel: no contestaban".


Cruz Roja, presente

Angélica Venegas es de la filial Yungay de la Cruz Roja. Porta un saturómetro para al pulso, detectar el oxígeno en la sangre e implementos para curaciones. Cuenta que toma la presión tanto digital como manual. También la glicemia. En sus 22 años a las labores de auxilio para las elecciones, siempre en Valparaíso, le ha tocado atender casos de desmayos y bajas por diabetes y descompensaciones. A su lado, Meibily Vidal, voluntaria de Cruz Roja de la juventud filial Yungay, ahonda: "Llevo cinco años participando en las elecciones. Ayudar a la gente es lo importante".

Su último deseo tras ser deshauciado: ¡ir a votar!

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Llevan casi toda una vida juntos. Más de 40 años. O como se escucha al paso: "En las buenas y también en las malas".

Sin embargo, la frase no se escucha a coro. María Mosser responde por su esposo, Domingo Pino Figueroa, de 71 años, porteño, quien no deja de sostener el brazo de su compañera como una extensión de sí mismo, mientras que con la otra extremidad, sujeta tembloroso un bastón.

María reconoce que Domingo viene por uno de sus últimos deseos: cumplir con el deber cívico. Ese que sagradamente, como la temprana ida a la Iglesia, ha realizado por años. Su procesión.

Tras sufrir siete infartos cardiacos, múltiples infartos cerebrales y una nula habla, un detonante en la vida de don Domingo lo cambio todo: una patota de jóvenes lo asaltaron cerca de la plaza O'Higgins. De eso hace una década.

"Él era chofer de micro. Esos muchachos le pegaron en la cabeza. Apenas camina", cuenta su mujer, con un hecho triste: del hospital "lo mandaron a morir a la casa... está deshauciado", profundiza María, para quien su pareja lo es todo, al igual que las dos hijas que ambos comparten. Que también están votando.

"Siempre andamos juntos, y más ahora que Domingo se encuentra discapacitado", dice María, mientras su pareja asiente al lado con uno de sus dedos que apunta al lugar de votación en el Liceo Eduardo De La Barra, establecimiento al cual Domingo Pino, ya es un habitual, y desde el cual no entienden "cómo la juventud ha ido perdiendo esas energías de emitir sufragio", afirma María.

Proceden la marcha a la urna. La cabeza de don Domingo parece querer decir algo. María se da vuelta por él, y corrobora: "Aún no sabemos por quien votar. Eso lo decidiremos juntos cuando lo asista al sufragio. Y después cuando él me acompañe a mi voto al Arturo Edwards", dijo María, con la sonrisa a la fe.