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El policlínico de los libros

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La experiencia formativa: Una búsqueda imperiosa

Sujetos que se buscan a sí mismos. Jóvenes atormentados que conocen del fracaso y la desilusión. Personas que se refugian en la escritura como una trinchera desde donde aprecian un panorama triste y a veces desolador. En los cuentos que conforman La experiencia formativa de Antonio Díaz Oliva - que vuelve a publicar luego de su aplaudida novela La soga de los muertos- nos encontramos con una serie de factores que recorren cada uno de los cuatro relatos que conforman el libro. Aquí hallamos humor, ternura, rabia y una gran variedad de personajes que buscan la felicidad y para ello encuentran en la escritura una suerte de sanación. Así nos topamos con una comunidad hermética que durante la dictadura reciben la llamada experiencia formativa que los moldea según las reglas de esta suerte de secta que es en realidad una comunidad hippie. El protagonista narra la historia de su escape junto a su pareja Raquel. De fondo unos extraños conejos se le aparecen. Quien narra siempre lleva una pata de estos animales para la buena suerte. En otro relato un hombre es criado para ser fisicoculturista, sin embargo, fracasa, entonces toma un curso de escritura para sanarse mientras escribe a su madre contándole todo lo que le ocurre, aunque no reciba respuesta. En otra narración un hombre crea un mapa de gente extraviada y depresiva. Él también está perdido y se aferra a su trabajo para el que se inspira fumando animalitos, una nueva droga que se comercializa. Finalmente nos encontramos con un joven que viaja en tren por Nueva York anotando en su libreta historias que escucha de personajes extraños para descifrar los secretos de la ciudad y su gente y así intentar olvidar. La experiencia formativa ofrece una variedad de textos en donde la búsqueda de la felicidad aparece finalmente como el gran anhelo. Con este breve, pero contundente libro de cuentos, Díaz Oliva concibe un volumen inquietante y muy atractivo donde el lector se encontrará con historias excéntricas tal vez, pero al mismo tiempo muy cautivantes, que atrapan al lector desde el inicio ratificando a su autor como una de las voces más originales de su generación.

"Aquí hallamos humor, ternura, rabia y una gran variedad de personajes que buscan la felicidad y para ello encuentran en la escritura una suerte de sanación"."

título: La experiencia formativa

Autor: Antonio Díaz Oliva

editorial: Neón

[Cultura Urbana]

Libro revivió obra y alma del gran ilustrador Lukas

Ayer fue el lanzamiento del homenaje "Lukas en El Mercurio de Valparaíso". En la instancia también fue reconocido su amigo, el destacado Rubén Bastías.
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Nicole Valverde S.

Si había alguien que sabía ilustrar la cotidianidad en Valparaíso y la idiosincracia del porteño, ese era Lukas. Renzo Pecchenino, falleció en el año 1988, a los 54 años, a consecuencia de un cáncer agresivo. Pero ayer su obra y alma revivieron en el lanzamiento del libro "Lukas en El Mercurio de Valparaíso".

El salón del Centro de Extensión Duoc UC, en el Edificio Cousiño, se repleto de personas que atentas escuchaban las anécdotas y la contribución que la obra de Lukas tuvo en los diarios El Mercurio y La Estrella de Valparaíso.

Homenaje a bastías

Pero antes, el director de El Mercurio de Valparaíso, Carlos Vergara, hizo una pausa para que el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, le entregara un merecido reconocimiento a un gran amigo de Lukas, el destacado ilustrador Rubén Bastías, más conocido por nuestros lectores de La Estrella como Sam Kudo, quien además es sucesor de Lukas en el Mercurio de Valparaíso.

Cabe destacar que Bastías fue quien hizo la portada del libro que contiene una vasta selección de la obra de Lukas. Una publicación que viaja por la vida cotidiana en Valparaíso y Viña del Mar, así como una cronología de los principales hechos históricos de nuestro país, ocurridos entre la década de los años 60, 70 y 80.

Su pluma y su tinta

En total, son 248 páginas que reúnen viñetas publicadas por Lukas en la prensa local, particularmente sus reconocidos chistes, que aparecían en la página editorial de El Mercurio, en La Estrella, y las inolvidables tiras del famoso Don Memorario. Pero que también saca a luz sus obras menos conocidas.

Quien tuvo la ardua misión de hacer la selección de las obras de Lukas, fue el historiador Gonzalo Serrano del Pozo, quien estableció criterios temáticos que eran recurrentes en la obra de Lukas, como Valparaíso y sus calles, personajes, cerros, ascensores y Wanderers; y Viña del Mar, la época de verano, el Festival, Everton y el Casino.

A ellos se suman, en la selección, hechos históricos que, a lo largo de dos décadas, fueron plasmados por la hábil pluma del dibujante: la guerra fría, el primer trasplante de corazón, la llegada del hombre a la Luna, la Unidad Popular, el régimen militar, el conflicto del Beagle, entre otros.

Su hijo, Giulio Pecchenino, que además es presidente de la Fundación Renzo Pecchenino, se mostró muy emocionado en el lanzamiento por la admiración y el cariño de las nuevas generaciones hacia la obra de su padre, y compartió con los asistentes datos como que Lukas colaboró durante 21 años en El Mercurio, lo que equivale al 80% de su obra.

Renzo y lukas

Mientras que su amigo de labores y ex compañero de arquitectura, Allan Browne hizo un paralelo entre Renzo y Lukas, a quienes recordó como -a modo de anécdota- como dos personas distintas, ya que Renzo era quien ejecutaba las obras pero quien las impregnaba de inspiración era Lukas, quien según Renzo aparecía para "arreglarlas y terminarlas".

Por su parte, y representando a las nuevas generaciones de ilustradores chilenos, Francisco Javier Olea se refirió a Lukas como "un virtuoso, capaz de plasmar miles de situaciones en una escena porteña".