Lego: la obsesión que le ganó al fuego
Billund es una pequeña localidad ubicada casi en el centro del pequeño país de Dinamarca. La habitan cerca de siete mil personas y no es para nada conocida en el mundo, salvo por su producto estrella y embajador mundial: la fábrica Lego, que cumple en estos días 60 años desde que utilizara el primer bloque fabricado en plástico.
Pero la historia es más remota aun, y para conocerla completa debemos viajar un siglo al pasado, a un 28 de enero de 1918, cuando el carpintero danés Ole Kirk Christiansen abrió su pequeño negocio.
Desde pequeño se fue ganando la vida fabricando muebles y una que otra reparación a las casas del lugar. Con el tiempo, construyó algunas casas completas. Pero cuando todo hacía creer en una empresa que se consolidaba, un feroz incendio arrasó con todas las instalaciones. Kirk no se dejó pisotear por el destino y tomó la desgracia como una oportunidad para instalar un taller más grande.
Ole Kirk había nacido en 1891, en una localidad vecina: Filskov. Luego de su educación formal, trabajó en una fábrica como carpintero y ebanista. Fue en ese lugar donde aprendió sin inconvenientes las diversas virtudes de su oficio, y donde su creatividad tocó techo prontamente.
Esto lo llevó a formar su propia empresa cuando tenía 26 años. Luego del incendio, por 1932 -en las nuevas instalaciones-, observó que los juguetes de madera se volvían poco a poco su producto estrella. Así desarrolló nuevos diseños y conceptos, pues aprendía con el tiempo acerca de las versatilidades de este maravilloso elemento de construcción.
Lego fue el nombre que tomó la empresa a mediados del año 1934. Aunque hay una pequeña disputa acerca de su origen, hoy en todo el mundo es famosa y cómo llegó a parar a los letreros y envases, poco interesa.
Sin embargo, hay dos potentes hipótesis: en latín, lego quiere decir 'ponerlo junto', y esa es una postura que sostienen muchos en la empresa, aunque los más cercanos a Kirk aseguran que su idea inicial era ocupar la voz danesa 'leg godt', que significa 'juega bien'.
La Era de la Madera
Dos fueron los artefactos en madera que Christiansen destacó: tablas de planchar y escaleras, ambas en miniatura. Sin embargo, sus ventas no eran lo suficientemente rentables como para que el negocio creciera.
Más que miniaturas, se dedicó a la creación de animales de madera: perros, conejos, caballos y toros, sujetos a una base de madera. Hoy algunos de ellos, de la década del '30, con el logo Lego en un costado, se venden en miles de dólares.
A pesar de la ampliación del espectro de diseños, las ventas se mantuvieron de regular a malas. Godtfred, hijo de Ole, se sumó a la empresa para potenciar las ideas en la venta de estos juguetes. Poco a poco Lego cobró cierta fama y la suerte pareció cambiar: un mayorista ofreció participar del negocio expandiendo los límites de la distribución. Para esto, debían producir más.
Christiansen buscó a algunos de sus antiguos empleados, ya que muchos habían quedado fuera tras el siniestro de los talleres. La producción en masa partió y en pocos meses contaban con miles de cajas de madera, cada una con su respectivo juguete dentro.
Pero una nueva desgracia acabó con este nuevo sueño: el mayorista había quebrado y no había dinero para la distribución. Lego pasaba por momentos críticos, así que fue su propio dueño quien, junto a su hijo, ofreció tienda por tienda sus juguetes. El mito dice que incluso varios de estos modelos fueron cambiados por comida, y no vendidos.
Sin embargo, las ventas sumaron 3.000 coronas, las que fueron invertidas en una máquina cortadora y pulidora que mejoraría la calidad de los productos. Con esa herramienta se hicieron los primeros bloques, en madera, y no ensamblables.
La Era del Plástico
Un nuevo incendio dejó en ruinas la fábrica. Fue en 1944. Y recién en 1947 lograron reconstruirla. En esa reinstalación, Lego adquirió la primera máquina modeladora de plástico en toda Dinamarca. Y en 1949 lograron el récord de fabricar cerca de 200 distintos juguetes de madera y plástico.
A comienzos de los '50, lo que más se vendía eran bloques de madera, más algunos juguetes plásticos. A alguien -se dice que a su hijo Godtfred- se le ocurrió dejar de construir juguetes de madera y diseñar bloques plásticos, para que la compañía no disgregara sus esfuerzos en dos componentes distintos solo porque un juguete -en cientos- era de madera.
De ese modo comenzaron los trabajos para diseñar el mejor bloque de plástico, que justificara tan irrenunciable decisión. En 1953 ya tenían un nombre para el proyecto: "Lego Mursten" o ladrillos Lego.
Estos bloques no se unían, en un comienzo. Silenciosamente, a comienzo de 1957, Ole presentó una idea que venía desarrollando en secreto: el ensamble que todos conocemos hoy.
Cuando Lego asimilaba el bloque plástico con ensamble como ancla, un nuevo incendio destruyó parte de la industria. Sin embargo, los Godtfred tenían tanta creatividad como resiliencia, y continuaron contra viento y marea -y fuego- levantando la fábrica, como si de los nuevos bloques se tratara.
En 1958 patentaron este ladrillo ensamblable, y comenzaron su venta. En pocos años eran varios los países de Europa que abrían sus vitrinas para recibirlos, exponerlos y venderlos. Se construyeron ciudades en las tiendas y las ventas aumentaron de manera sorprendente.
En 1968 -medio siglo atrás- se abrió Legoland en Dinamarca, un parque temático que hoy en día ocupa millones y millones de piezas en armar verdaderas metrópolis.
Hay ocho parques Legoland en este momento en el mundo: tres en Europa, tres en Asia y dos en Estados Unidos. Y Lego sigue fabricando y vendiendo a tal punto que hoy es la tercera empresa de juguetes del mundo, presente en más de 130 países con 10.000 trabajadores en todas sus líneas, quienes producen casi 20 mil millones de piezas cada año, para producir una variedad infinita de posibilidades.
Para dimensionar, observemos algunos datos: seis ladrillos Lego de 2 x 4 pueden combinarse en 915.103.765 maneras distintas. Es más: si las figuras Lego fueran un país, con 4.000 millones de habitantes serían el más poblado del planeta.
Hace 60 años se patentaron estos populares ladrillos plásticos
Varios incendios afectaron las fábricas de Ole Kirk Christiansen, carpintero danés que derivó en juguetero
y que sería el creador de una verdadera cultura del ensamble.
Por Néstor Flores F.