Guillermo Ávila N.
A50 metros de distancia (o incluso menos) del hotel Sheraton Miramar, una postal de la siempre turística Viña del Mar muestra su cara un tanto opaca, como lo han sido gran parte de las mañanas cargadas a la nublada vaguada: sectores del mirador -y baranda- de casi un metro de alto que circunda por avenida La Marina hasta el Castillo Wulff se aprecia, ciertamente, derruido al camino.
Resquebrajado. De hecho, parte del extenso muro muestra fisuras -en algunos puntos incluso prolongadas- con orificios de alto riesgo. Desde la vereda del tradicional paseo costero, el vacío hacia el acantilado marino, con roqueríos de fondo, parece tener una vía libre.
Riesgo
Accidentes vehiculares, marejadas y fatiga de material, asoman como posibles causales al paso.
Allí, balaustras de ornamento clásico bajo el diseño de figuras semiredondeadas en color crema, están arrancadas, no pocas, desde sus cimientos.
También emergen restos de cemento, hierros oxidados a la vista, grietas y cintas de seguridad que alertan "peligro", salpican de eventuales amenazas la bella panorámica costera para los transeúntes.
De momento, por fortuna, no se ha sabido de accidentados, pero la inseguridad estructural está latente a las zancadas.
Y así lo entiende Camila Torres, de Los Angeles, quien recorre el lugar de la mano de su hija Monserrat Meza, de cuatro años, quien se asoma de forma temeraria a uno de esos forados. "Los niños son súper inquietos. Uno se puede distraer; puede pasar algo. Es súper peligroso".
De igual forma piensa Fernando Pérez y Ana Lía, turistas de Mendoza que avanzan con su hijo Luciano, de ocho años. "Si se orilla un niño en ese hueco se puede desequilibrar y caer. O un empujón: juegan mucho", dice la madre.
Municipalidad
Al respecto, Patricio Moya, director Operaciones y Servicios de la Municipalidad viñamarina señaló a este medio que el Ministerio de Obras Públicas ha hecho trabajos de envergadura. "Eso para reparar socavones generados por las marejadas, debido a que le corresponde a este organismo, a través de la Dirección de Obras Portuarias, dar respuesta a este tipo de siniestros en el borde costero".
Sobre el estado de esta baranda, Moya, como director de Operaciones, acotó: "Obedece a una serie de efectos provocados por marejadas, el paso del tiempo y accidentes automovilísticos, que ocurren casi todos los días, destruyendo las balaustradas, las que periódicamente son repuestas por el municipio", manifestó.
José Cuellar es turista argentino. De Salta, está maravillado con el paisaje y aire salino. Fotografías que, por ejemplo, revelan que por séptimo año consecutivo, Viña del Mar fue catalogada como la mejor comuna para visitar, vivir, trabajar y estudiar, de acuerdo con el estudio Barómetro Imagen Ciudad 2017, realizado por la consultora Visión Humana.
A Cuellar lo acompaña su familia compuesta por su mujer y dos hijos de 8 y 12 años. Le preocupa lo que ve por delante: "Esto me parece muy peligroso. Los niños, en un descuido, se podrían caer. Espero que lo arreglen pronto".
Concejales
A su vez, Macarena Urenda, concejala, afirmó que como efecto de la acción de las olas y marejadas -con el paso del tiempo- parte del tramo se han ido dañando: "Esto se ha informado a la Municipalidad: ellos han tomado acciones, se han mandado a hacer los muros. Mientras tanto se han colocado barreras de manera temporal, eso para que no quede un forado que podría ser muy peligroso en la circulación, en especial, de los niños. El problema es que las barandas que se han colocado al ser temporales, no están fijas. Entonces algunas personas las mueven del lugar".
En tanto, Víctor Andaur, concejal de la Ciudad Jardín, también puso alerta al tema: "Esa zona ha sido poco intervenida en reparación. Habrá que hacer un chequeo de la zona y estudios para evaluar y controlar daños. Esta especie de mirador esta sujeto a recursos especiales".