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[Cultura Urbana]

Migrantes colombianos y su pugna en Antofagasta

Rodrigo Ramos Bañados habla de su nueva novela, "Ciudad Berraca", los proyectos que vienen , Tocopilla y Alexis Sánchez.
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Rodrigo Tapia Jara - La Estrella de Antofagasta

"Es una novela urgente sobre la tensión entre colombianos y chilenos en Antofagasta", con esta frase el escritor, Rodrigo Ramos Bañados, definió su última novela, "Ciudad Berraca", que acaba de ser publicada por la editorial Alfaguara y que ya está presente en las librerías del país.

En conversación con La Estrella, el también periodista -quien estuvo radicado los últimos tres años en Valparaíso-, habló de su obra, qué lo motivó a escribirla, de la problemática de los inmigrantes en Antofagasta y de sus nuevos proyectos literarios: un libro de cuentos, una nueva novela y otra historia que transcurre nuevamente en Tocopilla.

-¿Cuándo se empezó a gestar este libro y cuánto tiempo te costó terminarlo?

-Comenzó cuando fui reportero y busqué historias sobre inmigrantes. Año 2015, por ahí. Me encontré con varias historias que me llamaron la atención para algo de largo aliento como una novela. Dudé si hacer no ficción o ficción. Por esos días leí a Junot Díaz. De ahí, comencé a construir lo que podía terminar en una novela.

-Si tuvieras que indicar de qué trata tu novela, ¿solo de inmigrantes o es más que eso?

-Por el tema, cabe dentro de una serie de libros que dan cuenta, sobre las últimas inmigraciones en el país. No me incomoda que la cataloguen, en todo caso, de literatura de inmigración. Es una novela urgente sobre la tensión entre colombianos y chilenos en Antofagasta.

-¿Cuál es la evaluación que haces al trabajo desarrollado para terminar la novela en comparación a tus otras obras?

-No tuve beca, ni nada. La escribí quitándole tiempo a la pega. Por consejo de Marcela Küpfer, directora de La Estrella de Valparaíso y editora de Narrativa Punto Aparte, donde saldría publicada la novela en primera instancia, la escribí en tercera persona. No me resultó difícil, en comparación a "Pinochet Boy", cuyo proceso fue más complejo. En "Ciudad Berraca", la complejidad pasó por el depurado, y en especial en el cambio de edición con Alfaguara. A sugerencia de la editora de Alfaguara, agregué capítulos y salieron otros.

-Ahora estás publicando con una editorial más conocida en comparación a tus otros libros que eran de casas independientes. ¿Notas algún cambio?

-Una diferencia grande es con respecto a la distribución. Los libros están en todas las librerías, son destacados en los mesones. Hay mucha gente de la editorial detrás de ti, apoyando en la difusión del libro. En las independientes el editor o la editora hacen toda la pega. Aunque el libro quede muy la raja con una independiente, siempre la traba será la distribución. En mi caso, "Pinochet Boy", que tuvo buena crítica, ni siquiera llegó a las librerías de Antofagasta.

-Consideras que este es un libro con el cual te estás titulando de escritor.

-No creo que por llegar a una multinacional me titule de escritor. Tengo una obra detrás, con novelas diversas y que han logrado buena crítica en Santiago. Ha sido un trabajo de diez años y con una propuesta muy personal. Con ese respaldo puedo andar más tranquilo como escritor. Claro, dicen que llegar a una multinacional es pasar de segunda, a jugar en primera. Tal vez vuelva a segunda, y pase a tercera (a la autoedición), (sonríe).

-¿Cómo ves este proceso de extranjeros llegando a la ciudad y el rechazo que ha generado en algunos sectores a pesar que Antofagasta está llena de inmigrantes, croatas, griegos, entre otros?

-El contexto histórico en Antofagasta, es que después de la Guerra del Pacífico se experimentó una proceso de chilenización o "albanización". Todo lo de Los Andes fue catalogado de peruano o boliviano, o sea enemigo de la patria. Llegan los inmigrantes europeos que por supuesto fueron bien recibidos. Antofagasta se "blanqueó" con croatas, griegos y españoles. A diferencia de Iquique o Calama, lo indígena se escondió. Esta carga histórica nacionalista que estaba en la siesta, despertó con el masivo arribo de los nuevos inmigrantes. Ya no es el rechazo hacia lo indígena, sino hacia la piel negra, la rumba, y surgieron una serie de prejuicios que, en el mejor de los casos, nos reveló como una sociedad aislada.

Tocopilla

Ramos tiene una relación bastante particular con Tocopilla que surgió cuando le tocó ir a cubrir el terremoto del 2007 y que lo llevó a publicar varias crónicas sobre la ciudad y una novela.

-"Namazu" está ambientada en Tocopilla; quizás con "La danza de la realidad" de Alejandro Jodorowsky, son las únicas novelas que se sitúan completamente en el "Rincón del Diablo". ¿Cómo surge tu relación con esa ciudad?

-También como reportero. Llegué después del terremoto. Seguí la reconstrucción. Me empapé del amor de la gente para su tierra. La imagen del desfile de aniversario me sobrecogió. Está todo dado para no vivir en Tocopilla (desastres naturales y contaminación histórica), pero la gente es porfiada. Esa porfía me contaminó para escribir "Namazu", una novela sobre una destrucción imaginaria de Tocopilla.

-¿Piensas escribir algo más sobre Tocopilla?

- Si Alexis Sánchez quiere que le haga su biografía, "con mucho gusto" -como dicen los colombianos- la haría. En lo concreto, estoy recopilando material sobre la mina La Veleidosa. Proyecto una novela que se llame Pirquén, sobre los detenidos desaparecidos de esa mina y la oscuridad de los años de dictadura en Tocopilla.

Sibaritas

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Restaurant Bote Salvavidas

Hace mucho tiempo que no visitaba el muelle Prat, famoso por los recorridos en lancha por la bahía de Valparaíso, una visita casi obligada de los turistas durante todo el año, para ver de cerca los barcos, además de dar un paseo por la feria artesanal, ubicada en el mismo lugar y donde el tiempo se pasa volando.

Sin darme cuenta, de hecho, llegó la hora de almorzar, por lo que decidí visitar el Restaurant Bote Salvavidas, que está en un segundo piso al costado del muelle. Cabe destacar que este emblemático espacio gastronómico porteño fue fundado como casino institucional más menos desde mitad del siglo pasado, convirtiéndose en lo que es hoy en día.

Al entrar, me encontré con una presentación general del restaurant muy bien cuidada y renovada. Sus trabajadores me comentan que hay una nueva administración que ha puesto énfasis en el aspecto de todas las mesas que están en el interior, además de una terraza con lugares preparados para disfrutar de una buena comida con vista en primera fila a la bahía. Los garzones también destacan por su presentación personal, lo que me dio mucho gusto y me hizo recordar mis tiempos en restaurantes de primer nivel. Ya sentado, el garzón rápidamente me da la bienvenida y me ofrece la carta, al mismo tiempo que toma mi pedido de bebestible. Me sorprende la variedad de platos que se ofrecen y además consideran entre ellos menús para niños. Demoré un rato en pensar qué alternativa iba a degustar, porque se ofrecían varias preparaciones que hace tiempo no veía en una carta basada principalmente en mariscos.

El plato seleccionado finalmente fue la "Paila Marina Bote Salvavidas", que llevó servida en una gran paila de greda, luciendo los choritos y almejas en su concha, con aromas indescriptiblemente deliciosos y un tentador vapor que emanaba desde su caldo.

Los mariscos se notaban en boca muy frescos y sabrosos. Al probar la primera cucharada se percibe el rico sabor de los productos con los que fue elaborada la preparación, servida a una excelente temperatura y con una cantidad considerable de mariscos desconchados en su interior, que incluía lenguas de machas, choritos, camarones, anillos de calamar; realmente muy abundante.

Aparte de felicitar esta buena comida, destaco el servicio de los garzones, todos muy agradables y atentos. Espero volver pronto para disfrutar del menú, la vista y su excelente servicio.

restaurant: Bote Salvavidas.

dirección: Muelle Prat S/N, Piso 2, Valparaíso

precios: $ 8.000 por plato.