Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
¿Qué tan honesto es emocionalmente un político? Un ejercicio de detección de mentiras, realizado ayer lunes por la Escuela de sicología de la Universidad Santo Tomás, sirvió para comprobar que tan comprometidos están algunos militantes partidistas, con el candidato presidencial que representará a su conglomerado.
Hasta la Torre Valparaíso, de la avenida Argentina, llegó Iván Vuskovic, del Partido Comunista; Marcelo Barraza, demócrata cristiano; y Jorge Martínez, vicepresidente de la Juventud UDI; quienes fueron medidos en su actividad neuroeléctrica- neuropolítica es la palabra que utilizaron desde la Santo Tomás- para comprobar distintos aspectos de su cerebro.
Una imagen o tema era exhibido al político de turno, que era medido en cuanto a su coherencia entre lo que dice y aquello que su cerebro quiere expresar en realidad.
"En el caso de nuestros entrevistados, esa coherencia sí existía. Por ejemplo, Jorge Martínez, se planteó muy racional, con mucho control emocional en sus respuestas, y eso apareció claramente en la pantalla de nuestro encefalograma", aseguró Alfredo Sherrington, profesor a cargo de la actividad.
Por parte del Concejal de la DC, Marcelo Barraza, su nivel emocional, contó Sherrington, con las cosas que a él le agradaban era enorme. Y después conversando con él sostuvo ser una persona muy comprometida cuando algo le gusta.
Barraza cree "que estas experiencias son novedosas y que su resultado viene a coincidir con todo lo que se ha estado haciendo, desde 1991, con la ciudadanía, los porteños y porteñas, de esforzarnos al máximo para que de alguna manera podamos reencantar la política social".
Oscilación y amistad
Luego de analizar las oscilaciones de Iván Vuskovic, Sherrington notó un nivel de actividad bastante menor, en comparación a los demás candidatos. "En pocas palabras, ni desde el punto de vista emocional, ni en lo racional, las cosas afectaban su forma de ver el mundo, lo que viene a explicar esos cincuenta y tantos años que se ha dedicado a la política", agregó el académico de la Santo Tomás.
Pero una particularidad destacó a Iván Vuskovic, por sobre sus demás colegas de otros partidos. Hablar de política, desde este examen, fue para él algo que poco afectó su ritmo cerebral, aunque eso cambió cuando le consultaron sobre personas más que por políticos.
Hablar de Guillier, como una persona a quien conoce, con quien trabajó o, sencillamente como un amigo, fue para Vuskovic el momento más alto de su actividad cerebral. El análisis que Sherrington hace del concejal comunista, es que "Cuando hablaba del amigo había una activación notoria, sin embargo, cuando la conversación retornaba a Guillier como político, el encefalograma disminuía la intensidad".
La reflexión que hace Vuskovic del encuentro va de la mano con el tema de la consecuencia. A su juicio los tres se mantuvieron al nivel, en cuanto a relación correcta entre lo que se piensa, dice o se hace.
Incluso antes de la actividad, Vuskovic dijo no sentir temor, porque sus convicciones permanecen en él desde muy joven.