Exseminarista revive denuncias y apunta al obispo Duarte
Mauricio Pulgar y otros compañeros acusaron al actual prelado porteño y a otros párrocos por abusos, encubrimiento y manipulación de conciencia. Su causa fue sobreseída por prescripción, pero quieren reunirse con monseñor Scicluna.
Fue en el año 2012 cuando Mauricio Pulgar Lazo, exseminarista católico y hoy obispo protestante, interpuso una demanda por abuso sexual en contra de un sacerdote y por acoso y encubrimiento en contra de otros seis. Presentó sus pruebas a la Corte de Apelaciones de Valparaíso, sin embargo, la causa no perseveró porque ya estaba prescrita.
Desde entonces vive en una lucha constante porque los hechos sean investigados, quede demostrado por el tribunal lo sucedido y que los daños que él y sus compañeros sufrieron sean reparados. Pero eso no ha ocurrido, su caso no es parte de la agenda del día y podría estar lejos de aclararse.
La angustia y el dolor de Pulgar, así como la de otros tres ex seminaristas de Lo Vásquez que denunciaron abusos, ha revivido tras los recientes hechos en que se ha visto envuelta la Iglesia Católica, luego de la reunión que tuvieron los obispos con el Papa Francisco en El Vaticano, que concluyó con la renuncia en pleno del cuerpo episcopal chileno, a raíz de los escándalos de abusos, maltratos y encubrimiento.
Es más: Pulgar y otros denunciantes que habrían sufrido abusos siendo alumnos del Pontificio Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez, donde se preparaban para ser sacerdotes, han dicho que esperan reunirse con monseñor Charles Scicluna durante su próxima visita a Chile. El presbítero es el encargado especial del Papa Francisco para investigar los abusos sexuales y encubrimientos al interior de la iglesia chilena y fue el autor de un contundente documento, a partir del cual el Sumo Pontífice tomó conocimiento de los casos ocurridos en nuestro país.
Mauricio Pulgar, hoy casado y padre de tres hijos, asegura que lo que debiera ocurrir es que se determine que hay un daño que es permanente en el tiempo, que existió una denegación de justicia y que la Iglesia Católica tiene que hacerse responsable de los hechos.
"Las personas involucradas no pueden seguir ejerciendo el ministerio, no pueden seguir teniendo autoridad y, aunque no se les puede juzgar, sí se les puede obligar a indemnizar, es el único castigo posible", indica.
Década de los '90
Los hechos que denuncia ocurrieron cuando él y sus compañeros estudiaban en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez entre 1993 al 2000. Querían ser ordenados sacerdotes sin imaginar el calvario que vivirían dentro.
"Ocurrieron varias cosas dentro del seminario, como acoso, manipulación de conciencia... había curas que forzaban a seminaristas a besarlos y eso a mí me empezó a colapsar. Me obligaban a que tenía que dar besos en la cara o dejarme tocar el cuello y yo me rebelé, entonces me mandaron al sicólogo. En ese tiempo que yo era seminarista, el obispo Duarte era profesor de Liturgia y generalmente acosaba a los seminaristas, hostigándolos a que se juntaran con él los fines de semana, que fueran a su departamento y no era un tema de acceder o no por voluntad propia, hay un ambiente y un sistema donde hay un tema de obediencia (...) Contra él hicimos distintas denuncias, de acoso sexual, manipulación de conciencia, tortura sicológica y denegación de justicia", relata Pulgar.
El obispo protestante denunció que fue abusado sexualmente en 1996 por el párroco de la parroquia de Los Andes de esa época, hecho que también fue incluido en la denuncia presentada y pese a que en su momento se enviaron los antecedentes incluso al manos del Vaticano, nunca hubo respuesta.
Esperan querella
Mauricio Pulgar señala que lleva años esperando una reacción del obispo porteño Gonzalo Duarte, tras la denuncia hecha el 2013. "Es una impotencia ver que Duarte se va a ir por la puerta ancha como una víctima, todavía estamos esperando que nos ponga la demanda por injurias y calumnias, es el mayor favor que nos puede hacer porque como tiene que demostrar que lo que nosotros dijimos es falso y no puede hacerlo... por eso nunca puso la demanda. Se supone que nosotros mentimos y en castigo le quitó la parroquia a Jaime da Fonseca, le quitó la parroquia a Mario Lisperguer, a José Olguín, a Mauro Ojeda... ¿No se supone que nosotros habíamos mentido? (Pero) Los trasladaron, les quitaron cargos", dice.
Pulgar asegura que lo que se ha sabido es sólo la punta del iceberg. Ahora se está a la espera que los reciba la delegación que viene a Chile y reunirse con monseñor Charles Scicluna. Luego de eso se analizará una demanda civil por daño moral.
Pese a que hoy se habla de distintos casos que han salido a la luz pública, para Pulgar no ha habido un avance concreto. "En los casos denunciados no ha habido ninguna reacción, no se le ha pedido perdón de manera directa y explícita a nadie, no han hecho nada (...) El episcopado chileno no está haciendo nada, están guardando secretos, sacerdotes y obispos, y protegiéndose unos con otros. El viaje al Vaticano no es un avance, siguen ocurriendo los abusos, esto no ha parado, los denunciados ejercen aún el ministerio, andan libres por la calle mientras las víctimas tienen el alma deshecha", asevera Pulgar.