Redacción - La Estrella de Valparaíso
Casi un kilómetro de largo: esa es la extensión con que avanza, en forma de zigzag, por un cerro deforestado, lo que vecinos denominan "tomas ilegales". Unas que, alegan, comenzaron a edificarse en enero pasado y que ya abarcan la Villa Primavera, Charles de Gaulle y Tierras Roja, sectores emplazados en Rodelillo y que albergan una gran cantidad de departamentos y personas, en su mayoría, de la tercera edad.
Martes 17 de julio. Mediodía. Sujetos con chuzos y palas en mano no paran de obrar en las faenas. Al interior del terreno donde eucaliptos y boldos han sido talados, asoman latones viejos que cubren buena parte a la orilla del camino. También palotes erguidos y cimientos. Maderas y materiales sintéticos a modo de resistencia a la humedad, el sol y el paso del tiempo. Cercos que mantienen a ras la hierba. Más latas… estructuras, en algunos casos, que ya forman fachadas. Y otros esqueletos que apuntan a futuras viviendas.
¿Extranjeros?
Se trata de tomas a las que vecinos identifican como terrenos en la "zona 0", al costado de la ruta que sube y baja por La Planchada, al lado del centro polideportivo Tranque Seco y que colinda con la población Charles de Gaulle.
En el entorno, los vecinos optan por el anonimato. Dicen que han sido amenazados por las personas de las tomas. Como una vecina de Rodelillo que no desea revelar identidad. Asegura que tiene una razón: estampó una denuncia por amenazas de muerte en la Tenencia de Rodelillo. "Estoy a la espera del debido proceso. Eso por denunciar el tema de las tomas". Y agrega: "Ellos se tomaron la vía pública: no tenemos derecho a estacionar los autos, menos pasar por una avenida tomada. Son gente de mal vivir y además nuestros hijos para tomar la micro tienen que bajar hasta Santos Ossa, con el peligro que allí se corre".
Otra vecina de Tierras Rojas demuestra su malestar. En retrospectiva, acota, en el tiempo del "14-F" (el gigantesco incendio que arrasó con más de 280 casas en Rodelillo y La Planchada, el 14 de febrero de 2014) "se trabajó cuatro meses con las autoridades: se colocaron unos inmensos letreros que decían zona 0, prohibido tomas. Esta gente sacó los letreros y empezaron a tomarse los terrenos". Y añade inquieta: "Tenemos desilusión de las autoridades por no tener respuestas". Comenta que han tocado muchas puertas: Bienes Nacionales, Municipalidad, Gobernación, "tres reuniones y no hemos sacado nada en concreto". Ahora afirma: "Venimos de la Intendencia para tener una reunión con el intendente regional, Jorge Martínez".
La dirigente manifiesta que se trata de un sector tranquilo, en su mayoría de adultos mayores con dividendos a 30 años para tener una residencia en "un sector bonito y tranquilo". De allí su desazón con los de la toma: "Gente que llegó de golpe y en su mayoría son extranjeros, de Colombia y Perú, algunos chilenos también", narra. "No tenemos el apoyo de nadie para sacarlos de allí. Ellos tienen derechos a tener su casa, pero hay otras instancias...".
Un vecino pertrechado en su edificio desliza en anónimo que ahora han pasado cosas que antes no. Que, además, "esos extranjeros de la toma" le han echado la bronca. Y enfatiza, al resguardo: "Vamos a poner cámaras por razones de seguridad. Esto es una lucha". Y acota que tienen mucho que perder: "Con esas tomas nos baja la plusvalía, seguridad del sector y la parte social que se intensifica con presencia de drogas".
Cerca, otro residente cuestiona: "Les botamos las latas para la quebrada. Ponen palos, los quitamos, y vuelven y los colocan. No puede ser que el Estado otorgue beneficios a gente que no corresponde. En las noches talan los árboles. Hemos llamado a autoridades, y nada".