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La escuela de buceo que busca ser una alternativa de inserción

Grupo de ex rescatistas de la Armada realiza talleres de buceo inclusivo para jóvenes de la región. Extranjeros y nacionales forman parte de los alumnos que ven en esta actividad náutica una nueva oportunidad para la reinserción.
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Mauricio Oyanedel V. - La Estrella de Valparaíso

Si hay algo que le sobra a Chile es mar. Los miles de kilómetros de costa que van de norte a sur por nuestro territorio nos convierte en un país esencialmente marítimo.

Sin embargo, seguimos mirando a nuestras playas con excesivo respeto, incluso con cierto temor y desconfianza ¿La razón? Un extenso historial de catástrofes naturales que han incidido en que muchos le den la espalda al mar.

Con el ánimo de recuperar la confianza en nuestras aguas y de instalar al buceo como una real alternativa para quienes buscan alcanzar nuevas posibilidades de desarrollo, tanto a nivel personal como económico, la escuela Prodiver, ubicada en el Puerto Deportivo del Muelle Barón, realiza clases de buceo comercial, acuícola y deportivo.

Para su director ejecutivo, Johan Flores, esta incitativa "nace el 2011 por dos motivos principales. Primero, creemos que existía la necesidad de realizar una capacitación de excelencia, que le entregara a los alumnos las competencias necesarias para hacer este trabajo de forma segura. Y segundo, al hacer un estudio de mercado nos dimos cuenta que todas las escuelas de buceo del país son vespertinas, con clases desde las siete de la tarde hasta las nueve de la noche. Consideramos que eso no corresponde, porque un buzo comercial requiere, como mínimo, 500 horas de clases para alcanzar un nivel profesional. Nuestro curso es inédito, porque somos la primera escuela en hacer clases diurnas, partimos a las 09.00 y terminamos a las 17.00 horas".

Para Flores, "la idea es que el alumno pueda ingresar al agua todos los días". Agregando que además una de las metas como institución es "transformarnos en el primer Centro de Formación Técnica de profesionales del buceo y en un referente de Inspección Técnica para todo sector industrial de la actividad".

Enfoque social

Pero las aspiraciones del grupo de ex rescatistas de la Armada no solamente tienen que ver con la proyección profesional. El enfoque social que buscan imprimir y la formación de buzos es uno de los principales pilares de la academia náutica.

"Nosotros somos de profesión rescatistas. Haber sido buzos de la Marina, nos hizo trabajar en muchos frentes donde hubo tragedias. Desde el rescate de la barcaza Valdivia, hasta la búsqueda de los desaparecidos en el avión que se estrelló en Juan Fernández. Eso nos hace ser personas muy desprendidas. Por eso es que a través de becas estamos trabajando con muchachos del Hogar Arturo Prat. Queremos darles una oportunidad de desarrollo a los chicos que no encuentran otra alternativa", declaró el director.

Cristian Benítez es instructor, con más de 20 años de experiencia en rescate submarino. En su trayectoria destaca la obtención de la Medalla al Valor, la que le fue otorgada por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, tras rescatar a la tripulación de un buque mercante en las costas de Valdivia. El ex buzo naval comenta que "tratamos de entregar todos nuestros conocimientos de una manera pedagógica. A los muchachos se le debe explicar de una manera visual y práctica. Así lo aprendido se graba mejor".

Historias de cambio

Una de las historias de superación más increíbles la relata Johan Flores. "Acá hemos recibido a chicos con tremendos problemas personales. Muchos tienen antecedentes que les impiden entrar al mundo laboral. Por acá pasó un muchacho que era mechero, nosotros lo recibimos y le ofrecimos entregarle herramientas para que dejara eso. Después de los meses de preparación necesaria se convirtió en un buzo calificado para trabajar bajo profundidad. A él le cambió la vida. Ahora trabaja en varios lados de Chile soldando bajo el mar. Está muy agradecido de nosotros", relato.

La idea de becar a chicos de hogares de menores para que puedan participar de los talleres es otra de las particularidades de esta escuela.

Johan Muñoz cuenta que este beneficio fue incorporado porque "siempre estamos pensando en que el buceo tiene que ser una herramienta de inserción social. Por eso ofrecemos las clases no solamente a aquellos que no tienen tantos recursos, sino también a los que tienen problemas conductuales. A veces cuesta, porque algunos de los que vienen han delinquido, pero a muchos los hemos sacado de la calle".

Desde el extranjero

Otro grupo de pupilos que destaca en las clases de buceo son los extranjeros. Desde Perú, Colombia y Ecuador han venido a formar parte de las matrículas de Prodiver.

Oscar Bolaños llegó al país hace mes y medio desde Colombia, exclusivamente a realizar el curso de buzo comercial. Sobre su experiencia en Prodiver confiesa que "esto ha sido lo máximo. Después de indagar mucho vi que Chile era la mejor opción para hacer buceo comercial en Sudamérica. Hice los contactos y llegué a la academia, que ya no es una de las mejores del país, sino la mejor".

En el caso de Juan Montero, estudiante proveniente de Ecuador, y quien además es hijo de un buzo profesional, relata que "siempre he tenido ese instinto de querer ser buzo, mi padre lo fue. Empecé a buscar escuelas donde poder aprender y ejercer la actividad. Encontré a Prodiver, ahí me recibió el profe, y él me fue enseñando y presentando a los instructores y compañeros. Me llamó mucho la atención cuando me dijo que acá ellos se preocupan más por la práctica. Nuestra aula de clases está en frente de nosotros y es el mar. Acá nos inculcan la disciplina y el respeto, somos como una familia".