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Escuelas libres o alternativas: la vuelta a clases diferente

Conversamos con educadores, padres y apoderados, quienes optaron por sacar a sus respectivos hijos de la educación tradicional para integrarlos y formar parte de dos proyectos distintos de educación libre en la ciudad Puerto.
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Nicole Valverde S.

En el inicio del Año Escolar 2018, los niños y niñas que se educan en la Casa Montessori Cerro Alegre no se preocupan por vestir uniforme escolar completo, ni de traer una capa o delantal bien planchado, ni sus patillas cortas para poder ingresar a clases.

De hecho, en Casa Montessori Cerro Alegre no se definen como una escuela sino como un proyecto educativo, por eso lleva el nombre de "casa"; donde además trabajan el concepto de familia para que todo el núcleo de sus estudiantes participe y se involucre en el proceso educativo de los niños y niñas.

Es más, es un espacio abierto donde los papás y las mamás pueden acudir todo el día para estar con sus hijos y participan colaborativamente de su educación.

Este proyecto educativo abrió sus puertas el año 2015, como una propuesta de educación alternativa para los hijos de Rodrigo Schlack, director y dueño del recinto.

Pedagogía montessori

"Yo tengo tres hijos. Soy sicólogo de profesión. Y la idea era generar un espacio educativo para ellos. La verdad, no tenía otra ambición", cuenta Rodrigo.

Y agrega: "Mis hijos estudiaban en el Colegio Alemán de Viña del Mar. El mayor estuvo ahí por cinco años. Y ahí fui cuestionando la educación tradicional, porque pagaba muy caro en un colegio -entre comillas- de elite, y no había grandes cambios en la educación desde lo que se enseñaba en el aula de un colegio tradicional privado o municipal".

"A esto se sumaba que siempre estaba esta cosa de que: 'tú hijo está mal entonces llévalo a un sicólogo'", relata Schlack.

A partir de ese cuestionamiento, el padre buscó y estudió distintas alternativas para educar a sus hijos. Fue así que descubrió el nombre de la científica María Montessori.

"Comencé a investigar y se me abrió la puerta del mundo de la pedagogía alternativa o libre. Hay varias propuestas, pero yo enganché con la pedagogía Montessori porque se plantea como una pedagogía científica".

¿de qué se trata?

Según explica Julia Tapia, profesional de la educación y guía de salón, "la pedagogía científica de María Montessori se centra en la observación de las niñas y los niños, que es algo que a los profesores no nos enseñan en la universidad".

"Entonces, al momento de observar los procesos individuales de los niños te da tiempo -como educadora o educador- para tomar las decisiones y seguir avanzando a su ritmo", explica Tapia.

"Eso tiene que ver mucho con la neurociencia, porque a lo que María Montessori apunta es a que a través de un aprendizaje emocional los chicos van a aprender mucho más rápido, y porque ellos quieren aprender. María Montessori dice que cada niño tiene un investigador dentro que quiere conocer el mundo. Yo no tengo que obligar al niño a conocer el mundo, sino darle las condiciones necesarias para que eso fluya", complementa Rodrigo.

Por otro lado, ambos aclaran que no es una educación light donde los niños hacen lo que quieran, sino que cuentan con una guía, que es una profesora profesional experta en observar cómo ellos aprenden y cómo comprenden el mundo. Y a través de eso va entrando a la materia y al contenido.

¿cómo funciona?

En Casa Montessori Cerro Alegre cuentan con profesores universitarios que tienen las ganas de romper con el paradigma de la educación tradicional.

Se declaran como un proyecto multinivel, o sea, hay varios cursos en un taller. Casa de Niños, que es de prekinder a kinder; Taller 1, que es de 1° Básico hasta 3° Básico; Taller 2 que es 4° Básico a 8° Básico y el próximo año abrirán Taller 3 que es de 1° Medio a 4° Medio.

"Distintos niños de distintas edades comparten un mismo nivel, eso es muy virtuoso, porque los niños más grandes enseñan a los más chicos de una manera directa e indirecta. Y también hay una retroalimentación positiva. Por ejemplo, si a uno no le gusta matemáticas ve a otro compañero que está muy embalado con las matemáticas y se va abriendo a conocer", subraya Schlack.

En temas formales, los estudiantes de la Casa Montessori Cerro Alegre pasan de curso a través de exámenes libres que rinden para el Ministerio de Educación, donde deben enfrentarse a las pruebas estandarizadas de la educación tradicional. Y son preparados para eso, por lo que según el director del recinto los resultados han sido muy positivos.

Romper el paradigma

Carla Martínez Espinoza es educadora de párvulos, Licenciada en Educación, arteterapeuta, instructora de yoga para niños y niñas y Magister en Educación Emocional, por lo que ha trabajado en varios espacios de educación libre o más alternativa. Uno de ellos es el Jardín Infantil Andalican, de cerro Alegre, allí la profesional realiza talleres que se basan en el desarrollo de procesos de autoconocimiento para crecer junto a los niños y niñas.

"Todos necesitamos aprender nuestras formas de ver la realidad a través del respeto, la acción comunitaria, haciéndonos cargo de nuestros procesos y aportando cada uno desde nuestras habilidades. La experiencia ha sido realmente significativa, hemos ido armando y desarmando nuevas formas, buscando aspectos donde toda la comunidad se sienta partícipe", asegura.

Precisamente eso fue lo que buscaron como familia para brindarle a su pequeño hijo. "Cuando nuestro hijo ya tenia que integrarse a 1° Básico, realmente fue una hermosa travesía. Sabíamos que a él le sería muy difícil -como a muchos de nuestros niños y niñas- sentarse en un banco por más 5 horas seguidas, con un uniforme, y donde él tuviera que exponerse a ser evaluado académicamente", relata Carla.

Y enfatiza que existían un sinnúmero de razones por las que sintieron que su hijo no podía ingresar a un sistema de educación tradicional por lo que buscaron todas las alternativas que estaban funcionando durante los últimos tres años en la zona.

"Visitamos espacios realmente interesantes, que se basan en diferentes métodos y filosofías, y convergen en aspectos como: el niño y niña como ser integral. La importancia de la singularidad; la libertad, el respeto. La confianza en el niño y en sus capacidades de aprendizaje. No juicio. No castigos. Acompañamiento emocional. Aprendizaje vivencial. Creatividad y juego libre".

Escuela Waldorf

Después de conocer varias alternativas, la familia se decidió por la escuela Waldorf Valparaíso, que se basa en una pedagogía antroposófica.

"Sin ahondar en lo que es la antroposofía, creo necesario destacar que este espacio nos acogió como familia, y nuestro hijo aprende jugando y creando a su propio ritmo. Aquí las calificaciones no son un aspecto importante. Los niños y niñas son evaluadas desde una mirada amplia y a la vez detallada", dice Martínez.

Y destaca: "La profesora se enfoca en cada una de sus características. Desde su temperamento, su historia de vida, su realidad, sus intereses y necesidades. Por lo que el contenido ya no es lo esencial. De esta forma, nuestro hijo crece siendo respetado en su etapa de desarrollo. Poco a poco se prepara para la vida logrando conocerse y respetarse a sí mismo".

Educación del futuro

Desde ese punto, surge el cuestionamiento: ¿las escuelas libres o alternativas son la educación del futuro?.

Ante esto, Carla Martínez opina que "como educadora, terapeuta y madre siento que es una forma que permite que nuestros niños y niñas crezcan más sanos y felices".

"Sin embargo, es necesario ver una realidad en donde hay diversidad. Existen personas que por diferentes motivos les acomoda un sistema de educación más tradicional, y eso es válido. Lo importante que esto sea una elección, y que el aspecto monetario no sea nuevamente un bloqueo para que nuestros niños y niñas puedan tener acceso a los espacios en que realmente puedan velar y potenciar sus propias habilidades", concluye.