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Cepa país de Cauquenes sale a conquistar el mundo

Pequeños productores del sur del Maule luchan por mantener la antigua tradición de este vino, que se elabora con parras de más de 150 años. De venderlo a granel y en ferias de la zona, hoy incluso lo están exportando a Asia y Europa.
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Fabián San Martín D.

Cuenta la historia que para la época de la conquista de América, la Iglesia Católica necesitaba de un vino para que los párrocos celebraran la misa. El escogido fue el hispano Santa Mónica de Málaga, que en Perú se llamó criolla, en Estados Unidos misionero y en Chile se terminó conociendo, hasta el presente, como cepa país. Por décadas reinó en Chile, fue la más cultivada, hasta perder terreno con la llegada del cabernet sauvignon y el merlot. Esta variedad adoptó a la perfección el "terroir" (suelo, subsuelo, viento, lluvia, sol, etc.) de la región del Maule, específicamente en la zona sur, provincia de Cauquenes. Durante generaciones familias de pequeños productores cultivaron la cepa, tanto para degustarla como fruto, como para elaborar vino de forma artesanal. Pero en décadas recientes las plantaciones de kiwis y bosques de eucaliptus, y últimamente los graves incendios forestales del pasado verano, dañaron los terrenos de vides, pero aún sobreviven parras de 150 a 200 años. "La crisis que hubo con los incendios y la sequía, dejaron muy afectado a unos viñedos, por este año se obtuvieron resultados medianamente buenos, con una producción mediana y no alta como se esperaba", señala Jorge Acevedo, ingeniero agrónomo y enólogo, que participa en la asociación gremial de vitivinicultores del secano Cauquenes (Vidseca), que agrupa a pequeños productores viñateros.

El experto define a la cepa país como "un vino noble, delicado de hacer y obtener porque es una fruta blanda, grata de comer, de aromas finos pero no muy consistentes, de cuerpo y color medio, de un envejecimiento no mayor a los 4 o 5 años. Se puede tomar a cualquier hora, es liviano y fácil de ingerir y el maridaje ideal es con pastas, carnes blancas y rojas, y frutas. También sirve para elaborar el terremoto", dice Acevedo, que asegura existen registros escritos de ventas del vino de 1890 y 1901. "El vino país se fabrica de forma artesanal, para la cosecha en marzo y abril se saca de forma manual hasta la bodegas, donde se muele a mano con la zaranda. En lugares abiertos se fermenta con la levadura natural de la uva", declara Vicente Loyola, tesorero de Vidseca, quien no solo produce el brebaje. "Trabajamos con bastante humildad. Somos pequeños viñateros, tenemos los huevos en varias canastas, en mi caso me dedico además a la siembra y crianza de ganado. De un solo rubro no se puede sobrevivir", admite. Aunque hoy en día sigue la venta a granel, los productores cada día se ha ido tecnologizando y mejorando sus condiciones de venta y promoción tanto del vino país, ensamblajes y otras cepas, como el cabernet y el famoso carignan, de sabor único en el sur del Maule. Hace dos años se organizó la primera Fiesta del Vino País, que mezcló cultura con gastronomía y los mejores exponentes del rubro. Este año el vencedor fue el adulto mayor Fernando Henríquez, de coronel de Maule, con su vino "Los Monjes", elaborado con centenarias parras dispuestas en 2,5 hectáreas. También destacan los espumantes de la viña Cancha Rayada, tintos de Entre Parras y Campos y la viña Estrella del Maule. Los productores asisten regularmente a ferias costumbristas y del vino, donde se han dado a conocer y conseguido buenos negocios. Uno fue la venta en junio de un container con unas 12 mil botellas a China. Ahora en diciembre otras 13 mil se van a Bélgica. "Esta asociación tiene un año y medio y han logrado muchas cosas. Es imposible competir con grandes viñas gigantes, pero tenemos que demostrar que Cauquenes fue la vieja cuna de la viticultura regional y nacional. Por ejemplo es un orgullo que una variedad como el chardonnay nació acá, y se plantó con éxito en el valle de Casablanca", asevera el enólogo Jorge Acevedo. "Nos encontramos con parras de más de 150 años, y eso atrae a muchos interesados en torno a la historia patrimonial del rescate de la cepa país. En ella no está solamente la calidad del vino, sino la tradición de viñateros que se ha trasmitido de generación en generación. Desarrollan un vino orgánico con cepas distintas a las que tiene nuestro país. Los estamos apoyando en que den un giro hacia el enoturismo y en la exportación de sus productos", afirmó Carolina Reyes, directora de Sernatur Maule.

Ejemplo del enoturismo es la viña San Clemente ubicada en la cordillera de la costa, en el camino a Pelluhue. Allí funciona el restaurante El Molino que ofrece una gastronomía gourmet con productos agrícolas y cárneos del valle. Imperdibles son el cordero en horno de barro con puré mar y tierra, y un postre de peras al vino país... una delicia al paladar. Hay alojamiento en cabañas, spa, sauna, terapias con masajes, entre otros servicios en medio de un hermoso entorno que incluye centenarias viñas, bosque autóctono y un río. También se pueden degustar carignan y la inefable cepa país que espera seguir presente por mucho tiempo más en las mesas chilenas y del mundo.