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Hasta 2 mil partes al mes cursan los inspectores municipales en Viña

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Las leyes del tránsito están para ser acatadas. Si usted incumple el reglamento al volante, seguro habrá consecuencias. Eso a pesar que para algunos, como reza el refrán, pareciera que 'hecha la ley, hecha la trampa'.

Sin embargo, tras la polémica medida de la puesta en marcha del primer tramo a los recargos en la Población Vergara a cargo de Globe Parking (empresa que se adjudicó la licitación de 4 mil 400 estacionamientos), y ante la escasez de vehículos, de momento, estacionados en aquel trecho entre 1 y 8 Norte, desde el borde costero hasta Avenida Libertad, vale la pena estar al tanto de detalles.

De acuerdo a Alamiro Arias, director de tránsito de la Inspección Comunal, sí va a haber una fiscalización en este caso de los parquímetros, "pero va a ser al concesionario que cumpla con la licitación".

A su vez, 15 son los inspectores municipales encargados de velar por la labor fiscalizadora, en especial, para el ordenamiento de la ciudad, como bien defendió a la arista de los parquímetros concesionados, Virginia Reginato, edil viñamarina.

Para que se haga una idea, esos mismos inspectores municipales pasan unos 2 mil partes al mes en la Ciudad Jardín, según la Inspección Municipal.

Una cifra que va de la mano con las multas que impone un juez, como en el caso de Omer Viñales, magistrado del tercer juzgado de Policía Local de la Ciudad Jardín. Todo a partir de la Ley de Tránsito 18287, donde se estipulan procedimientos ante Juzgado de Policía Local. Multas -según el tipo de infracción y antecedentes- que rigen desde el 10 de diciembre de 2005 (Segundo Juzgado de Policía Local Viña del Mar). A saber: Gravísimas: de 1.5 a 3 UTM; graves: 1 a 1,5UTM; menos graves: 0,5 a 1UTM, y leves: de 0,2 a 0,5UTM.

Vale destacar que el valor de la UTM de diciembre está en $46.972 pesos.

Rocas voladoras: autos abollados y niña afectada

Vecinos de un condominio en el sector de Limonares, Viña del Mar, relatan el susto por los lanzamientos de piedras desde lo alto de un cerro baldío.
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Guillermo Ávila N.

Como una cobarde lapidación medieval, aquí cualquiera puede ser víctima de apedreamientos a distancia. Por eso los vecinos están inquietos. Temen por su seguridad. También la vida. El peligro, en este caso, procede desde lo alto. Cerro arriba, más bien.

Cerro abajo, en la ladera, asoma un llamativo pesebre. Estamos al final de una corrida de casas. Todas al supuesto resguardo de un pasaje en avenida Limonares, a la altura del 399. Allí espera Berta Valenzuela, presidenta de la comunidad del Parque Residencial Las Palmas. Su voz se acelera al considerar ser víctimas de un atentado gravísimo: "Nos tiraron una enorme piedra. En realidad, varias piedras las que rompieron vidrios de una casa y dañaron tres autos...".

Sin embargo, para Valenzuela, lo más triste vino a los segundos: "Había una pequeñita de tres años que yo creo que si le hubiese caído esa piedra grande hablaríamos de un asesinato, por el peso de esta roca".

¿Quiénes son?

El hecho se suscitó el sábado pasado, tipo seis de la tarde, corrobora la presidenta del condominio. El cerro tiene un dueño particular, asegura Berta Valenzuela. A su criterio, se trata de una situación repetitiva. "De este cerro tenemos que hacernos cargo nosotros. Pagamos para que nos desmalecen". Apunta dardos: "Hay una dueña que no se ha hecho cargo". Rememora que hubo una calle en el mismo cerro que se hizo para cortafuegos, donde incluso pasaban autos. De hecho, también transitaba el furgón de Carabineros. "Se llenó de maleza: entremedio de eso se esconden personas". Los vecinos no saben si son de "la toma localizada más arriba o estudiantes de una universidad cercana o gente que se esconde para tomar, fumar marihuana, parejas que hacen de todo".

Otro vecino de apellido Aravena que habita el lugar desde 1994, sintió los proyectiles ese día. "Hay muchos niños jugando acá". Como una evidencia, muestra el objeto contundente: "Esto es una roca que llegó acá, si le llega a la gente puede matar. Menos mal que la niña se fue corriendo". Aclara que éste es un condominio que tiene dos pasajes. Y explica: "Nosotros estamos organizados con la Ley de Condominios, todo en forma voluntaria, tenemos un botón de pánico".

Luz Alarcón vive con su hija de cinco años llamada Valentina. Para la madre, resulta peligroso el sólo hecho de transitar aquí. "Los niños juegan... caen piedras tremendas, dañan autos, asustan a los pequeñitos. Imagínate le cae en la cabeza a un niño, lo mata". Luz Alarcón recuerda que en sus 14 años de radicar en este condominio, nunca le había sucedido lo del fin del semana pasado. Sin embargo, Berta Valenzuela, presidenta de la comunidad del Parque Residencial Las Palmas, rebate lo temporal. "Nosotros hace tres años recibimos ataques de piedrazos bastante grave". Si bien la situación mermó el último tiempo, lo de hace unos días da para preocuparse, estima.

A criterio de los residentes, este tipo de actos se está convirtiendo en el "pan nuestro de cada día", protagonizado por los mismos individuos que se ubican en un rellano ubicado en una zona concreta del cerro para, desde allí, proceder al lanzamiento indiscriminado de piedras. "Tenemos las tomas acá arriba. No quiero acusar a nadie, pero es lo primero que se nos viene a la cabeza".

Niña en tratamiento

De acuerdo a Berta Valenzuela, presidenta de la comunidad del Parque Residencial Las Palmas, tras una reciente reunión con el directorio y vecinos, se verán los fondos para la instalación de cámaras. Además, a la niña que casi le cae la piedra, sus padres tuvieron que llevarla al sicólogo debido a que la menor no puede conciliar el sueño por el temor vivido.