Cuando todo es negro o blanco: podría ser Borderline
Esta patología, denominada también trastorno límite de la personalidad, aún no tiene un origen claro establecido, pero en ella influirían factores genéticos y ambientales.
Es más diagnosticada en mujeres, aunque todavía no se sabe bien el porqué. Quienes la padecen tienen conductas autodestructivas, que pueden llevar al suicidio.
Hace algunos días la exparticipante del programa"Rojo", Katherine Orellana, confesaba en vivo a través de la televisión y para todo el país que fue diagnosticada con Borderline o trastorno límite de la personalidad. Aquella patología mental sería la respuesta para sus constantes episodios de abuso de alcohol, drogas y violencia intrafamiliar, que han estado presentes en distintas etapas de su vida. Problemas que, tras un largo tratamiento y rehabilitación, al parecer está comenzando a dejar atrás.
Pero aunque hay mucho que estudiar todavía, por lo enigmática de la mente humana, este trastorno seguramente ya lo hemos escuchado en otras ocasiones, porque ha sido asociado a célebres personalidades conocidas a nivel mundial, como la fallecida Amy Winehouse, Angelina Jolie o Courtney Love, entre otras. Pero, más allá de oir el nombre de esta patología, pocos conocen de manera certera de qué se trata e incluso tienden a confundirla con la bipolaridad.
¿Qué es?
En 1980, el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, tercera edición (DSM III por sus siglas en inglés) enumeró por primera vez al trastorno límite de la personalidad como una enfermedad diagnosticable.
Ulises Ríos, psiquiatra y docente de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, sostiene que como en muchos ámbitos de la psiquiatría, "este trastorno es una mezcla donde no sabemos bien a ciencia cierta qué porcentaje es genético y qué porcentaje es ambiental, pero sin duda es una combinación. En el trastorno límite de la personalidad hay un porcentaje genético a propósito de algunas frecuencias que se repiten en ciertas familias, pero influye también de manera muy importante la etapa temprana de crianza". En la infancia, estudios han asociado el Borderline con maltrato infantil (sicológico, físico o sexual), es decir, cuando existe trauma. "Desde ahí se piensa que hay un factor bien importante del estrés temprano", apunta el profesional.
El trastorno límite de la personalidad generalmente se diagnostica durante la adolescencia o la adultez temprana. No obstante, en cuadros más graves se podrían notar ciertos síntomas ya en la infancia. "Niños a los que les cuesta regular las emociones o niveles muy importantes de angustia durante la infancia o sintomatología de impulsividad, podrían ser señales sintomáticas muy tempranas", comenta Ríos.
La adolescencia es el período de la vida donde más notorio se hace el trastorno, ya que es cuando las personas comienzan a interactuar socialmente de manera más frecuente. En esta etapa, "una de las características es que muestran grandes dificultades en los patrones de relaciones con otros, de relaciones cercanas, entonces esos vínculos suelen ser muy tortuosos, dificultosos", sostiene el psiquiatra.
Sobre todo en el caso de los adolescentes, insiste el profesional, se debe ser cauto en el diagnóstico de la patología, ya que en esta etapa de la vida se habla más bien de trastornos en el desarrollo de la personalidad. Esto "porque un cerebro se desarrolla aproximadamente hasta los 28 años. Entonces, uno no podría hablar a los 15 años de una personalidad ya formada, entonces ahí se habla de alteraciones del desarrollo de la personalidad. Obviamente hay un curso que puede ser patológico, pero en el que el cerebro todavía se está desarrollando", indica Ríos.
Sobre la constante asociación que hace el común de las personas con la bipolaridad, Ríos recalca que son enfermedades completamente diferentes. En particular, el trastorno bipolar es una enfermedad del ánimo que se caracteriza por episodios depresivos en alternancia con episodios que se llaman maníacos, que son todo lo contrario a una depresión, "son episodios de exaltación anímica que se llaman manías, que son episodios anímicos que son recurrentes en el tiempo", detalla el docente. En el caso del Borderline, se trata de un trastorno de la personalidad que, aunque aún no existen cifras concluyentes, se estima que afecta a entre el 10 y el 15% de la población en el mundo.
Síntomas
Las señales que pueden alertar sobre la presencia del trastorno son variadas. En lo medular, las personas tienen lo que se llama una difusión de identidad, indica el psiquiatra. En palabras simples, tienen una dificultad para "leerse" a sí mismos. "Hay problemas con la identidad en ese sentido. A las personas les cuesta mucho reconocer sus propias emociones, tienen gran dificultad para definirse quiénes son ellos mismos, no desde el punto de vista psicótico, sino que desde el punto de vista de esta dificultad (...) En el fondo, todos tenemos una idea de sí mismo bastante integrada, que es lo que en el caso de ellos tendrían más dificultad", detalla Ríos.
El segundo elemento diagnóstico tiene que ver con los mecanismos de defensa, en cómo se puede lidiar con situaciones estresantes, con la vergüenza o con la angustia.
El profesional recalca que "en el caso de los pacientes con trastorno límite de la personalidad, usan lo que se llama defensas primitivas, que en el fondo son defensas no muy saludables. Por ejemplo, una persona empieza a experimentar un momento muy grande de angustia, a un punto que eso los sobrepasa y piensan en hacerse daño para poder aliviar esa angustia. Entonces, también la relación con los otros es blanco o negro, todo o nada, les cuesta ver matices". Así hay patrones de inestabilidad en la relación con los otros, dificultad para manejar momentos grandes de angustia, para el control de los impulsos, mayor presencia de sintomatología depresiva y también mayor probabilidad de tener episodios de autoagresión, sentimientos suicidas e intentos de suicidio.
En el caso de las autoagresiones esto ocurtre principalmente en momentos de crisis o descompensación de la patología. "Algunas son intentos de suicidio, propiamente tal, y en otras ocasiones se dan como autoagresiones que son, por ejemplo, cuando se cortan los brazos, que a veces no tienen un fin suicida en sí mismo, pero sí a veces está autoagresión cumple el rol como de aliviar un síntoma psíquico, como la angustia, por ejemplo", sostiene Ríos.
El diagnóstico de la enfermedad es clínico. Este se realiza después de varias entrevistas realizadas por psiquiatras. Habitualmente se necesita más de una entrevista para poder tener más seguridad acerca del diagnóstico. A veces hay que hacer un seguimiento diagnóstico para poder tener mayor certeza, pero siempre éste es clínico.
Tratamiento
El eje central del tratamiento es la psicoterapia. El paciente debe iniciar un proceso que suele ser largo, y también hay que acompañarlo de un manejo farmacológico de los síntomas. Ríos detalla que "en el fondo, con la psicoterapia los pacientes aprenden, por ejemplo, a controlar mejor su angustia, aprenden a controlar mejor sus impulsos, aprenden a leerse mejor, aprenden a usar otros mecanismos de defensa menos primitivos, más elevados o más saludables y con los fármacos lo que uno consigue es un poco atenuar la intensidad de los síntomas".
Con algunos fármacos también se pueden regular ciertas cuotas de impulsividad, mientras los pacientes aprenden a controlar mejor sus impulsos. Con los fármacos se podría ayudar a que quienes tienen el trastorno límite de personalidad, en el caso de presentar sintomatología anímica, se vean más aliviados.
Cuando existen alteraciones del sueño también con los medicamentos se ayuda a aliviar eso y a que los pacientes duerman mejor. "Siempre es bueno entender que el fármaco está dirigido hacia un alivio de síntomas y la psicoterapia está dirigida a la modificación de la estructura de la enfermedad, de la personalidad. Fármacos dirigidos hacia la angustia, fármacos dirigidos hacia la impulsividad, fármacos dirigidos hacia la inestabilidad anímica. Y ahí uno va ocupando diferentes combinaciones", enfatiza el profesional.
Recomendaciones
El psiquiatra insiste que cuando se sospecha la presencia de la patología se debe consultar de manera temprana. "El diagnóstico no es sencillo. Si uno ve como padre o como madre alguna alteración importante en los niños consultar precozmente, eso diría primero. Eso se llama prevención de detección temprana. En cuanto a prevención nosotros debiéramos estar súper alerta de cómo cuidamos la infancia. Si las medidas de salud pública estuviesen enfocadas en justamente cuidar más la infancia y promover los vínculos seguros con los papás y las mamás, también de alguna forma estaríamos previniendo este trastorno a futuro".
Habitualmente los pacientes con trastorno límite de la personalidad tienen una alta comorbilidad de otras patologías psiquiátricas. Cuadros anímicos por un lado, más probabilidades de depresión, de abuso de sustancias, de drogas o alcohol, y también una alta posibilidad de que se presenten cuadros ansiosos, como crisis de pánico.
Otras enfermedades que se podrían manifestar de manera conjunta con el trastorno lìmite de personalidad son la diabetes, la presión arterial alta, el dolor crónico de la espalda, artritis y fibromialgia. Estas afecciones están asociadas con la obesidad, que es un efecto secundario común de lo medicamentos recetados para tratar el trastorno límite de la personalidad así como otros trastornos mentales.
Las mujeres con el trastorno límite de la personalidad son mas propensas a tener trastornos concurrentes como, depresión mayor, trastornos de ansiedad o de la alimentación. En el caso de los hombres, el trastorno límite de la personalidad es más probable de coincidir con trastornos como abuso de sustancias y el trastorno de personalidad antisocial.
Según la National Comorbidity Survey Replication, aproximadamente el 85 % de las personas con trastorno límite de la personalidad también cumple con los criterios de diagnóstico para otras enfermedades mentales.
ULISES RÍOS DÍAZ.
Mirian Mondaca Herrera
salud@estrellavalpo.cl