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Viejito Pascuero porteño se despidió para siempre

Rigoberto Martínez falleció de un paro cardiorrespiratorio en el Hospital Eduardo Pereira. Su familia contó que de antes anunció su partida.
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Cinthia Matus O.

Hace una semana, el Viejito Pascuero porteño, que siempre cumplía con su deber cívico, y visitaba a los niños en los hospitales durante la Noche Buena, se despidió de todos. Incluso de su habitación, a la que le dijo en voz alta: "Chao pieza".

Su pareja, la "duende juguetera", contó que se iba al Hospital Eduardo Pereira a tratarse "unas venas que se le habían roto en el estómago". Otra vez estaba pasándola mal con la diabetes, y necesitaba urgente un médico. "Ese día se fue y lo dejaron hospitalizado. Como había pasado otras veces, yo esperaba que volviera, pero eso no pasó. Él partió el martes como a las 2 de la tarde, por un paro cardiorrespiratorio", dijo la duende, que se identifica como Sandra Navarro.

En la ficha del Viejito Pascuero, donde sale el nombre Rigoberto Martínez, el pronóstico era deplorable. Con 67 años, no sólo tenía diabetes, dañado el páncreas y el hígado, sino que también sufría una "miocardiopatía dilatada severa". Jacqueline Campos, la amiga que le arrendaba la habitación de la calle Las Heras, en Valparaíso, contó que tenía una constante presión en los pulmones y que no dejaba de sangrar. "Estaba muy enfermo, por eso se empezó a despedir de antes", manifestó llorando.

Barba y traje

En noviembre de 2017, cuando fueron las elecciones presidenciales, el Viejito Pascuero fue a votar al colegio Carlos Cousiño y se acercó a la prensa. Allí, con mucho pesar, dijo que esa sería la última vez que haría una aparición en público. "Ya estoy cansado, siento que cumplí mi deber, y me da pena porque no sé quién irá a ver a esos niños en los hospitales", expresó con lágrimas en los ojos.

Ayer, mientras sus restos eran velados en la funeraria Cubillos, su hija Lissette Martínez comentó que estaba muy cansado y que en el último tiempo, sus piernas ya no le respondían. "Todavía no lo asumo, me cuesta, pero siento que él al fin está descansando", dijo.

La porteña también contó que el Viejito se había comenzado a despedir desde el año pasado, cuando se cortó la barba. "Dijo que no iba a seguir más, se afeitó, pero en marzo dijo no, que este año lo haría de nuevo. Se empezó a dejar crecer la barba, pero cayó al hospital", lamentó la hija.

Hasta la funeraria llegaron familiares, amigos y diversos comerciantes de la calle Uruguay. "Él era un hombre muy bueno e inteligente. Le gustaba ayudar y da pena que se haya ido. En estas fechas él empezaba a recolectar los juguetes para llevárselos a los niños", comentó una de las comerciantes.

La familia, consciente de que Rigoberto Martínez hacía una labor social, se esmeraron en cumplir su último deseo: ser sepultado con el traje del Viejito Pascuero. "Como estaba hinchadito y mal por la enfermedad, no querían colocarle el traje, pero supliqué a una persona de la funeraria que lo hicieran porque ese era su último deseo", manifestó Jacqueline Campos.

El Viejito fue sepultado ayer en el Cementerio N°3 de Playa Ancha y hoy será muy visitado por el Día de Todos los Santos.