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Pelucas de colores aliviarán el invierno de los peques con cáncer

Una idea de verano de la Fundación Las Brujitas, para que las pequeñas cabecitas de niños y niñas con cáncer puedan pasar un mejor invierno. Su origen se remonta a los hospitales europeos.
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Sebastián Mejías .O - La Estrella de Valparaíso

Hace cinco años que Pamela Flores dio vida a la Agrupación Social Las Brujitas. Lo hizo en un primer momento, como dice, "por una enorme necesidad de ayudar, con completadas, actividades y tantas otras cosas, a los niños que tienen que esperar por costosos tratamientos". Al principio la tarea era llevar alegría a los pequeños de cerro que más lo necesitaban, un sentimiento que se fue modificando con el paso del tiempo, en la medida en que Pamela se iba familiarizando con los casos que el destino atravesaba en su camino.

"De la alegría a la rabia más profunda", así describe esta desconocida filántropa, su tránsito emocional, en estos cinco años que lleva dedicada a sus brujitas. Rabia porque cree "que no es justo que, en pleno siglo XXI, tengamos que seguir haciendo completadas para alcanzar una misión que se hace imposible, con tan costosas operaciones. Familias desesperadas por no poder pagar los millones, decenas de ellos, que podrían salvar una vida".

Esa rabia la motivó a establecerse sola, como dice, pero con el apoyo de miles de otros seguidores en las redes sociales y de otros tantos desconocidos que la apoyan en sus campañas que hace cotidianamente, para juntar plata o llevar alegría a algunos pequeños. Hoy día son 67 los menores que están siendo apadrinados por su Agrupación Social Las Brujitas. Historias muy distintas entre sí que, Pamela, asegura son tan potentes como dramáticas.

De esa se forma y a partir de una multiplicidad de campañas que resultaron ser un éxito, con el apoyo de mucha gente y la vitrina de los medios de comunicacional, se fue fraguando este verano una idea que, por estos días, está llevando a las Brujitas a otras regiones fuera de Valparaíso. Lanalegría surgió de la colaboración entre la Agrupación Social Las Brujitas y Oncounidos Chile de Santiago en la búsqueda por realizar alguna actividad para aliviar el frío invierno en las cabezas de los niños con cáncer.

Pelucas de color

El objetivo de Lanalegría es cubrir con, al menos, un poco de felicidad y distracción a los niños que hoy día se encuentran en las ocho unidades oncológicas, de los distintos hospitales que hay en la región. Adportas de materializar esa ilusión, Pamela Flores cuenta que la idea surgió en los meses de verano de este 2018, partiendo con una petición por redes sociales, para que la gente donara lana.

"Queríamos hacer en Santiago y en Valparaíso una tejetón y que fueran las mismas personas las que pudieran con sus manos hacer gorritos y pelucas, que después serían entregadas a estos niños, pacientes oncológicos", sostiene. Fue tan grande el apoyo que hoy día, desde Antofagasta hasta Punta Arenas, hay personas que se dedican a tejer para apoyar la iniciativa.

Se iniciaron con la ambición de amar 500 pelucas y ya van en más de mil, imaginando poder llegar a todos los departamentos de oncología en los hospitales de Chile. Los tejedores de alegría los hay en todos los rincones de Chile lo que, para Pamela, era impensado tomando en cuenta que esto nació para los niños de los cerros de Valparaíso y Viña del Mar.

"Los orígenes de Lanalegría se encuentran en toda esa gente que pregunta, constantemente, cómo es que se puede donar pelo a los niños con cáncer. El problema es que esas pelucas las hacía la peluquería Avatte que, tras fallecer su dueño, dejaron de hacerlas", comenta la fundadora de las Brujitas.

"Hagamos pelucas, pero hagamos pelucas divertidas", fueron las palabras fundacionales. En eso se encontraron con que actividades así se hacen, regularmente, en hospitales de Europa. "Una idea de verano pensada para el invierno", asegura Pamela.

Pelucas personalizadas con todos los súper héroes de moda y con trenzas, recibirán no sólo los pacientes infantiles de oncología en la región de Valparaíso, sino que en todo el país, para "que estén calientitos y que puedan abrigar su cabecita que perdió todo el pelo tras la exposición a la quimioterapia".

Al menos en la región de Valparaíso las pelucas serán repartidas la primera semana de junio, tanto en el hospital Gustavo Fricke como en el Carlos Van Buren. Pamela espera ver, ese día, un sinfín de caritas sonrientes porque fue para eso que gestó esta campaña.

Lo que vendrá

La otra campaña que están sacando adelante las Brujitas, tiene que ver con el pequeño Cristofer Alvarado, de un año y diez meses, diagnosticado con un tumor cuyo tratamiento es necesario importar desde Estados Unidos. El medicamento se llama Tiotepa y tiene un valor de más de catorce millones de pesos que la familia decidió pagar de todas formas, por medio del endeudamiento.

Brujitas no quiso quedar al margen de este caso y ahora Pamela armó una rifa- que sorteará viaje y estadía a Mendoza- con mil números a mil pesos cada uno, para poder llegar al millón y cubrir los pagares que, mensualmente, ascienden a cuatrocientos mil pesos. "Es harta peguita, pero es bonita", dice Pamela Flores, reconociendo que su esfuerzo, acompañado de una serie de otros actores, se funda en la alegría, pero también en la rabia. Vuelve a la rabia Pamela porque más allá de su trabajo en una pastelería, esta es su verdadera pasión. "Me encantan los niños y quiero que estén bien y alegres, pero me duele que como país, la situación que viven los niños que sufren enfermedades catastróficas sea tan mala. Y el Estado todavía no asume esa responsabilidad, mientras los niños se mueren porque la deudas llegan a cuarenta o cincuenta millones de pesos", sentencia.

Para que Brujitas pase a ser algo más en ese esfuerzo, es que quieren convertirse en ONG y así obtener la anhelada personalidad jurídica. Podrán después optar a fondos públicos en su lucha por llevar estabilidad a los niños enfermos de Valparaíso y de Chile entero.