Secciones

Experto en crímenes violentos: 'Hay un nexo víctima-victimario'

Gilberto Loch, consultor criminalístico especializado, explica que, en casos con tal nivel de ensañamiento, existe una relación previa entre ambos.
E-mail Compartir

Matías Valenzuela

El trauma se siente en toda la región. Lo macabro del crimen quedará, sin duda, marcado en la historia policial de Valparaíso, y mientras se investiga al homicida, las hipótesis se multiplican por doquier.

A pesar de ser atípico, hay precedentes y formas de investigar estos casos tan inusuales y violentos. Y un experto en la materia es tajante al adelantar que hay una relación personal previa entre la víctima y el victimario.

Conversamos con el prefecto inspector (R) Gilberto Loch, especialista en crímenes violentos y exjefe regional de la PDI en Valparaíso y Santiago. El experto enfatiza que las características del homicidio apuntan a un claro nexo entre el profesor villalemanino y la persona responsable de su desmembramiento.

"Este es un caso atípico para este país. Lo que se puede señalar preliminarmente es que inequívocamente las hipótesis investigativas deben estar centradas en poder establecer la relación víctima-victimario. Este nivel de ensañamiento, de no sólo matar sino que cercenar, decapitar, descuartizar, es por que hay vínculos entre la persona fallecida y quien o quienes cometieron este delito", manifestó Loch.

Sobre el método investigativo, el ex detective menciona que se debe trabajar para establecer cuál era el vínculo. "La segunda fase de investigación debe estar orientada a poder determinar cuáles son esos vínculos, y esos vínculos, en mi opinión, cuando se ejecutan actos de esta naturaleza, tienen que ver con emociones. Emociones de odio, de amor, conceptos muy intensos", precisa Loch.

Ocultar la relación

Cuando trascendió la noticia del cuerpo descuartizado que apareció flotando en el mar, se pensó en un ardid pensado para dificultar la identificación del cadáver, pues no hay rostro, huellas digitales ni piezas dentales, que son las primeras pericias que se realizan a la hora de identificar cuerpos.

De hecho, a los familiares de Nibaldo Villegas les mostraron su torso, ya que había concordancia entre su avistamiento y la desaparición del profesor de computación. En primera instancia no lo reconocieron como tal y fueron diligencias posteriores con ADN las que comprobaron la identidad del cuerpo.

Sobre este ánimo de ocultamiento, el consultor repite que tiene que ver con la relación entre el asesino y su víctima, pues se trata de una intención de ocultar la relación para protegerse.

"Otra de las aristas importantes tiene que ver con ocultar la identidad, y cuando se oculta la identidad, nuevamente volvemos a la primera hipótesis, que tiene que ver con eliminar la relación entre la víctima y el victimario", apunta.

¿sicarios?

Por los aberrantes detalles del ataque, surgieron versiones que lo relacionaban con crímenes violentos que ocurren en países como Colombia o México.

Esto es descartado por Loch, argumentando que esas muertes se contextualizan en enfrentamientos entre bandas de narcotráfico, y éste no es el caso. "Son realidades diferentes", sentencia.

Al preguntarle por las expectativas de encontrar a el o la responsable, es optimista, adelantando que se completará "en el mediano o corto plazo" y, por lo mismo, se debe concentrar la investigación policial en una persona que hizo lo que hizo mientras sufría "una alteración emocional" con el profesor.

"Yo creo que lo más complejo va a ser el poder determinar la hipótesis exacta. Definido eso, la investigación debiera ser rápida. El problema más grave de este caso, dada la alarma pública que hay, es la multiplicidad de rumores que se van produciendo que, en definitiva, más que ayudar, perturban la investigación", finalizó.

valparaíso, 1963

E-mail Compartir

El caso de los tarros lecheros: en uno de los hechos policiales más conocidos de la historia criminal porteña, el profesor Nicolás Arancibia asesinó a su pareja, de 21 años, y a su pequeño hijo, de 1 año y 4 meses. Cortó el cuerpo de la mujer por la mitad y metió ambas partes, junto al cuerpo del lactante, en sendos tarros lecheros metálicos. Uno fue hallado en una casa de Playa Ancha, donde lo dejó encargado, y el otro en la propia residencia del homicida, en la calle Chaigneaux del cerro Barón. Su justificación para el crimen fue macabra: quería irse a vivir al norte y no quería mantener a su familia.

Valparaíso, 2004

Los crímenes del "Loco Mariano": en el cerro Cordillera, quedó al descubierto el asesinato y posterior desmembramiento del dueño de un local de internet, de 34 años, a manos de un vecino que padecía de esquizofrenia y era conocido como el "Loco Mariano". Las gotas de sangre que cayeron desde la habitación del asesino al primer piso lo delataron. Confesó otro descuartizamiento cometido con anteriores contra un peluquero, cuyos restos enterró y luego arrojó al mar.

Puente alto, 2006

La muerte de Hans Pozo: un perro encontró un pie humano en un sitio eriazo. Fue la primera pista para desenmarañar el crimen de Han Pozo, un joven de 20 años, cuyo cuerpo fue desmembrado y repartido por distintos lugares, con el fin de evitar su individualización. Diez partes del cadáver pudieron ser recuperadas. El principal sospechoso del crimen se suicidó cuando la policía estrechaba el cerco.

Villa alemana, 2010

Horror en Villa Alemana: en medio de una jornada de consumo de drogas y alcohol extremo, dos hombres asesinaron a un joven de 24 años, con el fin de ocultar una relación homosexual. Luego de matarlo, descuartizaron el cuerpo, lo quemaron y lo enterraron en un patio en la calle Hipódromo.

Lo espejo, 2013

Crimen por encargo: en un paso bajo nivel ubicado frente la cárcel Santiago 1, fueron hallados restos desmembrados de una mujer. Un tatuaje permitió identificar a la víctima: Marte Peña, de 31 años. La investigación determinó que se trató de un crimen por encargo vinculado con el narcotráfico.

Santiago, 2016

Femicidio y descuartizamiento: la joven colombiana Juliana Acevedo, de 21 años, fue asesinada por su pareja, de la misma nacionalidad. Después del femicidio, el hombre metió el cuerpo de la mujer en la tina y lo desmembró usando un cuchillo carnicero de 14 centímetros. Luego metió sus restos en bolsas de basuras, las que arrojó al río Mapocho.