Con el frío y la menor cantidad de luz solar, no es de extrañar que estemos menos activos, pero eso se puede remediar.
Con la llegada del otoño-invierno, el frío y la lluvia hace que muchos de nosotros queramos acurrucarnos bajo las frazadas y no destaparnos por nada del mundo. Los más friolentos o friolentas muy posiblemente usarán calcetines para dormir, lo que -ante el espanto del o la compañera de cama- también podría alejar cualquier atisbo de deseo sexual.
Más allá de esta forma jocosa de relatar esta escena, que quizás más de alguna vez haya vivido, existe una causa científica que explica por qué en esta época del año nuestras ganas de tener sexo podrían disminuir. La falta de luz es la mayor responsable, ya que -según estudios internacionales- la producción de serotonina del cerebro es mayor en primavera y verano. Esto ocurre a causa del aumento de la luminosidad de la luz solar, que a la vez provoca el alza de esta sustancia que funciona como un neurotransmisor. Entonces, se disparan las ganas de mantener relaciones sexuales.
Por el contrario, en las otras dos estaciones debido a que el sol se esconde antes, el cerebro adelanta la producción de melatonina, que es una hormona que actúa de manera opuesta a la serotonina, y con ello, reduce el deseo sexual. Aunque esto ocurre generalmente, también depende de la fisiología de la persona, ya que algunos podrían verse afectados en otras estaciones del año.
Por otra parte, no debemos subestimar los resfríos, que aparecen acompañados de fiebre, dolor de cabeza y catarro, lo que también ahuyenta cualquier deseo.
¿Cómo enfrentarlo?
Aunque pareciera que los meses que vienen por delante no serán muy auspicios en el plano sexual, no todo está perdido, ya que siempre se puede hacer algo contra el frío y la falta de luz. Valeria Mandakovic, sicóloga y fundadora del Sistema de Sanación Alama, explica que primero que todo es fundamental que cada persona sepa entender el ciclo de su propio cuerpo para poder funcionar armónicamente en todo ámbito, incluyendo el plano sexual.
La terapeuta recomienda no culpar siempre al frío de la baja de ganas. "Es más, quizás el frío no tenga ninguna relación con el desinterés sexual en la pareja. Para eso tenemos que revisar qué nos está ocurriendo muy internamente", indica.
Si sentimos que el frío efectivamente es una variable que entorpece el deseo sexual, indica la sicóloga, "debemos ser capaces de tener un plan de acción a la mano". Para eso, "debemos conocernos y entender qué nos gusta y qué disfrutamos más en un amplio espectro, no sólo en lo sexual. Lo primero si queremos revertir esta situación es asignarle prioridad para tener la motivación de establecer algunas prácticas", agrega.
Además, si sabemos que el frío es un factor inhibidor sexual, podemos buscar formas para temperar el lugar del encuentro sexual.
La terapeuta también propone que se incluyan elementos que disfrutamos en otros ámbitos, con el objetivo de generar un clima de placer y conexión con el erotismo. Uno de los consejos que entrega es elegir el momento del día que más nos guste, que no siempre es la noche.
Asimismo, recomienda Mandakovic, se puede comer o beber algo que disfrutemos junto a la pareja; conversar de temas que sean apasionantes y de mucho interés para ambos; jugar con aromas agradables que activen el deseo; y, disponer de elementos placenteros que estimulen sensorialmente a ambos en todo nivel: visión, sensibilidad táctil, olfato, gusto y oído.
Mirian Mondaca Herrera
salud@estrellavalpo.cl