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Atlético Márquez y Cementistas ganaron el torneo de Clausura

Equipos porteños se impusieron en varones y damas en la liga de fútbol de salón.
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En el gimnasio Polideportivo de 1 Norte en Viña del Mar se disputó la jornada final del campeonato de Clausura de la Liga de fútbol de salón AMF, correspondiente a la temporada 2017.

En la categoría damas, el título quedó en manos del club Cementistas Futsal Chile, representantes de Valparaíso, que en la gran final se impuso al conjunto del Club Deportivo Chile Obrero de Viña del Mar por el marcador de 4 goles a 1.

La mejor jugadora de la final fue Melissa Parraguez, mientras que la goleadora de la liga con 14 anotaciones fue Macarena Fernández. Además, la mejor arquera del partido final fue Paola Salazar, que llegó como refuerzo desde la Selección de Futsal de Venezuela. Las tres premiadas defendieron la camiseta de Cementistas.

Pero junto a ellas, la arquera de la escuadra de Chile Obrero, Maruzella Depaoli, resultó ser la menos batida del torneo de Clausura.

En el tercer lugar del certamen remató el conjunto del Club Deportivo Pasión Femenina, de Los Andes, que en una apretada definición se impuso a Unión Rinconada por 3 a 2.

Por el descenso, Unión de Estrellas de Rinconada venció a la Universidad de Playa Ancha sede San Felipe por 6-4, quedándose en la serie A, mientras que Bams FC de Valparaíso se mantuvo en la A por premio al Espíritu AMF.

Así, Chile Obrero, campeón del Apertura, y Cementistas, monarca del Clausura, se deberán enfrentar otra vez en marzo para definir a las campeonas regionales que irán al Nacional.

En varones, en tanto, el campeón del Clausura fue el equipo de Atlético Márquez de Valparaíso, que venció en la final al Deportivo Italiano por penales, tras igualar 3 a 3.

El mejor arquero y el menos batido resultó ser Claudio García, del Club Deportivo Atlético Márquez, mientras que el mejor jugador del torneo de Clausura fue Luis Espinoza.

El goleador, con 17 tantos, fue Daniel Carranza, de la Corporación Everton de Viña del Mar, equipo que luego de empatar a 7 goles con el FC Altamira de Valparaíso, se impuso en los penales 4-2 y se quedó con el bronce.

Por el descenso y permanencia en la serie A el club Cementista varones de Viña venció a Embajadores del Rey, representante de Quilpué.

La historia detrás del "hombre de la van azul"

Lleva casi seis meses viviendo en un vehículo a un costado de la Plaza Esperanza. Dice que es un vecino más.
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Carolina Cabezas Vidal - La Estrella de Valparaíso

En la actualidad a nivel nacional existen más de 10 mil individuos en situación de calle, sin nadie que les tienda la mano o le dé un plato de comida. Para muchos puede ser una situación temporal, sin embargo, para otros la vida en la calle se convierte en la única realidad que llegan a conocer.

En Valparaíso, la situación no es muy diferente y la cantidad de personas indigentes parece ir en aumento con el tiempo.

Patricio Reyes es uno de esos vecinos sin hogar. Mientras alimenta las palomas en la plaza de cerro Esperanza, Reyes cuenta su historia a La Estrella.

El hombre de la van

Se convirtió en un vecino más de la población del cerro Esperanza. Y la van azul que lo acoge es el símbolo que lo caracteriza en el sector.

Andrés Lascano, dueño del vehículo, describe a Patricio Reyes como un hombre culto, digno de un aula de clases: "Él es un caballero, a la gente de aquí le gusta eso porque no anda diciendo garabatos, ni anda gritando por ahí, siempre anda limpio y trata a los niños y adultos mayores con mucho respeto".

Patricio Reyes tiene 56 años y cuenta su secreto para hacerle frente a la dura vida en la calle: "¿Sabe por qué me mantengo así? Por el drinking (trago)", menciona Reyes entre risas.

Antes de caer a la calle y terminar viviendo en un furgón, Patricio Reyes solía arrendar una pieza en el plan de Valparaíso, hasta que su madre y un sobrino lo fueron a buscar para que viviera con ellos.

Sin embargo, al morir su madre y luego de que su sobrino se marchara de la casa, Reyes quedó solo en el hogar materno. Vivió allí hasta que sus hermanos decidieron cobrarle arriendo por la habitación que estaba usando en la casa: "Linda sangre tengo (...) En la primera posibilidad que vieron me empezaron a cobrar. Me ha dado más la mano la gente de afuera, de la calle, que las personas de mi familia", confiesa angustiado Reyes.

Tras negarse a pagar arriendo, Reyes se marchó de la casa materna e intentó vivir con su tío, aunque el hombre también le cerró la puerta.

Antes de quedar sin casa, Patricio Reyes se desempeñaba como constructor. De acuerdo a Lascano, el ahora ex albañil participó en algunas de las construcciones más bonitas de Valparaíso: "Era un gran constructor, pero el cuerpo ya no le da para seguir haciendo eso", indica.

Para Reyes la situación es más simple: "Trabajé toda la vida para otras personas, desde que era cabro, como a las 15 empecé. Cumplía horarios y le respondía a otros. Eso jamás me gustó, a pesar que ganaba buen billete. Prefiero ganar 200 pesos pero disfrutar de lo que hago. Ahora estoy tranquilo", dice.

El presente

Luego de las desastrosas situaciones que le tocó vivir con sus familiares, Patricio Reyes llegó a las calles porteñas, hasta que Andrés Lascano decidió llevarlo a su casa: "Era invierno, fue el año pasado, y estaba durmiendo cerca de la playa (...) Yo no podía dejarlo ahí si tenía la posibilidad de ayudarlo, ¿por qué no hacerlo?", precisó Lascano.

Luego acondicionó el viejo furgón azul que estaba estacionado frente a su casa con un par de cortinas para tapar las ventanas y un colchón para que Reyes pudiera descansar: "Le forré el interior de la máquina para que en invierno el frío no le pasara", dice Lascano.

Reyes es privado con su hogar y, a pesar de que no nos deja entrar a la furgoneta, menciona que el espacio es lo suficientemente cómodo para vivir. "Me gusta estar ahí, ahora está súper caluroso, pero no me importa porque me levanto temprano y el problema se soluciona", cuenta.

"Aquí toda la gente me ayuda y a mí me gusta mantener esto limpio (la plaza y las calles aledañas), este sector se ha convertido en mi casa. La gente pasa por aquí, se sienta a conversar conmigo y así pasa mi día. Mientras tenga un platito de comida, yo soy un hombre feliz", agrega Reyes antes de irse a trabajar a la verdulería cercana y dejar lo que él felizmente llama su "hogar".