Dirigentes y jugadores, los otros grandes responsables del fracaso
Pablo Sánchez, por ningún motivo puede llevarse todas las culpas en la más que discreta campaña de Everton, ya que de partida trabajó -e hizo lo que pudo- con un plantel corto y mal estructurado.
Sería de una injusticia tremenda catalogar y/o sentenciar a Pablo Sánchez, como el gran responsable del fracaso -rotundo y categórico- que tuvo Everton, en su primer semestre futbolero del 2018. Y es que "Vitamina" fue sólo parte de una cadena de errores en donde tanto los jugadores del primer equipo, como los propios directivos... tuvieron mucho que ver.
Y entre estos se apunta a Ignacio Hierro (director deportivo y encargado de conformar el plantel y la llegada de refuerzos) y Pedro Cedillo (presidente), quienes, a la luz de los resultados, no lo hicieron bien en este comienzo de año.
Es cierto, Everton remato 4° en el pasado torneo de Transición 2017 y con jugadores que incluso fueron premiados y distinguidos a nivel nacional como Juan Ezequiel Cuevas, Iván Ochoa y Cristián Suárez, muchos pensaron -y pensamos- que al equipo de "Vitamina", no había que hacerle muchos cambios o retoques. Y en ese sentido, la directiva mantuvo al grueso del plantel, sólo dejando partir a Sebastián Pérez (hoy en Palestino), Jaime Carreño (que volvió a la UC), Franco Ragusa (a préstamo en Rangers), Raúl Becerra (que partió a Iquique) y el joven Steven Almeida, que retornó a México. Con 5 "bajas", se suponía que como mínimo... llegarían 5 refuerzos y/o reemplazantes. No obstante, y para privilegiar el "Modelo del Grupo Pachuca" que gusta de los planteles cortos de aproximadamente 20 jugadores, que Everton sólo trajo a 3 refuerzos: el atacante mexicano Marco Bueno, que estuvo lejos... pero muy lejos de convertirse en un aporte para Everton; el volante ofensivo proveniente de Ñublense, Ignacio Ibáñez (que poco y nada mostró) y un arquero inexperto y desconocido como Leonardo Figueroa (ex Cobresal), que no cumplió con el requisito de ser una real competencia para el siempre cuestionado Eduardo Lobos.
Así las cosas, Everton se convirtió en uno de los planteles más corto del fútbol chileno al utilizar a 19 profesionales y 3 juveniles en 15 fechas, contra los 25 que utilizó Palestino y Curicó Unido o los 26 de Colo Colo y 27 de la "U", por nombrar a algunos.
Por lo demás, recurrir a 20 ó 22 jugadores para torneos cortos como el de México, es aceptable. El problema es que -a diferencia de lo que sucede en la liga azteca- los planteles pueden reformularse y potenciarse a mitad de año. Y acá en Chile, los refuerzos de Everton y todos los equipos (al ser un sólo torneo largo) no pueden superar los 3 jugadores, por lo que Hierro , Cedillo y compañía... no pueden equivocarse.
Bajas individuales
Ahora, junto al técnico Pablo Sánchez, también debieron haber partido de Everton -por mal rendimiento- unos cuantos jugadores, partiendo por un golero que no da garantías como Eduardo Lobos (y que regaló la clasificación en la Copa Sudamericana) y los propios Ibáñez y Bueno, que no aportaron nada al equipo. Y si a esto se suman la marcada baja individual de Rodríguez, Ochoa, Mugni y el mismo Cuevas; más los errores puntuales -pero que costaron puntos- de "Paco" Venegas, Alucema e incluso Zúñiga- y las "pataletas" del goleador Patricio Rubio (que se ganó casi todas sus tarjetas... por reclamos al árbitro), que por ahí se entiende porque Everton en hoy en día, el sotanero del fútbol chileno.