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Hace 2 meses se intentaba ayudar a familia de niños abandonados

La madre de los cuatro menores recibió la visita de una ex asistente social de la Gobernación de Marga Marga, quien la instó a brindarle protección a sus hijos. La mujer hizo caso omiso y terminó perdiéndolos.
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Matías Valenzuela

Lo ocurrido el miércoles fue la culminación del seguimiento de un caso que nos remeció. Los niños de 10, 5 y los mellizos de 3 años, fueron retirados de su hogar, los padres perdieron la custodia, pero antes de este punto tan radical, hubo varios esfuerzos por remediar la situación de los menores hasta que su condición ya era impresentable.

El estado de los cuatro niños gitanos no era una novedad para las organizaciones relacionadas. Carabineros recibió múltiples denuncias de vecinos y testigos que alertaban de la situación. Quilpué no cuenta con una Oficina de Protección de Derechos de Infancia (OPD,) así que el caso pasó de forma directa e inédita a la Gobernación de Marga Marga, que a su vez parcializó el trabajo con la OPD de Villa Alemana.

Durante meses se siguió con el protocolo, trabajando con la familia, pero, según señalaron desde la Gobernación, ésta mostró nulo interés en recibir ayuda, degradando el bienestar de los niños, hasta el punto que se hizo urgente el quitárselos.

Desde la Gobernación de Marga Marga, comunicaron que Carabineros llegó al lugar en cuatro oportunidades, desde abril a la fecha. Asimismo, se informó que una asistente social visitó la vivienda para ver el estado en que vivían los niños.

"El Departamento Social de esta Gobernación realizó una visita al lugar, constatando el deplorable estado de la vivienda", declaró la gobernadora Carolina Corti, adelantando que "enviamos un oficio, con carácter de urgente, al director regional del Sename a objeto que nos entregue un informe pormenorizado de la situación de los 4 niños".

Seguimiento

La trabajadora social que llevó el caso, antes de ser desvinculada de la gobernación, se refirió al tema. Nos contó de primera fuente cómo se trabajó el caso, y el esfuerzo extra que ella mismo hizo para ayudar a la familia, fue más allá de las formalidades.

Claudia Hormazabal cuenta que no es común que una Gobernación reciba un caso de este tipo, lo normal es que pase a la OPD.

Respecto de la supuesta conducta nómade de la familia, Claudia enfatiza que "el que busca siempre encuentra".

Antes de la visita formal del departamento social, Claudia dice que fue personalmente a ver con sus propios ojos lo que pasaba, sin la chaqueta institucional, sin títulos ni cargos, fue como una madre preocupada que empatizaba con los niños.

"Fui de forma particular, como para hacerme una idea y ver en qué condiciones estaban (...) veo la casa y las ventanas están cubiertas con colchones y alfombras, las latas de cerveza en el patio. Los niños juegan con los envases de tolueno, amarillos, esos que se ven por ahí", recuerda.

En esa visita, logró conversar con Susana, la madre, recuerda que hubo buena reacción, cordialidad; pero la respuesta de la madre la hacía pensar que ella no tenía consciencia del estado de los pequeños o del daño provocado.

"Le dije que por qué no los bañaban por si vienen los carabineros, lávale las manos para que coman, y esas cosas', pero me da la impresión de que ellos a través de su propia cultura, no es que no quieran ejercer los cuidados de los niños, es que no saben", concluye.

Diez días más tarde, Claudia volvió a visitar la casa, pero esta vez en su rol de trabajadora social, como representante de la Gobernación. Esa vez no estaba la madre, salió otro sujeto, que le mostró, desde adentro, a dos de los niños a la rápida.

Se intentó volver a ponerse en contacto con la familia, se dejaron contactos para agendar visitas, pero no hubo ninguna respuesta de parte de la familia.

El resto de la historia, salió a la luz pública el miércoles y dejó como consecuencia el traslado de los niños de 10, 5 y los mellizos de tres años a diversos hogares de menores.