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Emblemáticos locales se ven ahogados por multas

Edil expuso al Concejo la preocupación por las exigencias a los bares y restaurantes, que se han traducido en infracciones y amenazas de cierre.
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Carla Olivares Rojas

Muchos deberes y pocos derechos parecen tener quienes invierten en locales del plan y del barrio patrimonial de Valparaíso a la hora de cumplir con las exigencias de construcción, baños, accesos, permisos, entre otros.

Así lo afirmó el concejal porteño Daniel Morales, quien expuso en la comisión de Desarrollo Patrimonial la problemática que existe a la hora de invertir y querer abrir un negocio en un local que tiene decenas y hasta cientos de años de construcción.

"La gente se ha llenado de deberes y hay pocos derechos, no hay una figura que logre garantizar las inversiones en el ámbito gastronómico, principalmente o en el ámbito comercial dentro de la zona patrimonial", señaló el concejal.

Fexibilidad

Morales apunta a que se haga una ordenanza que tenga una metodología para reconocer los lugares que son un aporte y que se instalan dentro del barrio patrimonial.

"Por ejemplo, está el caso del Bar Inglés. Este bar estaba en quiebra, pero una persona quiso recuperarlo, invirtió mucho dinero, lleva un año invirtiendo, pero como no le sale la cosa fluida, lo multaron, le decomisaron algunas cosas, quedó citado, la multa fue muy alta y con la constante amenaza de decomiso hasta de mobiliario o irse preso. Entonces, ¿cómo generamos incentivos para que la gente se quede acá, en lugares de alto valor patrimonial, turístico?", se cuestionó el edil.

En inmuebles patrimoniales, dice Daniel Morales, es todo más difícil porque la ordenanza general de urbanismo y construcción está pensada para las construcciones nuevas; así las cosas, "es súper fácil hablar de anchos de escalera, de vías de evacuación, de una serie de requerimientos de cocina cuando estás construyendo un local nuevo, pero cuando estás recuperando algo antiguo o que lleva muchos años funcionando, hay que buscar la manera de flexibilizar y garantizar las mismas condiciones de seguridad, pero para este inmueble; no se puede destruir todo el inmueble para sacar un ducto de ventilación desde la cocina", ejemplificó.

Bar inglés

Marco Hume es quien "se tiró a la piscina" y rescató al tradicional Bar Inglés del remate hace ya un año, pero las cosas no se le han dado fáciles y, aunque no quiso ahondar en los problemas de fiscalización que tiene, coincide en que lo que se necesita es un criterio distinto por tratarse de añosos edificios.

"Hay muy pocas facilidades para emprender un negocio en Valparaíso. No hay una política de incentivo al empresario para que se instale y tenemos que luchar con un montón de factores y reglamentos; está bien, pero hablamos de criterios. Si te instalas con un restaurante en un local nuevo, cumplir con los requisitos va a ser fácil, pero si estás en una propiedad de 150 años y te dan el mismo plazo y los mismos requisitos, es absurdo, es un descriterio. Falta una normativa que facilite las cosas a los locales más antiguos por un tema de construcción", señaló.

De muestra un botón: la semana pasada fue clausurado el restaurante Mastodonte 2.0, a un mes de abrir las puertas. Se invirtieron 80 millones de pesos, pero por el tipo de construcción fue complicado cumplir rápidamente con el nuevo reglamento.

"Hay nuevas normas, piden mediciones especiales, distancias entre un equipo y otro, algún flujo de lo que son los cuartos calientes y cuartos fríos (...) Se entiende, está dentro de las leyes y aquí no hay nada que alegar, pero es difícil de cumplir con los espacios que tienen las cocinas de Valparaíso", dijo el dueño, Daniel Olmedo.

Por este nuevo reglamento se requería una reestructuración gruesa del inmueble y una inversión de cerca de 40 millones de pesos, que sumados al dinero invertido en la remodelación, sumaban un monto de 120 millones; pero para cuando llegó el fiscalizador municipal, no tuvieron tiempo para completar todos los cambios necesarios.

Interponen querella contra carabineros por supuesta golpiza a joven

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Ayer llegó hasta el Juzgado de Garantía de Valparaíso la familia de Vicente Retamal, estudiante del Liceo Eduardo de la Barra que denunció haber sido brutalmente golpeado por efectivos de Carabineros de la 2da Comisaría central de la Ciudad Puerto.

Al lugar llegó acompañados de su abogado Esteban Vilchez, junto a quien interpusieron una querella por tortura contra los uniformados que resulten responsables de la agresión, de la cual la víctima resultó con un tímpano perforado y contusiones en el cuerpo, según dos informes médicos.

"Presentamos una querella por el delito de tortura contra quienes resulten responsables, en este caso fundamentalmente funcionarios que estaban en la 2da Comisaría de Valparaíso, la determinación de responsabilidades y la identificación de cada uno es cuestión que se debe hacer durante la investigación (...) ésta es una situación especialmente grave que debe ser aclarada", señaló Vilchez.

Pese a solicitar la versión de Carabineros, la institución ha declinado referirse al tema en cuestión.