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El cheerleader que se proyecta desde Viña

Con formación en Estados Unidos instaló su propio centro formativo en la Ciudad Jardín. Los frutos, ya se ven.
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Carlos Alarcón partió siendo cheerleader de la Universidad de Carolina del Norte. Tras su pasó de 3 años por la selección chilena, abrió el Club Diamond All Star, cuyo éxito ha sido inminente, liderando el ránking nacional e internacional.

"Cuando estaba estudiando pedagogía en educación física en la Universidad Católica, me fui a Estados Unidos a hacer una parte de la carrera a la Universidad de Carolina del Norte, ahí fui parte del equipo de cheerleader de la misma universidad. Teníamos que animar los partidos de básquetbol y de fútbol americano, allá es otra cultura, el cheer es súper profesional". Tras regresar al país después de un año, su carrera solo fue en ascenso; pasó por el Club Jaguares, Búfalo, la selección nacional y formó el club Diamond All Star en 2010.

"Desde 2010 hasta 2013 fui parte de la selección chilena, con 28 años de edad. Ponerse la camiseta de Chile, independiente del deporte que sea, es una presión súper grande y a la vez un orgullo gigantesco. Obtuvimos mundialmente un cuarto, tercer y dos segundos lugares, uno de ellos nos ganó Canadá en el mundial de Disney ICU, International Cheer Union", recuerda.

"Nosotros fuimos los precursores de toda la evolución que ha tenido hasta ahora el cheer, cementamos el camino para que las nuevas generaciones pudieran competir, muchos niños que en ese tiempo eran muy chicos, se motivaron, potenciaron habilidades y lo pudieron lograr", dice muy emocionado aludiendo a la actual selección que se coronó mundialmente campeona en 2017.

La formación de su propio Club Diamond All Star partió como un pequeño proyecto entre sus colegas Paula Barraza y Michael Andrews, en 2010. Tras 8 años, ya cuenta con 10 entrenadores, más de 190 alumnos y 12 flameantes equipos que han sido partícipes de renombrados torneos internacionales. "Partimos físicamente en María Auxiliadora de Viña. Tuvimos buenos resultados, fue creciendo y nos vimos en la necesidad de emigrar, se hizo chico el espacio. Para profesionalizar el club compramos la superficie de competencia plegable que cuesta 20 millones de pesos. Así fuimos progresando y ahora tenemos entre 190 y 200 alumnos. Ellos pagan su mensualidad y a partir de eso el club se sustenta. Actualmente estamos ubicados en un galpón de amplias dimensiones ubicado en Santa Inés", explica.

Los 12 equipos de Diamond All Star se dividen en categorías mixtas, llamadas COED, y categorías femeninas.

"Hemos tenido muy buenos resultados, uno de los equipos femeninos estrellas de nuestro club, Diamond Gems - 17 años hacia arriba- están 'rankeadas' número 11 del mundo, de 52 equipos. En 2017 nuestro equipo Diamond Ruby de nivel 4.2 compitieron en el campeonato Internacional Americheer y salieron campeonas en su cateogría, siendo entrenadas por su colega Gerardo Sepúlveda. Diamond Black Pearls se ganó el segundo lugar mundial, en la instancia compitieron 32 niños entre los 10 y 17 años", cuenta.

"Para nosotros es un orgullo que las niñas hayan representado nuestro club y hayan dejado el nombre Diamond en el podio internacional", asevera.

La pedagogía de Carlos está dedicada a los niños, por esa razón tiene a cargo los 4 equipos de formación del club, entre ellos el equipo más pequeño, nivel 1, que va desde entre los 4 a 7 años. Mis alumnas son mi caballo de guerra, muchas de ellas ya están retiradas, son médicos, abogadas, ingenieras, y el tiempo pasa, pero siempre nos vienen a visitar y están atentas a cómo se desarrolla el equipo y el club. Se forma un lazo indescriptible".

Perfección, precisión

Carlos asegura que el éxito que su club ha tenido, se debe a la formación y ética. "Hablamos con los papás para pactar un compromiso súper importante con las niñas y chicos, porque son varias horas de entrenamiento para competir dos minutos y medio. Las diferencias de los ganadores en los mundiales y en los campeonatos locales es de 0,1 o 0,2, entonces es realmente competitivo. Por eso los chicos generan un estrés deportivo, como entrenadores les tenemos que exigir mucho, así es este deporte. Nosotros siempre hablamos con nuestros alumnos y les decimos que nos sentimos orgullosos de ellos porque gastan su tiempo libre en entrenar. El ideal del club siempre será difundir el deporte, llevar una vida sana y formar alumnos responsables, de eso nos preocupamos en Diamond, por eso hemos obtenido tales resultados, somos campeones nacionales en la mayoría de nuestras categorías".

"Mi proyección es ser cada día mejor profesional, estar capacitado para entregar todas las respuestas que mis alumnos tengan, eso en el ámbito pedagógico. Por otro lado, poder representar a Chile como entrenador sería un orgullo poder lograrlo en algún momento", concluye el exitoso cheerleader en el ámbito personal.

Camila Rojas Vargas

La Estrella de Valparaíso