Secciones

datos de Desaparecidos

E-mail Compartir

Según consigna Emol, cada día, Carabineros recibe 63 denuncias por presunta desgracia, mientras que la Policía de Investigaciones registra otras 22 fichas por la misma razón y en más del 95% de los casos, las personas son encontradas en menos de 48 horas. Según cifras de ambas policías, hasta 2017 existían 15.516 encargos vigentes por búsqueda de personas. En Carabineros -10.984 casos- los registros existen desde el 2003, y en la PDI -4.532 indagaciones- desde 2008. Algunos de ellos pueden corresponder a personas que hoy están en situación de calle o que huyen de violencia en el hogar. Tras la denuncia, las policías hacen perfiles de los buscados junto a distintos profesionales, como analistas territoriales, geógrafos y psicólogos. Cuando los casos se escapan de estos esquemas, o se prolongan por más tiempo del esperado, se crean fichas con datos y fotos para colocar en la página de la institución. Actualmente, hay 197 registros en el sitio de la PDI. Desde que se conoció el caso de Alto Hospicio donde jóvenes fueron brutalmente asesinadas por un sicópata, lo que generó duros cuestionamientos, ente otras cosas, a los plazos que tenía carabineros de 24 o 48 horas para hacer denuncias por presunta desgracia, se creó una plataforma y hoy, una vez que ingresa una denuncia en una comisaría por desaparición, automáticamente se transmite la alerta a nivel nacional lo que permite apurar la búsqueda inicial que es el momento clave para encontrar a quien ha desaparecido.

¿Dónde están? Las misteriosas desapariciones aún sin resolver

Se los tragó la tierra sin saber qué fue lo que ocurrió, el día y hora en que se perdieron. ¿Se fueron?, ¿se los llevaron?, ¿están vivos o muertos? Son preguntas que nadie ha podido dilucidar.
E-mail Compartir

Carla Olivares Rojas

Pascal Alvarado Soto, Lissette Cataldo Vargas y Lisette Ahonzo Caignard son tres personas que nunca se conocieron, que vivieron en sectores muy distintos, con historias diferentes y que tal vez nunca se hubieran cruzado en sus vidas.

Pero hay algo que las une y es que las tres dejaron de ser vistas de un momento a otro. Desaparecieron como por arte de magia, sin que hasta hoy haya noticias de ellas, dejando a las familias sumidas en el dolor y la depresión. ¿Se fueron por voluntad propia?, ¿alguien se las llevó?, ¿estarán vivas? Son preguntas que todos quienes las conocieron, se siguen haciendo y aunque hayan pasado los años no pierden la esperanza de verlas atravesar la puerta y saludar como si nada hubiera pasado.

Taxista quillotana

Lissette Cataldo Vargas tenía 30 años, manejaba un colectivo de una línea de Quillota aquel 30 de mayo de 2007 cuando se le vio por última vez. El colectivo que conducía apareció en la carretera entre Nogales y Puchuncaví a la altura del kilómetro 14 y 1/2 con un letrero que decía "fui a comprar bencina". Estaba con las llaves puestas y algunos objetos de la mujer.

Los últimos que la vieron aseguran que Lissette Cataldo se fue por quebradas, descolgándose por los árboles, dado que sabía de técnicas de supervivencia, hacia un sector que es un completo enigma. La buscaron con escuadrones por el área donde fue vista por última vez, por otros cerros y en otras comunas incluso. Acudieron a síquicas, pero su familia tenía sospechas de una relación a escondidas que la joven mantenía con una persona que le doblaba en edad.

Nada se consiguió, no encontraron ni la ropa, ni los objetos que portaba la mujer al momento de su desaparición. Los esfuerzos fueron en vano porque nunca lograron conseguir nada.

En el diario oficial, con fecha 1 de junio de 2017 se publicó: "Por sentencia definitiva de fecha 17 de abril de 2017, se declaró la muerte presunta de Lissette Andrea Cataldo Vargas, fijándose como fecha presuntiva de su muerte el día 30 de mayo de 2009".

En Puchuncaví

El martes 8 de noviembre de 2011 Pascal Alvarado Soto salió desde su casa a eso de las 3 de la tarde a la oficina contable donde hacía su práctica profesional, tenía 17 años y cursaba cuarto año medio.

"Hija te amo", le dijo Jeanette, su madre y la muchacha salió de la casa. Quedaban pocos días para su fiesta de graduación y eso la tenía muy entusiasmada.

Tras cumplir con sus horas de trabajo, "Pascui", como le decían con cariño, salió a las 18.03 horas, de la oficina, en calle Santiago Torres número 79. Se fue por esa misma calle, atravesó la calzada e hizo ingreso a la Farmacia Plaza, ubicada en la numeración 149, donde está el paradero. Ahí preguntó por la señora Carmen y le dio un recado de parte de su mamá y se retiró. Siguió por la misma calle y luego tomó la calle Silvia Herrera. En el puente, una pareja la adelantó e ingresó a la medialuna. Ellos fueron los últimos que la vieron a las 18.12 de esa tarde.

La mamá de Pascal Alvarado recibió el último llamado de la joven. "Pascui" le dejó la llamada perdida y Jeannette llamó de vuelta, pero sólo escuchó "ay, ay, ay" y la llamada se cortó. Fue la última comunicación que tuvieron.

Equipos multidisciplinarios de la PDI se coordinaron con el fiscal Mauricio Dunner en las labores de búsqueda, "barrieron" todo a su paso, pero el paradero de la muchacha continuó siendo incierto.

Como ocurre en la mayoría de estos casos, la familia acudió a videntes quienes entregaron coordenadas que se revisaron, pero nunca lograron conseguir ninguna pista.

Familiares, amigos y vecinos instalaron letreros y acudieron a cada llamado que recibieron, pero no lograron conseguir ninguna pista. No se encontró ropa, el celular, nada.

Pasan los años y el dolor sigue latente, si bien la causa fue cerrada judicialmente, al aparecer nueva información se reactivará automáticamente.

"Yo no me voy a cansar de buscar a mi hija, lo haré hasta que ya no me quede nada más que hacer en este mundo, hasta que me den las fuerzas y me respondan mis piernas", dijo su madre en una entrevista años después de su desaparición.

En el mar

A Lisette Ahonzo Caignard se le vio por última vez el lunes 10 de julio del año recién pasado, tenía 19 años, estudiaba segundo año de Licenciatura en Arte en la Universidad de Playa Ancha cuando se le perdió la pista en el sector del Faro Punta Ángeles.

Ese lunes la muchacha salió a eso del mediodía rumbo a la universidad desde su casa en Placilla y debía volver a eso de las 17.00 horas. Debido a que muchas veces se quedaba estudiando o haciendo trabajos, sus padres no se preocuparon de la tardanza de la joven hasta que a las 21.00 horas de ese lunes notaron que no era normal que demorara tanto.

La llamaron muchas veces, pero Lisette nunca contestó a los llamados, la esperaron en el paradero donde debía llegar, pero tampoco llegó, fueron a interponer la denuncia y a continuar en la búsqueda toda la noche, sin resultados positivos.

Por sus compañeros se enteraron que la muchacha se dirigiría a tomar fotografías al sector del Faro Punta Ángeles y en ese lugar se encontró la chaqueta y la mochila, pero de la joven ninguna huella.

Según un registro de cámaras, la estudiantes ingresó al sector por la playa Las Torpederas, pero no hay registro de su salida. Familiares y amigos, junto a personal de bomberos, la Armada y otras instituciones hicieron rastreos por el sector donde se le vio por última vez, sin resultados positivos, pero nunca han perdido la esperanza de encontrar a la muchacha frágil que salió a tomar fotografías, su pasión.

Desde aquel 10 de julio que sus padres no han cesado en la búsqueda, han golpeado puertas y han hecho todo lo que ha estado a su alcance.

Mediante videos han tratado de sensibilizar a la población para que entreguen antecedentes que les permitan dar con el paradero de la joven dado que ellos tienen la seguridad que ella fue secuestrada y que alguien no la deja volver con su familia y amigos.