Las súper mamás de Valparaíso fueron regaloneadas con todo
Flores, paseos, almuerzos, globos y corazones para las festejadas. También hubo reconocimientos para aquellas que han dado la vida por sus hijos.
Gente caminando con ramos de flores, regalos, globos con forma de corazón y otros chiches, atravesaban el plan porteño durante la jornada de ayer. Hijos e hijas se aprestaban a celebrar a las reinas de la casa.
Un nuevo Día de la Madre, una jornada familiar para compartir y aprovechar, en una fría mañana que incluyó regalos, paseos por las plazas Victoria y Parque Italia, para coronar con suculentos almuerzos en los restaurantes porteños.
Las pizarras de los restaurantes ofrecían menús especiales para la ocasión, adornados con globos rojos y blancos que dan la bienvenida a los comensales.
En la calle, cada esquina exhibía a un vendedor de rosas, peluches o globos, ofreciendo sus productos a módicos precios para los olvidadizos que no alcanzaron a comprar nada.
En los parques, todo era paseos, juegos y uno que otro engañito para regalonear a las mamis.
Algunas de ellas, muy primerizas, se aprontaban para su primer Día de la Madre, como fue el caso de Nataly Lagos, madre hace apenas cuatro meses.
"La verdad es que esta es la primera vez que lo pasamos acá en Valparaíso, y vinimos a pasear un rato, nos acompañó mi sobrino", cuenta la festejada mientras en un coche a su lado, la pequeña Celeste duerme plácida.
Respecto de la experiencia de ser madre, cuenta que "es una fecha especial, una alegría bastante grande. La experiencia de ser madre es algo hermoso, pero traumático por todo lo que fue el trabajo de parto, pero eso ya pasó y la satisfacción llega cuando uno la ve".
En una mesa llena de platos y piscos sours, Margarita Paredes y sus dos hijas le expresaban todo su amor y agradecimiento con un almuerzo dominical. "Ahora que las chiquillas están grandes, siempre me invitan a comer algo, a mí me encanta la comida peruana así que yo feliz con estas sorpresas para el Día de la Mamá, se portan un siete", agradece Margarita.
Una súper mamá
Una madre con una labor particularmente esforzada, recibió un más que merecido regalo.
Se trata de Lucinda, una mujer de 75 años que ha pasado 38 de ellos cuidando a su hijo Felipe, quien nació con severos daños neuronales, producto de una mala utilización del fórceps en el trabajo de parto. Quedó con un 75% de discapacidad mental, sin poder hablar y con constantes episodios de epilepsia, lo que se traduce en un grado de dependencia absoluta. Nunca conoció a su padre, ya que éste no se ha hecho presente, por lo cual Lucinda es su único apoyo.
"Lo lavo, lo baño, lo llevo al baño a hacer sus necesidades, lo visto, le doy su comida, lo acuesto. Hago todo, estoy todo el día con él. Sólo salgo cuando tengo que comprar algo o cobrar mi pensión y una vecina me ayuda a cuidarlo. Pero me da miedo y me vengo de inmediato a la casa, para ver a mi hijo, para estar con él. Vivo pensando en mi hijo", cuenta la porteña.
Viven solo de la pensión de discapacidad de Felipe y de la de vejez de Lucinda ($208 mil pesos sumados entre ambas), pero todo esto cambiará, gracias a una pensión de gracia que le entregó la Gobernación Provincial de Valparaíso.
Se trata de una ayuda económica permanente, de $261.249 mensuales, que se entregan a casos de extrema vulnerabilidad social, cuyos méritos son revisados por una Comisión Especial del Ministerio del Interior. Esta mensualidad les permitirán solventar de mejor manera las necesidades de esta esforzada y dedicada madre y de su hijo.