De las vacaciones al colegio, ¿cómo hacerlo?
En esta etapa los estudiantes pueden desarrollar estrés, provocando trastornos del sueño y bajo apetito.
Las largas jornadas de paseos, baños en la piscina, playa o lago, y juegos interminables con los amigos sin preocuparse por la hora, tienen los días contados para los escolares, al menos hasta las vacaciones de invierno. El paso brusco del tiempo de las aventuras al de los cuadernos, con su correspondiente restricción de horarios para el tiempo libre, puede generar estrés en los niños.
Lo primero que se debe considerar es que, para prevenir ese cuadro en los pequeños de la casa, los padres tienen que evitar demostrar ansiedad y transformar este proceso en una buena experiencia. Para lograr aquello, Dafne Secul, jefa de Pediatría de la clínica Bupa Reñaca, recomienda que los progenitores proyecten a sus hijos un mensaje y actitud positiva entregándoles mensajes como "aprenderás muchas cosas interesantes", "será entretenido", "harás nuevos amigos" o "estaré cerca y atento para ayudarte si lo necesitas".
Con ese primer resguardo ya tomado, lo segundo es volver paulatinamente a tener (si se dejaron de lado durante el verano) hábitos saludables de alimentación y sueño. En este último aspecto, un factor importante para volver al año escolar de manera saludable es retomar la rutina de sueño. Para conseguirlo, la pediatra recomienda que en los días previos a la vuelta a clases los niños no deben "continuar haciendo actividades hasta muy tarde en la noche o levantarse muy tarde, para evitar el fuerte impacto que les provocará un brusco cambio de hábito de sueño".
En concreto, es importante que dos días o, al menos, una semana antes de entrar a clases, los estudiantes retomen el horario habitual del año para levantarse y acostarse, y que lo hagan a diario.
Para ello es primordial reducir estímulos como la intensidad de la luz o ruido ambiental, una o dos horas antes de acostarse. Es importante que la hora de irse a dormir no varíe.
Para que un niño tenga el descanso necesario y, con ello, pueda rendir de buena forma en el colegio, debe dormir entre ocho y nueve horas cada noche. Ahí es importante que los padres fijen el horario de sus hijos para ir a la cama, calculando alrededor de media hora adicional para que el niño pueda conciliar el sueño.
Ese momento antes de que el menor descanse puede ser aprovechado también por los progenitores para fortalecer la comunicación y el vínculo entre ellos. "Se puede contar una breve historia, leer o conversar unos minutos sobre alguna anécdota o historia liviana", indica la pediatra.
Alimentación
Un aspecto relevante también lo tiene el retomar hábitos saludables de alimentación, luego de que durante las vacaciones los niños tuvieron más libertad para comer.
Para impedir que el regreso a clases sea un proceso estresante, la profesional recomienda evitar alimentos ricos en azúcar, grasa o sal. Durante la noche es primordial cenar liviano y rica en vegetales, con aporte de proteínas y fruta.
Luego de esto, los padres no deben olvidar pedir a sus hijos lavarse los dientes de manera prolija previo a dormir, ya que durante la noche los dientes se encuentran especialmente expuestos al riesgo de caries.
Los cuidados en lo que se come también se deben extender al colegio, y una buena forma es que los padres envíen colaciones saludables a sus hijos, acompañadas idealmente de agua para beber. Durante la jornada se aconseja también consumir ensaladas frescas de dos o tres colores y tres frutas frescas al día.
Ojo con las señales
Si algo salió mal con los consejos y los estudiantes igualmente desarrollaron un cuadro se estrés, es esencial que los padres consulten con su pediatra.
Las señales que no deben pasarse por alto son: trastornos del sueño, baja del apetito, reducción de la actividad física y aislamiento, molestias físicas como dolor abdominal o cambios en el hábito intestinal y dolores de cabeza.
Mirian Mondaca Herrera.
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