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Los 2.400 metros del Derby en el relato del "Demonio" Ulloa

Así se le conoce al dos veces ganador del máximo desafío, Gonzalo Ulloa. El domingo le toca montar a Manccini.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

La postal del Derby atestado de públicos de toda clase, algunos más hípicos que otros, se repite desde 1885, más o menos, cuando se corrió por primera vez en la pista del Sporting. De ahí en adelante que los cuatrocientos metros finales, en esa histórica e interminable tierra derecha, se convirtieron en un griterío de eufóricos apostadores que, a garabato limpio y con el chasquido de los dedos, pretende alentar a su favorito.

Son pocos los que conocen la realidad que se vive dentro de la cancha. Desde que los corredores se alistan y pasean detrás del partidor, hasta la primera pasada por la meta. O la curva inicial en el pasto del Sporting que, según el comentario extendido que hacen los jinetes, es la más cerrada y compleja de entre todos los hipódromos nacionales.

Uno que se conoce la pista de memoria, aunque su trayectoria lo conecta principalmente al Club Hípico de Santiago, es Gonzalo Ulloa, o el "Demonio" como le dicen desde que egresó de la escuela de jinetes, en 1995. Ganador de casi sesenta clásicos de grupo 1 y más de 1.800 carreras- que este 2018 quiere transformar en dos mil- el próximo domingo el "Demonio" largará de la partida 16 arriba del potrillo Manccini que, será sin duda, uno de los favoritos del público para quedarse con los 2.400 metros.

Como triunfador de dos Derbys, en 2012 con Quick Casablanca y en 2014 con Solaria- además de dos segundos lugares que lamenta hasta el día de hoy, a estrecho margen, con Sahara Sun y Aire Bueno- Gonzalo Ulloa sabe bien que al ser una distancia larga, un error en los primeros metros no define la carrera. Y aunque este año largará abierto con Manccini, desde el cajón 16, tendrá 2.400 metros para acomodarse y poder correr tal como se lo pida el preparador.

Entre las particularidades que tiene el Derby, comparado con otras carreras de igual importancia, se cuenta que el partidor se ubica justo cuando faltan cuatrocientos metros para la meta y frente a las galerías desbordadas de público. El "Demonio" lo califica como un instante de locos, porque los caballos se asustan de tanto grito y lo que queda es intentar calmarlo, porque en primera recta se define la ubicación del trayecto.

Habrá que acomodarse según la modalidad de correr que tenga cada caballo, como ejemplo, a quienes les toca correr desde atrás, un consejo que da este jinete es que lo mejor será venir bien pegados a la baranda. En el caso de nuestro Gonzalo Ulloa, buscará relajar al máximo a su animal, con el objetivo de girar la primera curva sin dificultad. Lo ideal será que Manccini cambie su mano de apoyo antes de que eso pase, o si no, podría abrirse más de la cuenta, exigiendo su rendimiento mucho antes de lo debido.

¿un posible tren falso?

Luego viene la recta opuesta, o los 1.600 metros finales de carrera, donde la idea del jinete es mantenerse cómodo en vista de la última curva, previa a la meta. Si no se está en la posición adecuada, podría haber tiempo de mejorar las cosas, a menos que los parciales de la carrera digan otra cosa. Nos referimos a eso que, entre los más asiduos a este mundo, se conoce como "tren falso".

Gonzalo Ulloa recuerda haber ganado con tren falso en más de una oportunidad. Lo hizo sobre el lomo de Matto Mondo, en el Alberto Vial Infante de 2007. "El caballo salió a correr y no venía fuerte, sino que en un tiempo lento. Ya cuando lo llamé a terreno, aumentó la ventaja y ganó por 16 cuerpos", cuenta Gonzalo.

En definitiva, se habla de tren falso cuando el ejemplar que lidera la carrera maneja el tiempo a su antojo. Si esto pasa, los demás corredores no tendrán chance de tomar posiciones confortables, teniendo que regirse por el crono que impone aquel que va en la punta.

Pero si no hay tren falso y los tiempos corresponden a una carrera de 2.400 metros, cada cual se hará con la ubicación que prefiera. Gonzalo Ulloa recuerda que cuando ganó con Solaria, en 2014, la recta opuesta la pasó ubicado en el octavo lugar.

Recién en los 1.200 metros finales y en la última curva, comenzó a acortar las distancias, metiéndose entre los seis primeros. Para saber cómo actuar en esa etapa de la carrera, el "Demonio" recurre a la imagen de los atletas que compiten en distancias largas.

"Mantienen, mantienen y siguen un ritmo. En los caballos pasa lo mismo", cuenta. Como jinete ya sabe cuándo un colega suyo no tiene caballo para llegar a la meta entre los primeros, lo cual se mide a partir de la respiración, tal como le enseñó su maestro en la escuela de jinetes '95, Carlos Pezoa.

Lo que no se puede saber con certeza, es si otro ejemplar lo terminará molestando en carrera. O pegando "quiños", como él dice. Así le pasó en 2013 cuando, después de haberse ganado la Copa Jackson con Aire Bueno, llegó a correr el Derby con primera opción.

"El único que podía ganarme era Giant Step, con Héctor Berríos, porque sabía que si me ponía segundo al lado suyo, después de ver videos de carreras anteriores, le podía ganar. Pero Giant Step reaccionó de otra forma, molestándome tres veces y dejando que el puntero se arrancara", relata Gonzalo.

Era demasiado tarde cuando pudo rearmar el caballo otra vez, hasta conseguir un meritorio segundo puesto a medio cuerpo. Algo similar le pasó con la potranca Sahara Sun.

Este 2018 lo tiene todo para quedar a favor- con 3 triunfos y dos segundos lugares- cuando salga a la cancha con la 16, montando al buen Manccini.