Habla dueño de desarmaduría que tenía "armamento bélico"
Ricardo Crovetto dice que todo lo confiscado por la PDI lo adquirió en ferias libres, sin saber que debía contar con un permiso. "Me gusta mucho la historia", explicó.
La semana pasada, la Policía de Investigaciones (PDI) informó que, a través de su Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medio Ambiente y el Patrimonio (Bidema), había incautado una serie de residuos peligrosos, armamento de guerra y una vértebra de ballena desde la desarmaduría "Cresal", en Viña del Mar.
El comisario Marco Orellana, de la Bidema Metropolitana, explicó que por la ley de Pesca y la ley de Armas, "se procedió a la detención del dueño, por no tener o contar con los permisos de la Seremi (del Medio Ambiente) y la acreditación de las especies de cetáceos, como también de las armas incautadas".
Ayer por la mañana, Ricardo Crovetto, propietario de esta desarmaduría ubicada en el Camino Internacional, quiso entregar de manera voluntaria su testimonio a La Estrella, para aclarar que no tiene aficiones de guerrillero y que todas las piezas que mantiene han sido adquiridas en ferias libres.
Denuncia
Son las 11.00 de la mañana de un miércoles de agosto. En la entrada de "Cresal", se aprecian diversos vehículos abollados (son 7 mil en total) y unos trabajadores que atienden a la clientela en un mesón al aire libre. El guardia que vigila llama por radio a Ricardo Crovetto, quien a los minutos se aproxima desde una escalera. "Entremos a mi oficina, por favor", indica con la mano.
El despacho de Crovetto es un container blanco, que con el tiempo se ha ido transformando en un museo. En sus costados tiene portadas de diarios antiguos, diplomas, billetes de diferentes épocas y hasta un decreto firmado por el militar y político italiano, Benito Mussolini. "Me gusta mucho la historia y esto lo compré por internet", dice el empresario y toma asiento en su escritorio.
Alrededor de él hay fotografías familiares, dibujos hechos por niños, carpetas y paisajes. En su mesa, papeles de la empresa, facturas y otros documentos. "La semana pasada vinieron unos detectives de la PDI para inspeccionar la desarmaduría. Dijeron que una persona había puesto una denuncia por una gran cantidad de baterías y aceite, que podrían poner en riesgo el medio ambiente", dice.
Al rato se presenta su hijo Martín Crovetto, quien estuvo con la policía ese día. "Efectivamente nosotros tenemos 180 baterías y 7 tambores de aceite, pero todo está resguardado en una bodega especial que significó una gran inversión. Todo está en regla", comenta el joven, que trabaja en el negocio familiar.
El propietario advierte que todo ese día estaba tranquilo, hasta que se le "ocurrió invitar" al jefe de la sección policial a su oficina. "Como ese día estaba bien helado, le dije que pasara a la oficina para que estuviera más cómodo. Entonces vio todos los objetos que tenía y junto con la seremi de Medio Ambiente, que también estaba, comenzaron a confiscarlos porque no estaban inscritos", detalla.
Martín agrega que estuvo con los detectives en la bodega y que sólo le pidieron que sacara los tambores. "Revisaron y vieron que todo estaba en orden, tal cual les habíamos dicho, porque para nosotros es muy importante cuidar el entorno. De hecho, tenemos iniciativas ecológicas", dice.
Ferias libres
Las autoridades se llevaron 2 puntas de proyectil vacías, un rifle, 2 casquillos de fusil, 2 carcasas de granadas y una vértebra de ballena. Ricardo Crovetto destaca que todas las cosas las adquirió en la feria libre de Concón y en la de la avenida Argentina, en Valparaíso. "Todo junto no hacen más de 50 mil pesos. Yo sólo los compré porque me gusta la historia, coleccionar cosas antiguas y en ningún momento sabía que había que contar con un permiso. No estaba haciendo nada malo... y la vértebra de ballena me la regaló un buzo de Punta Arenas", explica.
Martín continúa el relato diciendo que tras la incautación, se subió al vehículo de la policía para dar declaraciones en el cuartel de Miraflores. En el camino, reflexionaba sobre el operativo. "Las especies iban atrás (en el maletero) y uno de los detectives iba con el rifle entre las piernas. Si hubiera sido armamento de guerra, debería haberse acordonado el lugar por el peligro, pero nada de eso se hizo. Sólo son adornos viejos, de fierro y cobre", afirma.
El dueño de la desarmaduría dice que pidió asesoría a un abogado, puesto que en su oficina tiene otros artículos del mismo estilo. "Otras veces han venido detectives, hasta el Gope y nunca se habían llevado nada. La verdad es que lo único que quiero es recuperar el rifle, porque es de la batalla de Concón y yo lo quería donar al Museo Naval", expresa.
La Estrella intentó comunicarse con la seremi de Medio Ambiente, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.