Guillermo Ávila N.
Primeros brillos del día. Mañana soleada de viernes en el valle vitivinícola. Entre flores, fotografías y recuerdos materiales, una cavidad abierta sobre la estructura de cemento que acoge al féretro no parece estar sellada por delante. El nicho, o lo que queda de él, sobresale al vacío. Lleva a la sospecha y a la inquietud.
Allí, en un rincón del Cementerio Municipal de Casablanca, específicamente en el Mausoleo de Carabineros, un macabro escenario sale a la luz: restos óseos disgregados y un cráneo dan cuenta de un hecho inédito para este camposanto de la Quinta Región interior, con data de 1863.
Con el transcurrir de los minutos, el asombro es total para Julián Aravena, administrador, la primera persona en darse cuenta del horrendo hallazgo. Lo que más tarde se confirmaría, ya con cintas amarillas que advertían del cierre del sitio con un 'Carabineros de Chile - no pasar' , daba cuenta de que el cadáver profanado correspondería a un ex funcionario policial fallecido en 1979, de nombre Luis Riquelme, sargento primero y sin una supuesta descendencia.
Hecho aislado
Al rato, se suman otros funcionarios del lugar al suceso. Uno de ellos es Luis Rojas, encargado del Cementerio Municipal de Casablanca. Es uno de los dos cuidadores que laboran de años acá.
Aclara de entrada que es un nicho violentado y "no tres, como se especuló por ahí". Su relato toma forma: "Llegamos a las 8:30 AM , que es la hora de ingreso: un nicho estaba abierto, con todos los restos y huesos desparramados en el suelo, incluso la urna". Y acota: "Primera vez que me toca ver algo así. Para mí que fue un loco quien hizo este daño".
Ya es casi mediodía. En el perímetro clausurado, personal de Labocar realiza los peritajes. Entre la media docena de uniformados, el teniente Alberto Muñoz, de Labocar Valparaíso. A su criterio, sería un hecho aislado propiciado por sujetos -o sujeto- desconocidos quienes extrajeron restos óseos hacia el exterior para dejarlos dispersos en distintos lugares muy próximos al sepulcro abierto.
"Esto ocurrió aparentemente durante la madrugada. Fue encontrado por el guardia en su recorrido matinal quien dio aviso a Carabineros. El fiscal de turno dispuso concurrencia del equipo especializado de Labocar y la SIP de la V Comisaría de Casablanca para dilucidar el tema", sostuvo Muñoz.
Acerca de la identidad del cadáver, el teniente Muñoz corrobora: "De acuerdo a los registros, quien se encontraba enterrado y desde donde fueron extraídos sus restos óseos corresponden a un funcionario de Carabineros, fallecido en 1979".
Al rato, Patricio Marín, director del Departamento Aseo y Ornato de la Municipalidad de Casablanca, entidad a cargo de la administración del cementerio, emite su percepción al paso. "Es un hecho totalmente aislado que no había ocurrido en mucho tiempo. Hay que esperar lo que diga la investigación de Carabineros".
Marín aclara que esto afectó a una sola tumba, "no tenemos apertura de ninguna otra. Aparentemente no sustrajeron nada, tal vez fue por ver qué había adentro, curiosidad o desmanes. No sé ve otra motivación".
Segundo Lobos, jardinero, dice que lleva toda una vida al oficio entre criptas y tumbas. Asegura ser el funcionario más antiguo en este camposanto. Está a la espera de la autorización para dar el sello terminal. Es decir, reducir al funcionario policial, dejarlo en una bolsa y darle la sepultura como corresponde en su nicho.
Apunta al exterior del recinto. Reitera que afuera hay prostíbulos. Y que "también por allí muchos se dedican a consumir drogas y tomar".
Si bien se hicieron algunos cercos en el camposanto, a su juicio, no resulta complicado que quien lo quiera pueda ingresar al cementerio de noche… "para así realizar desmanes". Lo que más hace falta, argumenta Lobos, es una persona que esté de planta vigilando de noche.