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Experto laboral analiza la crisis del movimiento sindical

El abogado Pedro Guglielmetti con vasta experiencia internacional como consultor de la OIT, Banco Mundial, entre otros, reivindica el Estado de Bienestar que gozaron los paises escandinavos.
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Rodrigo Ramos B.

Pedro Guglielmetti (89) reconoce no tener domicilio fijo. Se mueve entre Roma, Turín, Buenos Aires, Madrid y, a veces, Santiago. Cruza el Atlántico, dicta conferencias, en una dinámica de tiempo completo. Guglielmetti es un abogado laboralista de vasta experiencia internacional como consultor de OIT, Banco Mundial, entre otros.

Lo pillamos en Santiago, porque vino a sufragar; deber que cumple habitualmente como ciudadano chileno. En esos días, participó del XXVI encuentro anual de los ex becarios de las universidades de Bolonia, Turín y Castilla La Mancha, cuya sede fue la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso.

Una de las principales preocupaciones de Guglielmetti, quien fue Director del Centro de Estudios Sindicales y Cooperativo de la Universidad de Chile- CESCO, es el compromiso de la universidad pública en la educación de los trabajadores, que a su juicio no existe. "La universidad podría formar al menos, en uno o dos años, bajo sistema a presencia o distancia, cuadros de jóvenes dirigentes sindicales bajo el pretexto de entender lo que viene en la parte tecnológica, robótica, digital… que es el gran desafío", afirma desde un café de la calle Mosqueto.

Y redondea: "Las universidades públicas deben aportar al debate nacional. Deberían hacer actividades políticas y sociales ¿Qué hace la universidad pública con o por los trabajadores? En los años 60, en las universidades de Chile y Técnica, se firmaron convenios con los trabajadores para apoyar los procesos de formación de cuadros. La Universidad de Valparaíso por qué no lo podría hacer hoy (...). Hay un elemento central en la vida de los trabajadores que es reafirmar la importancia del trabajo y es ahí donde entran la universidad, y no la importancia de ser un consumidor".

-¿Cómo se debería capacitar?

-Debería existir un enfoque interdisciplinario. Hay que unir fuerzas, juntarse con los sociólogos del trabajo, con los economistas, psicólogos, abogados laboralistas y decir qué podemos hacer para fortalecer ese actor débil, que debe jugar un rol importante en el desarrollo democrático del rol del trabajo, no sólo en Chile. La democracia sin ese actor no funciona, y la pregunta es qué deben hacer las universidades para dar respuesta a eso. Si es una universidad pública como los trabajadores pagan impuestos, qué le estamos devolviendo a estos y sus familias. Seamos realistas.

El ser trabajador

-¿Cómo se define un trabajador hoy dentro del sistema que impera?-

-La mayoría de la población es trabajadora porque trabaja, la inconsecuencia es hablar de consumidor. No conviene desde un punto de vista político catalogarse de trabajador. Si soy trabajador, tendré al frente al empleador, que puede ser el Estado o algo más nebuloso. Si soy trabajador debo negociar, de acuerdo al ingreso que tendré. Hay tercerizaciones, hay contrato ficticio, de llamadas como el de los repartidores de pizzas que son explotados. El déficit es político.

-Así, no sería raro pensar que algún candidato regale hasta gift card para estos "consumidores"

-Los trabajadores están endeudados. ¿Cómo voy a ir a la huelga si estamos endeudados? Estoy endeudado en el televisor, en el autito. Es algo diabólico.

-Y es que la perspectiva cultural de confort de vida es ésa, para gran parte de la gente.

-Está hecho así. Por eso pregunto a un obrero en la calle, de qué clase eres. Nadie te dirá de la clase baja. Sino que media, que es el trabajo decente. Si tu preguntas que es un trabajo decente, te responderán. Y el trabajo también puede ser indecente.

-A su juicio, ¿por qué se perdió una representación política de parte de los trabajadores?

-Se necesita un movimiento sindical fuerte. El neoliberalismo consideraba en sus principios que el sindicato era un estorbo para el libre mercado. Hubo una campaña mundial, no sólo en Chile. Así, hoy, no hay ningún partido político que represente los intereses de los trabajadores.

-En las elecciones se habló poco y nada de los trabajadores-

-Si bien vivo en Italia, vengo a Chile habitualmente, y compruebo que ninguna campaña presidencial utilizó los términos sindicato, ni trabajo. Se habla de empleo. Y eso no es una sola cosa chilena, pero es más fuerte acá y en América Latina. En Europa hubo un movimiento sindical fuerte que logró revertir en cierta manera, pero no total, la ofensiva del neoliberalismo.

-Lo curioso es pasar de la centralidad del trabajo de la Segunda Guerra Mundial, a ser consumidores, pero para que existan consumidores tiene que haber trabajo. Hay una alienación. Ya no se habla de la clase trabajadora, ni de la clase capitalista. Se habla de clase alta, clase media y baja. Qué efecto tiene eso. Yo le pregunto de dónde son. La mayoría dice clase media. Pero si preguntan si son de la clase trabajadora. Nadie, pero al final todos somos de la clase trabajadora.

-Hay un enfoque para alienar a la gente. La última crisis que se vivió no la pagaron los poderes, sino que la gente. Los bancos fueron salvados en Europa y Estados Unidos. Al final el neolibaralismo es el que mejor estudió a Marx, más que los partidos políticos de izquierda, porque Marx habló de los ejércitos de reserva. Ellos aprendieron a que tenía que haber un ejército de reserva porque así se debilita el sindicato, y el trabajador preocupado en la empresa no procedía a la solidaridad con los otros. Entonces había que mantener que el trabajador viviera nada más en el ámbito de la empresa, contrato por rama, contratos nacionales, una política muy bien dirigida para eliminar el obstáculo del movimiento sindical, para la desigualdad, para la distribución de la riqueza. Lo que sucede es que la crisis del movimiento sindical forma parte de una crisis mundial, donde está la crisis de la política. El movimiento sindical está en crisis porque hay una crisis de manera generalizada y eso es un problema.

el estado de bienestar

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"La gente está leyendo Marx en Estados Unidos y Europa. Se sigue discutiendo, porque es el único que comprendió bien que era el sistema capitalista. Sus propuestas eran de 1800, pero hay que adaptarlas a la actualidad. Pero por qué no llegamos a reivindicar el estado de bienestar, la educación y salud pública, la seguridad social, que exista un equilibrio de poder en las relaciones laborales. No estamos planteando implantar la dictadura del proletariado, sino que algo mucho más simple y democrático... Falta que la gente con plata, pague lo que tiene que pagar. En los países escandinavos la gente pagaba hasta el 50%, pero tenía buen servicio público, buena salud pública y buena educación pública. Hay una ofensiva contra eso, pero la gente todavía lo defiende porque lo vivió y lo gozó. En América Latina no se llegó nunca a eso, pero se podría alcanzar".