Claudia Merino
Caso: Confundieron cáncer con mastitis crónica
El día 23 de abril de 2018, Claudia Merino recibió el resultado de una biopsia que se había hecho en el hospital de Quilpué porque tenía nódulos en su mama derecha. Ese día, la mujer de 37 años y madre de 3 hijos se sintió aliviada cuando vio la conclusión histológica que decía "mastitis crónica inespecífica". Fue tratada bajo ese diagnóstico, pero un mes después volvió a ser sometida a una nueva biopsia, esta vez con un nuevo y definitivo diagnóstico: carciroma infiltrante mamario. Era el 14 de mayo.
Su cáncer era grado 3 y el tumor tenía 2 centímetros, pero la mujer estuvo casi tres meses sin recibir tratamiento y el nódulo creció a 7 centímetros.
"Ya comencé con las quimio en el hospital Van Buen y el doctor me dijo que era inaceptable que el Hospital de Quilpué no apurara el tratamiento. De seis quimio que debiera haberme hecho, ahora tendrán que ser 16, así es que trato de tomarme esto con tranquilidad; la próxima semana empezaría mi tercera quimio, que me hago cada 21 días, y después de la cuarta vienen las dosis semanales. El doctor me dijo que esto se pudo haber evitado si me hubieran diagnosticado y tratado a tiempo, después tengo que operarme y tengo un miedo terrible de hacerlo en el Hospital de Quilpué, tengo miedo de entrar viva y salir muerta, ojalá que me operaran en otro lado ", señaló.
Caso: cirugía le dejó una grave herida que no sana
Pilar Toledo tiene 23 años y el 30 de agosto pasado se internó en el Hospital de Quilpué para realizarse una mastectomía supernumeraria bilateral, que es la extirpación de tejido mamario extra que tenía a la altura de sus axilas. Era una intervención ambulatoria y esa misma tarde se fue de alta con parches que debía sacarse dos días después. El lado derecho sanaba correctamente, pero el lado izquierdo no. Realizó cuatro consultas en el Consultorio de Especialidades y le dijeron que todo iba bien. Pese a que tenía infección, apareció pus, dolor y perdió la sensibilidad en parte de su brazo. Los doctores seguían insistiendo en el éxito de la operación. "Siguen pasando los días, mi pecho izquierdo aumenta considerablemente de tamaño, asimismo el color. Mi cuerpo presenta algo de fiebre, mi herida está abierta y llena de pus (...) Me hicieron exámenes de sangre y los leucocitos estaban en 16.120; el día 22 me dirigí al hospital para obtener otro control, pero el médico que me vio se asombró al verme el pecho y me dejó hospitalizada. La mama estaba roja e inflamada y mis leucocitos subieron a 19.000. Hoy mi herida es un hoyo arriba y abajo, tengo un cansancio psicológico enorme, los dolores son horribles, no duermo bien, el brazo no lo puedo estirar y lloro todos los días de impotencia, rabia, dolor y angustia. ¿Que pasa si empeoro?", se pregunta la joven madre.
Pilar Toledo
Caso: su bebé falleció porque no atendieron su parto
El 24 de julio pasado, Gabriela Montenegro, de 24 años, fue internada con un embarazo de término. Tenía dolores de parto y estaba empezando a botar el tapón mucoso. "Me internaron por una presunta preclamsia, opr calentamiento de orina, pero nunca ratificaron el diagnóstico. Pasaban los días y tenía muchos dolores, pedía ayuda pero me decían que no podían hacer nada porque no era prioridad, tenía que tener la preclamsia declarada o ser diabética para poder intervenir el embarazo", relata la joven, que esperaba a su primer hijo. Pasaban los días y las horas, ella seguía en trabajo de parto, pero sus súplicas nunca fueron escuchadas. "Me dijeron que me dejara de molestar, que cuando fuera verdad iban a atenderme. Una estudiante me vio, se apiadó y me hizo un monitoreo manual, se dio cuenta de que estaba en trabajo de parto y corrió a pedir que me intervinieran, pero ella tampoco logró nada", cuenta. Durante los primeros minutos del día 29, ya desesperada por la falta de atención intentó irse del hospital; fue ahí cuando logró que le hicieran un monitoreo "de mala gana" y a las 05.00 de la madrugada decidieron hacerle una cesárea de urgencia, pero tuvieron que pasar otras dos horas para entrar a pabellón. A esa hora ya era demasiado tarde: Pascual nació a las 07.56 y minutos después le dijeron que estaba muerto. "Yo reaccioné muy mal, le pegué a los enfermeros y entre siete tuvieron que contenerme. El pediatra y la anestesista lloraron a mi lado porque no pudieron salvar a mi hijo", dice. Pascual Lorenzo murió por aspiración de líquido amniótico y un edema cerebral.