Un niño aterrador
Polanski adora el terror. El thriller corre por sus venas, como ningún otro género. Pero a su manera, diría el experto más exigente. Nada de grandes efectos y menos monstruos aparatosos. Su técnica no es la sorpresa chillona. Su arte era la secuencialidad, la oscuridad en su justa medida y, con ella, la creación de segundas siluetas, fantasmagóricos contraluces, perversas lentitudes, silencios colosales, cual elemento más sugerente que otro. Y ni hablar de la fina selección de actores y escenas. Y 'la toma' como santo grial de la construcción cinematográfica.
Desde 'Repulsión' (1965), 'Callejón sin salida' (1966) y 'La danza de lo vampiros' (1967), fue buscando el calce cada vez más perfecto para que las ideas surgidas en su cabeza pudieran plasmarse con esa mezcla deslumbrante de sarcasmo y abyección en sus historias. Un tanto retorcidas, sí. Un tanto grotescas, también, pero no mucho. Solo lo suficiente como para hacernos cerrar los ojos o cubrirlos con una mano apenas.
El 1968 aparece en todo su esplendor con la que para muchos es la mejor película de terror de todos los tiempos: 'El bebé de Rosemary'. Una de las razones de este híper éxito se debe a que por vez primera en su carrera pudo contar con el presupuesto original.
Esto motivó que esta joya pudiera producirse en colores e íntegramente en Estados Unidos, garantizando vencer al principal enemigo de los directores en esos años: la distribución.
Fue el propio Polanski quien escribió la adaptación de la novela de Ira Levin, de la que mantuvo inalterables en el celuloide los detalles más generosos del libro. A la gran historia le agrega solo dos elementos; ambos poseedores de la virtud de la invisibilidad. No muestra en ningún momento de manera corpórea al Demonio, aunque está presente en gran parte del relato. Tampoco muestra el rostro del bebé. Muy sabio y muy acertado de parte de Polanski sostener esas decisiones, que ya en otras películas venía practicando.
La madre de lucifer
La trama habla de una pareja que lleva una vida normal en un famoso edificio de New York. La mujer de la pareja -Mia Farrow, en una actuación brillante- es elegida para ser la madre del hijo de Lucifer, ante un desfile de oscuros personajes, todos provenientes de una secta ocultista. Sin embargo, con el correr de los minutos, la realidad empieza a bailar en la cuerda floja y lo que habíamos considerado como cierto, se difumina, perdiendo credibilidad, haciéndonos suponer incluso que la protagonista, Rosemary Woodhouse, sufre de esquizofrenia paranoide.
'El bebé de Rosemary' marca un hito descolocador en la historia de Hollywood, pues se convierte en la primera película que contiene la escena de una violación, lo que la llevó a correr serio riesgo de censura completa, y la imposibilidad de ser exhibida en salas norteamericanas. De hecho, su clasificación fue asignada al rango de mayor edad que hubo en los 60'.
Son muchas las ramificaciones que este bebé dejó en su camino de sala en sala. Sin lugar a dudas sus supuestas maldiciones son parte de ellas. Un año después del estreno, William Castle, productor del filme, recibió amenazas y maldiciones. Al poco tiempo enfermó de gravedad de los riñones y, según las enfermeras, en momentos de fiebre sobre los 39 gados, gritaba "Rosemary, por el amor de Dios, suelta ese cuchillo".
Paralelamente, Krzysztof Komeda, autor de la banda sonora, falleció de un hematoma cerebral. Se dice que Polanski tenía ciertos 'beneficios de ultratumba' que lo liberarían de sufrir las maldiciones en carne propia. Sin embargo, para nadie es un misterio lo que sucedió en 1969 con su esposa, Sharon Tate, que en ese instante tenía ocho meses de embarazo. Se incrementa este sangriento currículum al recordar que la película está ambientada en el Edificio Dakota, donde han vivido Judy Garland, Boris Karloff, Bono, Sting, Paul Simon y Roberta Flack, entre otros. Se rumorea también que el máximo sacerdote de la brujería Wicca inglesa, Gerald Brossau Gardner, alojaba en el Dakota cada vez que visitaba Nueva York. Hay casi total certeza de que en sus habitaciones celebró rituales de invocación a las fuerzas más oscuras de la Naturaleza. De hecho el propio Polanski reconoció haberse inspirado en él para crear el perfil del brujo de la película. Pero sin duda su residente más famoso fue John Lennon, asesinado a metros de su entrada. Yoko Ono, su viuda, continúa viviendo ahí.
Este legado de mala suerte se eclipsa cuando analizamos al bebé de Rosemary como nido de inspiración. Sin ir muy lejos, filmes inmortales como 'La profecía' (1976), 'Corazón satánico'-del gran Alan Parker, 1987-, o 'El abogado del Diablo' (1997), tienen su sello evidente
En el año 1976 se realizó una secuela llamada 'Mira lo que sucedió con el bebé de Rosemary', que finalmente solo fue exhibida en televisión, con tan poco éxito que muchos seguidores prefieren ni siquiera mencionarla. Pero si quieren saber su trama, solo diremos que el niño crece y a medida que pasan los años, reniega de su padre, Lucifer, prefiriendo caminar la vida por la acera del bien.
A 50 años del estreno de "El bebé de Rosemary"
Por Néstor Flores F.
Obra maestra del cine de terror, esta película ubicó a Roman Polanski como uno de los grandes directores del mundo. Su historia detrás de la pantalla es tan espeluznante como en el celuloide.