Médico viñamarino convirtió su auto en un "lienzo" lleno de simbolismos
Aunque sigue ejerciendo como anestesista en forma independiente Leonardo Flanagan cuestiona la medicina tradicional. "Lo que sientes es lo que vas a vivir", plantea.
Es imposible no detenerse a mirar el auto estacionado en la Av. Marina, a pocos metros del Sheraton Miramar. No es un auto de lujo, es un simple Geely que de simple no tiene nada. Su dueño, el médico cirujano y anestesista, Leonardo Flanagan Bórquez lo convirtió en un emblema de su personal proceso existencial, añadiéndole identidad propia, que lo hace único e irrepetible.
Un timón donde va el volante, ramas de laurel en las puertas laterales, mariposas de papel adosadas en los focos y el extracto de una canción escrita en el parabrisas trasero, son sólo algunas de las particularidades de este manifiesto sobre cuatro ruedas.
¿por qué?
Basta ingresar al departamento del Dr. Flanagan para entender que cada cosa en su auto no es fortuita...tampoco en su departamento convertido en un espacio único, una especie de templo donde se mezclan el budismo, el Taoísmo y el catolicismo, lo mismo que su auto.
Y es que este médico formado en la Universidad de Valparaíso inició un proceso de cuestionamiento existencial tras la muerte de quien describe como el amor de su vida: Alicia María Aedo Rivas, a quien conoció cuando terminaba sus estudios como anestesista.
Alicia se enfermó de cáncer de mama, enfermedad contra la que luchó por dos años. Leonardo sintió la frustración de no poder hacer más por ella, buscando
"Pensé qué hago para ayudarla, yo era médico, anestesista, toda la parafernalia que la sociedad te hace creer. Pero cuando tu mujer se enferma, te cuestionas todo, te mueve el corazón. Yo había sido scout y pienso que la naturaleza tiene su sabiduría", dijo al recordar ese proceso.
Flanagan añade que al darse cuenta que si la medicina tradicional no resultaba, había que buscar otras respuestas. A través de un profesor suyo, el doctor Jorge López, supo de una ceremonia chamánica en la que tomó parte. Fue la puerta que necesitaba abrir. "Descubrí una sabiduría que nosotros no estábamos aprovechando (...) La medicina tradicional mira en menos esta medicina, pero me di cuenta que se podía lograr grandes cosas. Si mi mujer lo necesitaba no lo dudé, me puse a estudiar acupuntura, reiki. Mi mujer falleció dos años después, el año 2005, no pude hacer nada por ella, pero seguí profundizando en estos conocimientos", planteó Flanagan.
Mensajes
Tras la muerte de su mujer, este médico de 45 años continuó con el proceso que había iniciado y se volcó al arte para, según dijo, canalizar sus frustraciones.
Amante de los barcos y de la poesía y la estética de las casa de Neruda, comenzó a convertir su departamento en pequeños espacios que imaginaba o soñaba. Convirtió una de sus habitaciones en la pieza del barco. Veleros, mosaicos, simbologías del universo, se dibujan en paredes y mesas. Fue el punto de partida.
Luego vino la pieza del avión y su departamento se fue convirtiendo radicalmente en un espacio único.
A pesar de haber trabajado en centros médicos tan tradicionales como el Hospital Naval y el Carlos van Buren, Flanagan decidió en enero de este año abandonar sus labores y dedicarse de manera independiente a la medicina.
"Leyendo me enteré que el arte ayuda a quitar las frustraciones porque nunca se termina, está siempre evolucionando. La primera cosa que hice fue una iguana con mosaico. Algunas personas que vieron lo que hice me motivaron a seguir", añadió Flanagan.
En su departamento aún sigue transformando espacios al igual que en su auto que espera provoque no sólo curiosidad sino que especialmente felicidad en la gente.