Artistas porteños se ríen del típico doble estándar de los chilenos
Lobsang Durney y Pablo Villegas se inspiraron en las contradicciones propias de nuestra sociedad para reflejarlas en culturas y esculturas que exhiben en El Farol.
Marcela Küpfer C.
En el arte, no siempre es fácil trabajar "de a dos". Hay que hacer a un lado los egos, buscar puntos en común y sostener una armonía con el otro, para que el resultado de la obra esté "a la altura".
Algo de esa dualidad es la que exploran los artistas porteños Pablo Villegas y Lobsang Durney en su muestra "DobleStandard", inaugurada esta semana en la sala El Farol del Centro de Extensión de la UV, donde escultor y pintor trabajaron "a cuatro manos" para dar vida a una exposición que refleja, con ironía y sentido del humor, el ya clásico doble estándar de la sociedad chilena.
Para Durney y Villegas no fue difícil trabajar en conjunto. Son compañeros de generación, con un fuerte arraigo porteño y, sobre todo, comparten una visión aguda acerca de la realidad, que cada uno ha reflejado en sus obras anteriores. Durney, desde la pintura, con sus coloridos artefactos imposibles y surrealistas; y Villegas desde la escultura, con sus sugerentes figuras de aluminio, bronce y madera.
En "DobleStandard", el desafío fue reflejar -uno en pinturas y el otro en esculturas- aquellas situaciones tan propias de la sociedad chilena actual, donde no todo lo que se dice o se hace tiene su correlato en la realidad.
"En Chile, los individuos vivimos en un estado de doble estándar, en mayor o menor grado, funcionando bajo una máscara social o moral que rige nuestras acciones, percepciones y juicios. Vivimos felices por poseer objetos que no necesitamos, compramos dos automóviles teniendo un solo trasero, nos endeudamos para sentirnos libres, tenemos una vida de mierda 350 días del año para poder pagar 15 días en el Caribe, fotografiamos finísimos platos en restoranes caros, para luego comer arroz con vienesas toda la semana... Todas esas contradicciones son consecuencias de una realidad trastocada por el poder y que de alguna manera esta exposición busca reflexionar", señala Pablo Villegas.
Para la exposición, los artistas seleccionaron trece frases típicas, como "se vende humo", "... en el ojo", "está mal pelado el chancho" o "están vendiendo la pescá", a partir de las cuales cada uno realizó una obra.
Estas trece temáticas, reflejadas en 26 pinturas y esculturas, son las que se exhiben hoy en El Farol.
-¿Cuál es el mensaje que quieren transmitir con "DobleStandard"? ¿Cómo perciben ustedes ese concepto en la sociedad chilena?
-(Villegas) Desde mi vereda, en esta exposición buscamos retomar el arte crítico, ese con responsabilidad social, una reflexión que enfrente al poder, poder que atraviesa todos los ámbitos en la vida del individuo, deformando y reestructurando la moralidad, la justicia y la realidad misma.
-(Durney) La sociedad en que vivimos sabemos que juega al doble estándar, porque por un lado pretende lo políticamente correcto pero por otro lado hace lo contrario. En el fondo, las obras tratan de reflejar o ser un mirage al ser profundo de esta sociedad. Que el arte en buena onda refleje lo que en parte vemos como pecado doméstico, del que no nos damos cuenta, pero que nos guste o no, es un pequeño pedazo de identidad al fiel estilo de un placer culpable.
-¿Cómo fue la dinámica de trabajo?
-(Villegas) Cada uno propuso cinco títulos en un principio para tener diez en total y cada uno trabajaría las obras en base a los títulos propios tanto como del compañero. Luego agregamos tres cada uno, pero también compartiendo títulos. El trabajo fue de compartido, algunas imágenes e ideas se pasaban de aquí para allá, pero nunca tuvimos una visión general del trabajo de otro, por eso el trabajo final fue en gran sorpresa. Trabajar con Lobsang fue una gran experiencia ya que nuestras formas de trabajo son muy distintas tanto en técnica como en metodología.
-(Durney) Creo que fue una total sorpresa, esa era la gracia, no saber lo que el otro estaba haciendo con los títulos compartidos. De todas maneras lo que nos unía espiritualmente en el sentido artístico, era el saber que no sobreconceptualizamos las ideas, íbamos directo al grano, o literalmente las obras coincidían con los títulos sin muchos rodeos. Ese arte en lo personal me gusta, sobre todo porque estamos en ese surrealismo que de poco tiene ese prefijo.
-En esta muestra, el lenguaje es fundamental, pues resulta un complemento muy adecuado para lo visual, a través de los títulos. ¿Cómo se relacionan con el lenguaje hablado a partir de sus perspectivas como artistas visuales?
-En mi caso siempre he trabajado en función a un concepto el cual se encuentra verbalizado en mi cabeza, para luego ser llevado a la forma tridimensional. Los dichos populares o refranes también han sido fuente de inspiración para muchas de mis obras ya que éstos contienen gran sabiduría y mucha crítica social. Es por eso que tengo una relación muy cercana con el lenguaje en mis obras. Me gusta que cada título logre reflejar el alma de mis obras.
-(Durney) En el arte, y sobre todo después de Duchamp, se manifiesta un arte sobreretórico, alambicado y críptico. Lo que hacemos es volver a esa simplicidad, entre comillas, para desde ese escenario relación título obra, o relación imagen concepto, partir por proyectar una idea, algo que vaya más allá de la consigna, sino que sea una reflexión más pura, directa al publico tenga la educación que tenga.
marcela.kupfer@estrellavalpo.cl