Agradecimientos
El viernes 15 de junio, mi padre Gabriel Gálvez, de 71 años, trotaba por la av. Altamirano, como era su costumbre. Alrededor de las 11.30 de la mañana, mi papá cayó al suelo inconsciente debido a un infarto fulminante al miocardio. Gracias a Dios, todos los acontecimientos se fueron dando dentro del mejor escenario para mi padre.
La primera persona en ver a mi padre en el suelo fue un ciclista que iba pasando por el lugar y se detuvo a asistirlo. Fue el primero en prestarle ayuda. En ese momento, pasaba por el lugar una camioneta de Seguridad de la municipalidad de Valparaíso que se detuvo y bajaron dos personas a auxiliarlo. Al ver que no respiraba y que estaba infartado, le practicaron reanimación cardiorespiratoria mediante masajes cardiacos y respiración boca a boca y se quedaron con él hasta que llegó la ambulancia. Estas personas además son bomberos de la 9°Cía., por lo que tienen conocimiento real de primeros auxilios. También le prestó asistencia el sr. Luis Hernández, quien transitaba por el lugar.
Mi papá llegó al hospital Van Buren sin signos vitales, pero pudo ser reanimado gracias a la pronta y certera ayuda que recibió en la calle. Todos los médicos que lo han atendido coinciden en que si no fuera por el masaje cardiaco que recibió, mi padre estaría muerto.
El doctor Alejandro Yáñez, cardiólogo de la UMA, y el doctor Hassel, que lo atendió en Urgencias, envían sus felicitaciones a quienes dieron la atención de primeros auxilios en la calle, porque hicieron un excelente trabajo con la técnica perfecta y en el momento oportuno.
Hoy mi padre se encuentra delicado de salud todavía, pero está vivo y consciente. Por eso, nosotros como familia, con mucho amor y humildemente queremos agradecer primero a Dios y a todos y cada uno de sus ángeles que fueron puestos en el camino:
a quienes lo asistieron en la calle, nuestras gracias eternas por salvarle la vida a nuestro querido flaco: Srta. Ruth Améstica y el señor que la acompañaba, funcionarios municipales y bomberos. Sr. Luis Hernández, quien también participó en los primeros auxilios. El ciclista que se detuvo a asistirlo. En el hospital Van Buren: Dr. Yáñez, Dr. Hassen, la joven doctora que fue la primera en atendernos como familia y con los nervios no le preguntamos el nombre. El doctor y amigo personal de mi padre, sr. Paolo Massaro, neurocirujano, quien estuvo siempre pendiente de todo y se mantuvo en todo momento a su lado. Al personal de la ambulancia y del SAPU, mil gracias a todos, fueron muy amables con la familia y le dieron una excelente atención a mi papá.
No conocemos los nombres ni los teléfonos de todos, por eso, mediante esta carta queremos expresar nuestra gratitud a todas esas personas anónimas con un corazón enorme que desinteresadamente auxiliaron a nuestro flaco.
La Familia