Fue un hombre de muchas causas y muchas guerras. Todas las enfrentó con su conocida forma de ser. Las cosas eran sí o no, nada de medias tintas. Esto le valió innumerables seguidores y también algunos detractores en cuanta actividad estuvo involucrado.

Sin duda su gran pasión fue el colegio Mackay del que egresó en 1947 cuando aún el establecimiento funcionaba en el cerro Alegre. Un par de años después cuando ya el colegio estaba en Viña, observó el comportamiento desorganizado e indisciplinado de varios alumnos que cumplían castigo sabatino. Con la autoridad que le otorgaba su calidad de ex alumno no sólo los increpó sino que además los hizo formarse y marchar con militarse órdenes de mando en inglés. Así los entregó al inspector que, con una hora de atraso llegaba hacerse cargo de los castigados.

Ese fue el comienzo. Le quedó gustando. Comenzó a aparecer frecuentemente por el colegio en avenida Los Castaños. Faltaba un profesor, ahí estaba él; lo mismo si se trataba de un inspector o entrenador de rugby, deporte que le apasionaba.

Paralelamente creaba los Old Mackayans RC y luego la asociación de rugby de Viña, interesando en sus comienzos a Everton, la USM y otras instituciones que practicaban el rudo deporte en esos años.

Siguió haciendo carrera en el colegio hasta llegar a lo máximo: presidente del directorio en los complicados años 70.

Además fue uno de los grandes y reconocidos impulsores del sector industrial de El Salto, integrante de la masonería, bombero, viñamarino y regionalista.

A los 88 años perdió su última batalla. Pese a ser un "sobreviviente" de su generación, fueron cientos quienes lo despidieron. Toda su familia, otros parientes, una inmensa cantidad de amigos, algunos compañeros de su curso, delegación del colegio, antiguos rugbistas, industriales. Las semillas sembradas fueron numerosas y fecundas.

JGF, old mackayan.