Vivió 13 años en centro del Sename y hoy estudia en la Upla
Luis Carroza pasó gran parte de su vida en el Hogar Enrique Callejas de Quillota, lugar del que está agradecido y hoy espera entusiasmar a otros jóvenes para que sigan sus pasos. Conozca su notable historia.
Luis Carroza Costelli hoy tiene 20 años y gran parte de su vida la vivió en el Hogar Enrique Callejas de Quillota donde llegó a sus cortos 6 años por pertenecer a una familia vulnerable de la comuna.
No fue fácil dejar el seno familiar, pero nunca dejó de recibir el amor de su madre y agradece profundamente el apoyo de los tíos y profesores que le permitieron salir adelante y ser "un sobreviviente" del sistema.
"Yo tenía 6 años cuando llegué a esa casa, vivía con mi mamá, mi papá, un hermano y uno que venía por nacer. Un día llegó a la casa una carta judicial donde mi mamá se enteró que habían hecho una denuncia por maltrato y ahí sale que me tiene que llevar a un hogar de menores. Nunca supe quién hizo la denuncia, pero la realidad era otra; habían problemas económicos más que nada, entonces mi mamá no nos podía tener bien, pero ella siempre estuvo presente, nunca me dejó de ver", relató.
Luis tiene 8 hermanos más, pero están todos dispersos. Ricardo, el mayor, vive y trabaja con su abuelo; Manuel vive con su mamá; Lisette lo hace con su madrina desde los 2 años y Thalía, la menor, vive con el papá. Francesca, Oscar y Javiera fueron adoptados y no sabe cuál es su paradero.
La vida en el centro
"Allá los niños eran separados por la situación que vivían y me tocó una vida muy tranquila, las personas eran preocupadas por los niños. A mí me pusieron en el colegio San Pedro Nolasco de Quillota y eran muy preocupados, estuve con una directora demasiado buena persona y siempre se preocupó de mí, tuve apoyo en todo ámbito", relató.
A los 8 años ya era un niño maduro y sabía lo que quería y ahí se dijo "tengo que hacer las cosas por mí, estoy solo aquí, tengo que darle y ser alguien en la vida para que mi mamá y mi entorno estén orgullosos de mí".
En el colegio los profesores, compañeros y apoderadas lo querían, la discriminación que en algún momento sufrió, le resbalaba y con el pasar del tiempo todo cambió y para mejor.
Quería saber más
Luis siempre quiso saber más, estaba muy ávido de aprender y aprovechaba cada instancia que tenía con sus profesores para discutir y debatir ideas.
"Siempre supe que iba a ser alguien más, me gustaba el tema de la salud y quería estudiar kinesiología, hice un curso de masofilaxia corporal, me gustaba la rehabilitación y ayudaba a las personas. Cuando dijeron que se iba a cerrar el hogar, estuve muy decaído y ahí me cambió el pensamiento. Empecé a ver videos de filosofía, un muy buen amigo estudia la carrera y llegó al colegio una profesora de filosofía que era fabulosa, sabía mucho y enganché con ella, conversábamos mucho y le conté que quería estudiar filosofía. Ella se emocionó mucho cuando le conté", rememora Luis.
El 2016 dio la PSU por primera vez, pero debido a que estuvo ocupado en el tema del cierre del Hogar Enrique Callejas de Quillota no estaba concentrado ni motivado para prepararse, por lo tanto, el resultado no fue lo que esperaba.
Pero no bajó los brazos y el 2017 se dio una segunda oportunidad donde ponderó 540 puntos, el puntaje necesario para entrar a Pedagogía en Filosofía en la Universidad de Playa Ancha, plantel donde ingresó a estudiar el miércoles.
"Estaba muy emocionado, me dio un ataque de felicidad, me caían las lágrimas cuando me vine a matricular. Mi amigo Sebastián, que era un educador del hogar y con quien nos hicimos muy amigos, estaba muy emocionado conmigo, me pagó la matrícula; mi mamá también estaba muy feliz, no dimensionaba lo que pasaba, pero me pidió que no dejara de estudiar, que diera todo de mí porque yo era capaz", relató.
Y continuó, "vi a muchos niños pasar. Algunos cayeron en las drogas, otros que dejaron de estudiar y otros pudieron seguir adelante y estudiar, yo creo que va en uno mismo salir adelante, uno no está solo, siempre hay gente que te quiere y en ellos hay que apoyarse. El Sename no da apoyo, para nada, pero según me dijeron los niños que estuvieron en otros hogares, el mío era muy distinto por el apoyo, la disposición, accesibilidad, el trato y la ayuda. Habían muchas falencias económicas, pero no nos faltó comida, estudios y materiales. Sobrevivíamos con las donaciones, hubo niños que estaban en mi misma situación y no salieron adelante, pero yo tengo contacto con otros que estuvieron conmigo y que están estudiando, les hablo por whatsapp, los motivo, les digo que yo pude, por eso ellos pueden. Hay que seguir con el camino y alcanzar los objetivos, siento que soy un sobreviviente".