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Tania Madriaga, la mujer fuerte tras el Plan Regulador:

"No puede ser que sólo unos pocos puedan decir cómo hay que vivir"

La actual directora de la Secretaría de Planificación de la municipalidad de Valparaíso, es la voz experimentada en la ejecución de los proyectos y programas de la Alcaldía Ciudadana. Mejorar la calidad de vida de los porteños es un desafío ligado íntimamente a su historia personal.
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Tania Madriaga nació en una toma de terrenos, viendo, desde pequeña, cómo sus padres luchaban activamente por el sueño de la vivienda digna. Posteriormente tuvo que enfrentar el exilio en el período de la dictadura militar cuando apenas era una niña. Este difícil giro del destino trajo pruebas; pero también enseñanzas y fortalezas de las cuales se nutrió para formarse como una mujer profesional, responsable y con "personalidad de primogénita", como le gusta definirse. Gracias al arduo camino recorrido y los conocimientos adquiridos hoy ostenta el cargo de Directora de la Secretaría de Planificación en la Alcaldía Ciudadana de Valparaíso, una tarea que "no es fácil", según cuenta a Región F.

La complejidad de su trabajo se genera en el día a día. Trabajar en la municipalidad consiste, muchas veces, en preocuparse de las necesidades más urgentes e inmediatas y postergar las planificaciones a futuro, allí donde lo urgente puede "comerse" fácilmente a lo importante. "Nos cuesta harto, desde lo local, construir miradas estratégicas del futuro para los territorios", explica Madriaga y añade que el desafío más desafiante ha sido involucrar a la comunidad y "enseñar a las personas para que puedan vincularse participativamente en el diseño de la ciudad".

Frente a proyectos como el nuevo Plan Regulador de Valparaíso, se han levantado algunas voces en contra. Pero Madriaga se hace cargo de la crítica al mismo tiempo que reitera el llamado a las comunidades a integrarse en la planificación ciudadana. "No puede ser que sólo algunos pocos puedan decir cómo hay que vivir o cuáles son los proyectos que hay que implementar. Hay intereses de los habitantes que tienen que estar representados y si logramos hacer esa conjunción, vamos a ganar todos".

Capital social

"Tenemos poca confianza en la gente", señala a modo de diagnóstico de nuestra sociedad chilena. Ya que vivió en el extranjero durante muchos años, Madriaga realiza aquel contraste con facilidad y añade que "los chilenos renegamos, a veces, de nuestra propia tradición, cultura, historia y patrimonio". Destaca, en esa misma línea, que el capital social y cultural de Chile no es monopolio de nadie y que todos los ciudadanos pueden contribuir desde distintas veredas: "Todo el mundo tiene algo que aportar a las soluciones, yo creo que hay que negarnos menos y valorarnos más".

Defiende su cosmovisión y su origen, también está orgullosa de las oportunidades que la vida puso en su camino a pesar del difícil contexto que le tocó vivir. "Mi historia no es una historia que haya nacido desde el poder, sino una historia que nace desde la comunidad, pero también una historia llena de oportunidades porque pude, a pesar de no estar en mi país, conocer". Conocer, según cuenta, otras culturas y otras visiones que hoy en día le sirven como herramientas para trabajar con una mente abierta y capaz de valorar la diversidad.

Esta mirada integradora y conciliadora de la sociedad provoca que Tania Madriaga se sienta satisfecha frente a los nuevos movimientos sociales, como la lucha por la equidad de género. Debido a estos cambios sus hijas (de apenas ocho y diez años) ya se declaran feministas. "¡Son más feministas que yo! Ellas se cuestionan todo" y añade, entre risas "al papá le cuesta un poco más, porque al tiro le pasan lo enfrentan cuando no están de acuerdo con él".

Su historia personal, de niña, fue distinta. Madriaga declara que su origen está en una familia de linaje matriarcal, con muchas figuras femeninas empoderadas que la ayudaron a forjar su propio carácter. "Mi experiencia, fuera de Chile, ha estado muy vinculada a mujeres, a mujeres trabajadoras, profesionales, dueñas de casa que dirigen sus familias". No obstante, observa que su realidad fue un caso aislado y que, en general, nuestro país todavía peca de machismo, algo que ha tenido que enfrentar en su trabajo como directora. "No guardo trauma ni me siento vulnerada, sino que enfrento las situaciones. Pero a los hombres no les gusta una les diga que no".

Cuando se le pregunta por el futuro y sobre todo sobre el legado que desea entregar a sus hijas, Tania cierra la reflexión con una mirada optimista, enfocada no solamente en los resultados, sino que también en el valor intrínseco de vivir en comunidad. "Me gustaría que mis hijas puedan vivir en una sociedad donde los sueños se pueden hacer realidad, donde la gente pueda pensar que esa idea que tiene para la ciudad es una idea que se puede llevar a la práctica, que no vivan en una sociedad de frustración o de sueños sin cumplirse", concluye.