El matrimonio porteño iba de compras para festejar a nieta
Tras el fatal desplome del viaducto en Génova, y que costó la vida a tres connacionales, una persona cercana a la pareja dio su relato a La Estrella de tragedia que enluta a Italia y Chile.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
A la hora en que ayer, a través de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores lamentaba la muerte y enviaba las condolencias a los familiares de los tres chilenos que perdieron la vida en la caída del puente Morandi en la ciudad de Génova, Italia, la cuesta por Camino Viejo, en cerro Rocuant, se tornaba más pesada.
No sólo por la confirmación de, hasta ese momento, 39 muertos producto del desplome del viaducto en zona urbanadonde cayeron al vacío desde más de 50 metros tres camiones y una treintena de vehículos, entre ellos, el de Juan Carlos Pastenes, su esposa Nora Rivera y Juan Figueroa, amigo de la pareja, sino por dar con un paradero al drama.
Tras varios llamados y golpes de puerta, José Montenegro asoma en el último piso de su residencia en Rocuant para darnos luces de quién mejor que él podría narrar y revelar esos momentos en vida del matrimonio porteño, antes de la desgracia.
A tan sólo unas cuadras, Verónica Montenegro, hermana de José, nos recibe. Es la cuñada y esposa del hermano del fallecido Juan Carlos Pastenes Rivillo. Tan solo unos minutos de disponibilidad para una noticia que le resultó, evidentemente, muy fuerte. Chocante. "Y nada de fotos por favor", dice.
No hay mucho tiempo. Hasta que Montenegro desliza palabras al momento exacto del paso del automóvil sobre el puente Morandi en medio de una tormenta, de acuerdo a lo informado por cercanos (uno de los hijos de la pareja tuvo la triste misión de reconocer los cuerpos de sus malogrados padres), "ellos iban a comprar carne". A lo que se refiere es que los chilenos se aprestaban a celebrar el cumpleaños de la nieta, Alexia Pastenes, que cumplía -"al parecer"- 9 años.
Pareja cariñosa
Acerca del matrimonio chileno compuesto por Juan Carlos Pastenes Rivillo, con domicilio en la avenida Washington, y Nora Rivera, del cerro Ramaditas pero oriunda de avenida Francia, Verónica Montenegro comenta que los recuerda como una pareja muy cariñosa, comprometida en todo el sentido de la palabra. "Juan Carlos era muy buena persona. Muy cariñoso con sus sobrinos y hermanos. Nora también era amable y amorosa".
Doña Verónica hace una pausa. Saca el cálculo: "Ellos llevaban como 27 años de casados. Él vino de Génova a buscarla para casarse…".
Fue entre 1979 y 1980, no tiene del todo claro la fecha, cuando Juan Carlos Pastenes cruzó el charco hasta el Viejo Continente en busca de las oportunidades que en Valparaíso no encontraba. Y un punto fijo en la mira: Génova, en Italia. "Fue a hacer patria allá, a probar suerte".
Primero se las apañó como chef en diversos establecimientos de comida por varias temporadas, para luego, durante sus últimos años, afirma Montenegro, laborar en el rubro de los cruceros en la parte de la mantención.
En retrospectiva, manifiesta que cuando Pastenes Rivillo se fue a radicar al país de la bota, era casado con otra persona. De esa relación tenía tres hijos. A los años, se separó para llevarse a sus dos hijos mayores. Después, al pasar el tiempo, conoció a Nora Rivera en una visita relámpago en Valparaíso. El amor fue instantáneo: se casaron inmediatamente. Vuelve y reitera: "Eran una pareja muy cariñosa, comprometida".
Contacto y regalos
Evoca aquella última visita del matrimonio en suelo porteño. Marzo del 2016. "Él vino a visitarnos hace dos años para ver a toda la familia". Y un objetivo en la estadía de Juan Carlos Pastenes, "darle ánimo a su hermana enferma", dice.
Verónica Montenegro también conoció al otro fallecido en Italia, el quillotano Juan Rubén Figueroa Carrasco, quien a sus 63 años, ya tenía casi cuatro décadas en Italia. Por esas vueltas del destino, hace unos meses Juan Rubén había visitado a su familia en el sector de la villa O'Higgins y vuelto a la Península Itálica para dejar todo en orden: en septiembre pensaba radicar definitivamente en Chile.
Lo ubicaba, dice Montenegro, cuando Figueroa venía a Chile para así mandarle encomienda y regalos al matrimonio Pastenes-Rivera en Europa. "Lo conocí antes, cuando fuimos a Génova. Fue el 31 de julio del 2017 y estuvimos un mes allá", asegura Montenegro, mientras agrega al detalle: "Eso porque era como comerciante artesanal. Se dedicaba a la joyería".
Juan Figueroa Carrasco, muerte que confirmó su hija al llegar a su casa en la calle Thompson de la villa O'Higgins de Quillota y que se encontraba muy afectada por lo sucedido, vivía con parte de su familia en Italia. Fue su hermano Miguel Figueroa quien tuvo la difícil tarea de reconocer el cuerpo del malogrado quillotano que tenía además familiares en la población Corvi de esa comuna.
Cancillería
La entrevista se termina con Verónica Montenegro. Es hora, por parte de los familiares de Pastenes, de seguir los canales ayer anunciados por Cancillería: "brindar apoyo para gestionar, de emergencia, la documentación necesaria para que la familia del matrimonio Pastenes Rivera pueda viajar a Italia cuanto antes".
Al respecto, el Ministerio de Relaciones Exteriores indicó que "desde el momento en que se tomó conocimiento de la emergencia, el Cónsul de Chile en Milán, Pedro González, y el Cónsul Honorario en Génova, Gian Luca Chiavari, iniciaron las gestiones, primero para saber si había chilenos afectados por la tragedia y luego para conocer sus identidades". De Cancillería informaron que "han mantenido contacto con los familiares de las víctimas en Chile, de manera de entregarles información y orientarlos respecto de los procedimientos a seguir para la eventual repatriación de los cuerpos".
Un fatal derrumbe de una cuestionada estructura por expertos que no sólo enluta a toda Italia, sino que a Chile y la región de Valparaíso en particular.