Secciones

La intimidad de los campeones a días de enfrentarse en el Derby

Tres historias de preparación que resumen la naturaleza de este clásico de la hípica chilena. Amador Sánchez, Luis Catena y Rafael Bernal nos narran sus experiencias.
E-mail Compartir

Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

Suena la campana en la pista del Sporting y no se trata precisamente de los instantes previos a la largada de una carrera, sino más bien de una emergencia: en los trabajos matutinos, un jinete mordió el polvo de la arena al rodar de su caballo. La ambulancia, que estaba lista para ejercer su labor, debe esperar ya que el incidente no presenta mayor gravedad y el jockey ya se moviliza por sus propios medios.

Antes de eso, algunos de los ejemplares que correrán el Derby de este año, como Manccini, Jacare y Kaif, habían salido a galopar por la pista. Entre ellos se paseaban, también, los demás caballos, potrillos y potrancas que disputarán las demás carreras de un programa que comenzará a las 09.30 de la mañana y se extenderá hasta pasadas las 23.00 horas del próximo domingo 4 de febrero. Todo sea por el orgullo de posar como vencedor en un día tan importante para el mundo hípico regional y nacional.

Embarrados entre la bosta, sudor y finasangre, los cotejos en la cancha del hipódromo viñamarino parten cuando la oscuridad todavía cobija a los no-hípicos.

A eso de las 6.30 de la mañana, cuando el cuidador de Kaif inicia su jornada de trabajo, la primera tarea que debe realizar es amarrar al caballo, para luego comenzar la labor dentro de la pesebrera. Tras ese sencillo paso, y haciendo valer el carácter más noble del animal, se preparan las camas, se saca la bosta y se tiran los "meaos" (que serán depositados en ponchas, una suerte de saco para la acumulación de desechos).

Mientras tanto, el preparador Amador Sánchez espera en el pasto a que Kaif, que es unos de sus potrillos inscritos para el Derby 2018, muestre su galope tranquilo a través de la cancha. Junto con su hermano Rodrigo, el mencionado preparador se hará presente en el Derby con dos buenos potrillos: Manccini y Kaif, el primero de ellos propiedad de su padre.

Fue gracias a él, y por su afición como propietario, que estos dos hermanos heredaron el gusto por la hípica. Desde chico su padre llevaba a Amador a las carreras. "Siempre nos gustaron, después del colegio nos íbamos para allá. Mi hermano Rodrigo se hizo veterinario, con la intención de seguir preparando", cuenta.

Sobre el máximo desafío que lo espera el próximo 4 de febrero, Sánchez cree será una carrera abierta, donde prácticamente todos los que corren tienen opción. Entre los que vienen a su mente está Galantemente, que acaba de quedarse con la Copa Jackson; Penn Rose, que ganó Las Oaks fácil; y Jacaré, que llegó tercero a dos cuerpos en El Ensayo.

Pero sus dirigidos no se quedan atrás. En comparación a los nombrados, cuenta que "Manccini viene preparándose desde hace un mes en Viña y Kaif está acá, en la pista de la Ciudad Jardín, desde hace dos semanas".

Un tercer nombre había rondado en sus cabezas para que también corriera el Derby. Se trata de Quitralman -un potro colorado hijo de Fast Company y Pop Diva- que llegó sexto en la carrera clasificatoria. Si bien su entrenador cree haber hecho un buen papel, ya que tuvo poco tiempo para adaptarse al clima, Quitralman se lesionó, quedando al margen de la exigente carrera de 2.400 metros.

Lesionados en carrera

Luis Catena -preparador argentino que trabaja en Viña del Mar desde hace más de veinte años- no lo puede creer y siente pena cada vez que se recuerda la última Copa Jackson, que se corrió el pasado 5 de enero. En dicha instancia, su regalón Irish Glory se fracturó. Esa decepción de la que quizás pocos se enteraron, mandó por suelo miles de boletos de apostadores que se habían ido por este favorito, que con suerte alcanzaba los 2.0 pesos a ganador.

Pero a Catena no le importan las apuestas, porque él ama de verdad a los caballos (se le ha visto emocionarse cuando habla de hípica), e insiste en su pena al no correr un Derby por primera vez después de muchos años.

Los ejemplos de campeones que se quiebran antes de una gran carrera los hay por montón: Ghandy di job, que había ganado el G1 José Pedro Ramírez, se lesionó hace unas semanas, quedándose fuera del Latinoamericano de marzo.

Lo mismo pasó con el ganador del Carlos Pellegrini, Puerto Escondido, que se perderá la prueba continental.

"En general, los caballos que más lesiones sufren durante una carrera, son los que tienen mejor nivel competitivo, porque son los animales que se esfuerzan a veces más allá de su capacidad física", sostiene Catena.

Al pisar un pozo, cuando faltaban 400 metros de carrera, Irish Glory sufrió una fractura lateral de metacarpo en la mano izquierda. Y contra todo pronóstico siguió corriendo, consiguiendo un honorable cuarto lugar, ubicándose a solo dos cuerpos del ganador.

Por su primer derby

Enfrentada a machos de más de 500 kilos y de igual a igual, Ludy Lucía atropelló violentamente en la Copa de Plata Ítalo Traverso G2, para alzarse con una victoria que la catapultaría inmediatamente al Derby. Con tan solo 415 kilos de peso, Ludy Lucía es la más grande ilusión que ha tenido el preparador Rafael Bernal en sus diez años de trayectoria, esto porque ahora sueña con el primer clásico grande de su carrera.

Ahora mismo Bernal no tiene miedos ni ansiedades de ningún tipo a la espera de hacer un recorrido por la cancha el día de la gran carrera y percatarse de las miles de personas que llegarán. En general eso es lo único distinto, porque el trabajo es el mismo de siempre.

La levantada temprano se repite como rutina y de todos los caballos hay que preocuparse por igual, a excepción de su Ludy Lucía. Por cuatro millones de pesos su dueño se hizo con una ejemplar valiosa que, por qué no, podría volar nuevamente desde el último lugar hasta cruzar la meta antes que los demás.