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El policlínico de los libros

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Relatos delirantes

Mike Wilson tiene una prosa demoledora y letal, que en ningún momento titubea. En la punta de su lápiz hay una grúa, que después de cada párrafo liquida al lector como si fuera un juguete que está inserto en la selva de su prosa. Ya lo demostró con "Leñador" y "Ártico", dos novelas que lo posicionaron como uno de los mejores escritores del continente, llevándolo a ser publicado en Argentina y traducido en varios idiomas. Lecturas Ediciones quiso ir más allá y traer de vuelta al primer Wilson, al más desconocido, al que fue construyendo los cimientos de su posterior obra, y para ello, acaba de reeditar "El púgil", su primer libro.

El texto está ambientado en un Buenos Aires post-apocalíptico, en el que conviven "La carretera" de Cormac Mccarthy con "Blade Runner", y "Dark City" de Alex Proyas con el Steven Spielberg de "Inteligencia artificial". Estamos en un lugar oscuro -a ratos hermético-, en donde la adrenalina y los cyborgs están al alcance de cualquier mano.

Un boxeador porteño, veterano de Malvinas, se pone a sollozar en lo que sería su última pelea. Antes de caer rendido, y mientras es abucheado por un público que abarrotó el Luna Park, se pone de rodillas y rompe en llanto mientras con los guantes intenta disimular su congoja. Los medios de comunicación lo sindican como un cobarde y la opinión pública destruye su figura, considerando que un hombre de esa valía no puede tener ese tipo de actitudes.

El boxeador vuelve a su departamento destruido, desecho, abandonado por su entrenador y sin ganas de volver a pelear. Está inmerso en la destrucción total cuando, sin previo aviso, su refrigerador comienza a hablarle. Queda estupefacto. Una vieja chatarra, que no tiene otra función que mantener congeladas sus comidas, le cuenta historias y le da órdenes. Le habla de japoneses, de Malvinas, de historias inconclusas. Éste es el punto cero de la novela. La pizarra levemente trazada sobre la cual se edificarán saltos temporales, relaciones filiales y cines abandonados.

"El Púgil" es una novela de ciencia ficción que está plagada de guiños a series, cómics de segunda mano y películas de clase B. Hay un submundo cultural que habita en cada una de las páginas, siendo cada párrafo no sólo un circuito que engloba un cuadro mayor, sino también una historia particular que se podría desprender de su todo, erigiéndose cada uno de ellos como micro-relatos que podrían no estar dialogando entre sí.

Pasamos por un momento cultural en donde la escritura del yo pierde cada más potencia. La literatura, ahora, se comienza a desenvolver en otras naves: estamos entrando a la era del delirio y la ciencia ficción. Desde hace un tiempo, Wilson y sus cyborgs pisan fuerte, dejando huellas que nos van guiando el camino.

título: "EL púgil"

autor: Mike Wilson

editorial: Lectruras Ediciones

"ExpoVino" dio espacio a la cerveza y el pisco

El tradicional certamen vitivinícola abrió su abanico para llenar las copas con otros tragos.
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Matías Valenzuela

El VTP albergó una nueva versión de la ExpoVino y Gastronomía, en su edición de invierno, instancia que congregó a miles de fanáticos no solo del vino, sino que también la cerveza y el pisco.

Fueron ochenta los stands, de diversa índole, que se apilaron en el recinto porteño para recibir la visita de los cerca de 4.000 asistentes.

Con copa en mano, el público probó, bebió y compró los mejores exponentes que ofrecían los representantes de las viñas de Casablanca y el Aconcagua, que exhibieron sus mejores tintos, blancos y rosados.

Desde la organización del tradicional evento, Bruno Elicer, calificó como "exitosa" la décima edición de este evento.

"La experiencia fue súper positiva, fue un evento bien completo, y la gente se fue contenta. Tuvimos un nivel de producción súper alto, que hemos ido mejorando todos los años, y queremos seguir en esa senda", comentó el organizador.

Creciendo

Este año, las copas fueron rellenadas no solo de vino, sino que también hubo tribuna para la cerveza y el pisco, opciones que gozaron de alta demanda en ambos días que duró el evento.

"Tuvimos la suerte de tener un pabellón de la cerveza, fue la primera vez con siete cerveceros, y también tuvimos el Bar del Pisco. Fue una propuesta para poder hacer cosas distintas y atraer a otro público, hacer el tema más entretenido, para que hayan más novedades", señaló Bruno Elicer.

Desde el propio Bar del Pisco, su dueño Alan Lara, afirma que su primera experiencia en la ExpoVino "ha sido increíble, para nosotros fue muy interesante estar tan cerca del mar, es como una cosa que deseábamos".

Sobre la acogida del público, asegura que fue muy buena. En efecto, se apreciaba una aglomerada fila de gente esperando por piscolas, sours y otros cocteles elaborados con pisco.

"Nos ha ido súper. Pasa algo súper interesante, el público parte con unos vinos, pero después quieren pasarse a algo más fuerte, se toman una piscola para prender y siguen celebrando", contó Alan Lara.

matias.valenzuela@estrellavalpo.cl