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La sangre en la cancha

Mauricio Viana sumó un nuevo capítulo a su aguerrido y sufrido historial vistiendo la camiseta del Decano.
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Nicolás Arancibia Bórquez

El público presente en el duelo entre Santiago Wanderers y Coquimbo, quedó atónito cuando tras la fea patada por parte de Rodrigo Holgado, Mauricio Viana se paró con el rostro ensangrentado y la mirada perdida buscando alguna explicación. Cualquier jugador, dada la magnitud de la lesión sufrida, hubiese preferido quedarse en el banco para cuidar su integridad física, pero Mauricio Viana no es así. Al golero le pusieron ocho corchetes en su frente, y tras ello, volvió a la cancha para seguir custodiando con honor y con valor la portería verde.

Este episodio, se suma al listado de fuertes golpes que el limachino ha sufrido bajo el arco de Wanderers, siendo el primero de ellos, el sucedido en el año 2012, cuando en marco de un duelo ante Unión La Calera, el ex Sporting Cristal le gritó fuertes epítetos a Gastón Cellerino, quien no pudo contener la rabia, y al ver al arquero verde acercarse, le propinó una patada de artes marciales en el pecho que dejó a Viana tumbado en el piso. Años después fueron compañeros, y tras un café, todo se solucionó.

La más heroica de las jornadas la vivió el 2013, cuando en un partido ante Audax Italiano jugado en el Nicolás Chahuán de La Calera, el oriundo de Limache sufrió un fuerte choque lo dejó con una perforación en su intestino. Corría el minuto 81 de aquel duelo, y al no tener más cambios, Viana decidió continuar jugando pese a la gravedad de la lesión, tapando incluso un penal en el último minuto. Tras el partido, fue derivado de urgencia a la Clínica Reñaca donde fue intervenido quirúrgicamente por más de cuatro horas.