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Mil Tambores: el esfuerzo no recompensando de las comparsas

Agrupaciones invitadas a participar en el carnaval trabajan todo el año para reunir fondos y costear los gastos que implica brindar el espectáculo, pero reciben muy poco de la organización. Dirigentes vecinales sugieren que los aportes vayan a los grupos artísticos y no a la polémica corporación que dirige el carnaval.
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Nicole Valverde S.

Mucho se habla sobre el carnaval Mil Tambores y su organización. Hay detractores y también quienes defienden el evento, por todos los efectos -negativos y positivos- que su realización conllevan para la ciudad Puerto.

El 18 de septiembre, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio negó el presupuesto de 40 millones de pesos de asignación directa que solicitó la corporación Mil Tambores para realizar el carnaval este año. Dineros que, según lo establecido en el Convenio de Colaboración y Transferencia de Recursos entre el ex Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Valparaíso y la Corporación Mil Tambores del año 2016, fueron invertidos mayoritariamente en recursos humanos ($12.320.000) y gastos operacionales ($27.680.000).

El detalle de los gastos de recursos humanos indican que $2.825.000 fueron para el director de la corporaicón, Santiago Aguilar; $2.525.000 para producción general; $1.000.000 para coordinación de producción general; $1.120.000 para coordinación comunicacional y difusión, etcétera.

Los gastos operacionales generales se desglosan en $3.500.000 para alojamiento y mantención; $3.000.000 para seguridad; $2.800.000 aseo y mantención de escuelas; $2.500.000 colaciones, catering y agua; y $2.500.000 para baños, entre otros. Cifras que benefician en porcentajes mínimos a las agrupaciones invitadas a participar en el carnaval y que son las verdaderas protagonistas.

Autogestión

Estas agrupaciones son organizaciones sociales y culturales que trabajan desde sus barrios de origen y, según explican, sin fines de lucro. Existen porque buscan promover y difundir la cultura a través de sus distintas expresiones artísticas, esas que sacan aplausos en los pasacalles barriales de los cerros, de las escuelas y en el gran pasacalle de cierre de Mil Tambores por avenida Altamirano.

Ellos son el alma de la fiesta y gracias al trabajo autogestionado que realizan durante un año, logran costear los gastos que implican los trajes de los bailarines, los músicos que acompañan las comparsas, agua, alimentación, transporte, entre otras cosas.

Los dineros se reúnen con bingos, rifas, eventos, peñas, bailando en la calle, y algunos postulan a pequeños fondos de cultura, que jamás alcanzan la cifra de $40.000.000.

Tras consultar a algunas agrupaciones, descubrimos que, por ejemplo, un traje tinku completo de la Escuela Andina Ayllu Kallpa cuesta $120.000. Así mismo, el traje caporal de Los Reales Brillantes de Valparaíso ronda los $200.000. Mientras que cada una de las bailarinas de la Conga Comparsa La Kalle deben desembolsar $30.000 para vestirse.

Arduo trabajo

Constanza Leiva, de la Comparsa La Kalle, cuentas que el trabajo coreográfico, musical y de autogestión es arduo. "Nosotros nos dividimos en cuatro bloques: de parejas, bailarinas, figurines y músicos. Y cada bloque va haciendo su autogestión para poder costear sus trajes".

Según Jaime Aguilera, director de los Reales Brillantes de Valparaíso, "el apoyo de parte de la Corporación Mil Tambores -al menos para nuestra agrupación- es como de un 10% de los gastos totales que nosotros tenemos, y nosotros lo destinamos para transporte. Todo lo que nosotros gastamos e invertimos para participar en Mil Tambores surge de nuestra autogestión, porque nuestra organización interna funciona muy bien".

Cabe destacar que las agrupaciones del Bloque Andino necesitan ir acompañados de una banda, costo que también sale desde sus propios bolsillos. Es por eso que este año los Reales Brillantes optaron por otra modalidad, con músicos a bordo de un camión y amplificación.

En ese sentido, Aguilera destaca que las motivaciones de los bailarines -y que los impulsa a participar con entusiasmo en el carnaval- es la alegría de la gente. "Y es que eso no tiene precio", asegura el director.

dinero a las comparsas

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A través de un comunicado, las juntas de vecinos de los cerros Bellavista, Alegre, Yungay, Concepción, Miraflores y la Población Cochrane, del cerro San Juan de Dios, manifestaron: " Hemos hecho visible la curva de descomposición y daños que los organizadores han provocado en una fiesta que en sus inicios contaba con la participación de todos" .

En la misiva agregan que "la Corporación Mil Tambores entrega una versión del evento que distorsiona totalmente la realidad, e insiste en no reconocer los daños que su convocatoria hace a la ciudad, evadiendo su responsabilidad y endosándosela a las autoridades y a los vecinos, quienes pagan los altos costos de su plan de negocios montado en el gasto de todos y en beneficio económico de sus organizadores". Agregan que "tenemos el convencimiento de que el carnaval debe existir, y puede existir, pero sin la administración de la Corporación Mil Tambores". Por último señalan que "creemos de manera absoluta que los recursos entregados cada año a la actividad deben ir a las comparsas, quienes son los verdaderos protagonistas de esta fiesta, y no a la Corporación Mil Tambores que destina el mayor porcentaje de esos recursos al pago de sus propios honorarios".