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Conozca lo que la lleva en los moteles

Los recintos presentan diversas ambientaciones, incluso para aquellas parejas más audaces...
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Guillermo Ávila N.

Por el Camino Internacional rumbo a Concón, asoman aquellos terruños del amor. Algunos de emociones fugaces. La ley aquí dicen es una: pasarlo bien. Los moteles suelen revelar información. Aviones, barcos, yates... pirotecnia cargada a los artefactos para así ser el campeón -o campeona- del amor presenta Bahía Motel -propiedad del ex crack de La Roja, Javier Margas- en el Camino Internacional.

Sin embargo, nos detenemos en otro recinto propiedad del ex defensa albo. Puertas adentro del Motel Ensueño, una voz responde al llamado del citófono. Gina Guerrero, que tras seis años en estas lides, anuncia que es la encargada. Asegura que para hoy habrán cortesías al servicio de los románticos, incluso furtivos: champaña y bombones. Sin embargo, el gancho, esta vez, está en la suite 17. También la 18 que nos corresponderá conocer. La denominada: "Silla erótica". Y agrega a la demanda: "Nos piden exclusivamente esta habitación: los clientes vienen directo por esta silla".

Allí emerge el objeto de curiosidad, precisamente en la entrada de la pieza, firme y amoldable... como un lego, la llamada silla erótica o, "aquella silla que ocupan los ginecólogos", nos corrige la dama.

A unos pasos, se aprecia un generoso espejo sobre el techo para quienes disfrutan las artes amatorias -abarca todo el sector superior de la cama-. También una pequeña terraza, "eso por si no se quiere estar solo en la habitación", añade Guerrero. Además de un baño amplio, dice. "Es una de las habitaciones más grandes de este motel", nos reitera la encargada. Acerca de San Valentín, como cayó en día de semana, Gina Guerrero sostiene que el movimiento comienza más de día. "Eso porque muchos que no son pareja, o quienes trabajan en su horario de colación, se pegan la arrancada", dice picarona.

En cuanto a cifras, Guerrero asegura que en el caso de este motel presentan un aumento de 60% para esta fecha. "Tenemos harta clientela". Y sí, "este objeto (la silla) marca la diferencia", desliza Gina Guerrero, mientras el portón comienza a cerrarse y los clientes asoman a esa "escapada del almuerzo". Esa que bien nos detalló minutos antes la encargada en la previa del Día de los Enamorados.