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El sueño del "Pibe": jugar por Santiago Wanderers

Equipos de la Corporación caturra compiten desde las series infantiles a las adultas, seniors y femeninas en la liga que organiza la Asociación del Cerro Cordillera.
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Gino Henríquez C.

No existe un solo hincha de Santiago Wanderers que no haya soñado en algún momento de su vida jugar por el club y salir a la cancha vistiendo la camiseta verde del Decano. Pero la realidad casi siempre choca contra los anhelos y al final son unos pocos los que llegan a ser futbolistas profesionales.

Pero eso cambió, porque la Corporación Santiago Wanderers decidió hace un tiempo incursionar en el fútbol amateur y hoy muchos niños, jóvenes, adultos, seniors e incluso mujeres se pueden dar el gusto de defender al conjunto caturro. Claro, con algunas diferencias, porque no lo hacen por dinero (ya que incluso les genera un gasto mensual tener que hacerlo) y en su gran mayoría son hinchas que antes sólo podían demostrar su amor por el club alentando desde la tribuna de un estadio.

Después de la pega

Además, los entrenamientos se tienen que realizar de noche, luego que los jugadores cumplen con su jornada laboral o de estudios, como ocurre con las series adulta y senior, que hace unas semanas está entrenando Juan "Carmelo" Rivero, ex lateral, entrenador y capitán de Santiago Wanderers. La cita es los lunes a las 20 horas en el Alejo Barrios.

"Esta idea partió en el 2016 en seniors y ya se estaba gestionando el contar con adultos, además de los infantiles. Yo llegué a través de una invitación que hizo la Corporación y con el tiempo fuimos sumando gente, pero sólo este año hemos tomado fuerza...más que un equipo de fútbol somos un grupo de amigos que disfruta de jugar juntos", comenta Nelson Soto, profesor de matemáticas y jugador-coordinador del equipo seniors.

Soto agrega que llegaron a la liga de Cordillera porque la cancha de la Guillermo Bravo fue la primera que les cedieron para poder entrenar.

"Estamos haciendo una labor social muy importante con la rama de fútbol que dirige Rodrigo Espinoza", apunta el "profe", junto con decir que "por eso en nuestras infantiles, que dirige Óscar Gallardo, hay muchos niños de Cordillera que queremos proyectar al equipo que tiene la SA de Wanderers".

"El sueño de todo hinchas es poder jugar por Wanderers", añade lleno de orgullo Soto, "y ahora se nos está dando esta gran posibilidad... es el sueño del pibe, porque además la gente nos va a ver y nos alienta tal como lo hace con el equipo profesional".

En tanto, Camilo Guerrero (enfermero de profesión), quien pertenece al equipo de primera adultos, cuenta que poco a poco han ido encontrando un buen nivel de juego de la mano de Rivero y sumando futbolistas en todas las categorías.

"Se ha ido materializando un trabajo con las infantiles y luego con las series adultas. Este año también se sumó una categoría femenina que va a jugar su primer campeonato. Ha sido una experiencia muy positiva, porque podemos vestir la camiseta de Wanderers", indica Guerrero.

"Por otro lado", prosigue el enfermero jugador, "la experiencia de ser capaces de organizarnos y convocarnos como wanderinos desde la gestión de una rama que tiene 60 niños, 20 jugadores en la adulta, 15 a 20 en la seniors y 20 más en las femeninas ha sido muy importante y significa que somos más de cien personas que funcionan en torno al club".

Todos advierten, en todo caso, que la meta no es ganar campeonatos y que la convocatoria es abierta para todos, aunque los cupos son reducidos y tienen algunas exigencias, como la asistencia a los entrenamientos o el pago de una cuota mensual.

Para Juan "Carmelo" Rivero la experiencia de entrenar a estos equipos ha sido enriquecedora. "Llegué a mi casa, quizás no de la forma en que algunos esperaban, pero estoy muy cómodo, primero porque me encontré con gente wanderina y segundo, porque son muy dedicados y responsables".

Pero el experimentado DT advierte que sus expectativas son altas: "Me dijeron que íbamos sólo a participar, pero les dije que si íbamos a entrenar en serio teníamos derecho a aspirar a ganar y a competir... hay para hacer eso y lo hemos demostrado con los últimos buenos resultados".

Tras 6 años de espera y largas diálisis, recibió un nuevo riñón

Francesca Maquiavello García, madre de dos hijos de 19 y 15 años, es la trasplantada número 4 del 2018 en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar.
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Priscilla Barrera Llanos

Sin aviso previo los riñones de Francesca Maquiavello García fueron disminuyendo su funcionalidad, hasta llegar a un escaso 4%. Trabajaba en un banco, se había separado, tenía a sus dos hijos con ella y simplemente se dejó estar, postergando y haciendo caso omiso a las señales que le estaba entregando su cuerpo.

Cuando sus riñones le dieron el último aviso, la única alternativa fue iniciar tratamiento de diálisis. Tres veces por semana debía someterse a agotadoras sesiones de 4 horas. A pesar de su optimismo, de su fuerte personalidad, su cuerpo ya estaba agotado. Tuvo que dejar de trabajar y pensionarse antes de los 40 años. Su única alternativa era el trasplante.

"Me pensioné por invalidez y me cambié de la isapre a Fonasa. Tuve que partir todo de cero y recién entonces quedé en lista de espera para trasplante en el sistema público. Eso fue el 2012, pero mi enfermedad comenzó 6 años antes", recuerda.

Fue un trayecto largo y difícil el que debió recorrer hasta que el pasado lunes 7 de mayo, a las 7 de la mañana, recibió el llamado que pensó nunca iba a recibir.

"Me dicen 'salió un posible donante'. Como habían pasado tantos años, pensé que era broma, uno se vuelve un poco incrédula. Entonces me dijeron que tenía que estar atenta para trasladarme al Fricke (...) Me vine, me dializaron dos horas y me trasplantaron. Tuve mucha suerte", recordó ayer poco antes de recibir el alta.

Francesca está agradecida. Primero con el donante anónimo y su familia y especialmente con el equipo médico del hospital Gustavo Fricke, centro de referencia nacional en trasplante.

"Es impresionante el nivel del equipo médico, de todos los profesionales", destacó.

Para esta viñamarina, hay un antes y un después del 7 de mayo y aunque reconoce han sido días complejos, siente que ha ido evolucionando positivamente.

"Vale la pena, es un cambio de vida que ahora recién voy a empezar a vivir. Estoy aliviada, voy a poder hacer todo lo que no había podido hacer. Quiero estudiar, volver a trabajar, tengo muchos planes", manifestó radiante.

Antes de terminar la entrevista, Francesca comparte una reflexión. "Es impresionante la cantidad de personas que está esperando por un órgano. La gente no dona porque hay una mala información... tienen que atreverse, que si existe la posibilidad de dar vida, hay que ponerse la mano en el corazón y donar".

Regalar vida

Gabriela Cruz, enfermera coordinadora de la unidad de procura de órganos del Hospital Fricke resaltó que tras este cuarto trasplante volvió a reactivarse la donación de órganos.

"Habíamos pasado unos meses con un poco de laguna en este sentido, pero efectivamente este fin de semana se reactivó con un paciente que luego de una complicación de sus patologías de base llegó a la muerte cerebral y su familia en un acto de altruismo y de solidaridad anónima decidió ser donante, fue una donación multiorgánica (...) Se beneficiaron tres personas, uno fue nuestro y el segundo benefició a 5 personas porque fue donante de órganos y de tejidos, porque además donó las dos córneas. En total fueron 5 personas las que fueron receptoras", destacó la profesional quien añadió que en particular la familia del donante manifestó su acto de voluntad antes de que el equipo médico se lo planteara.

Un donante, varios receptores

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Pareciera una frase hecha, pero es más que eso y el mejor ejemplo es que el mismo donante que hizo posible el trasplante de Francesca, benefició a otros dos pacientes más. "Fue una procura multiorgánica, en la que se entregó hígado y los dos riñones, uno de esos riñones quedó aquí en nuestro hospital que es el riñón casa y fue trasplantado ese mismo día con muy poquitas horas de isquemia fría lo que hace que sea muy bueno el pronóstico, esto se logró gracias a que estamos todos muy bien coordinados, ya estamos muy preparados para que estas alertas sean muy bien manejadas", dijo Pablo Riera, médico jefe del Servicio de Urología, Trasplante Renal y Procura. El especialista agregó que " se trasplantó a la paciente al mediodía y al término del procedimiento que fue aproximadamente a las 2 de la tarde ya la paciente estaba orinando, eso quiere decir que el riñón rápidamente recuperó función y en este momento la paciente se encuentra en muy buenas condiciones fuera de riesgo".