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En condiciones infrahumanas vive pareja de adultos mayores

Tras permanecer 4 meses hospitalizados, Zunilda Muñoz de 80 años y Rosendo González de 65, se encontraron con su casa quemada. Hoy viven en una precaria pieza mientras un grupo de vecinos levanta una casa digna donde puedan vivir.
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Priscilla Barrera Llanos

Zunilda Muñoz y Rosendo González están en esa etapa de la vida en que debieran poder descansar y disfrutar de lo que les quede por vivir. Ella con 80 años, él con 65, padecen enfermedades propias de la edad, pero agravadas por las deficientes condiciones de salud que les ha tocado enfrentar.

Irónicamente, Zunilda y Rosendo no pertenecen al quintil más pobre de la población. Ambos poseen movilidad reducida, no tienen hijos y sólo la ayuda solidaria y desinteresada de sus vecinos les ha permitido tener una vida más llevadera.

Quemaron su casa

En mayo pasado estuvieron hospitalizados por 4 meses debido a una persistente infección. Cuando les dieron de alta y pudieron regresar a su casa, se encontraron con la terrible noticia de que la vivienda que con tanto esfuerzo habían levantado en la parte alta de Viña del Mar fue consumida por las llamas.

La pareja de adultos mayores vive hace 25 años junta y prácticamente todo este tiempo lo han hecho en la parte más alta del populoso campamento Manuel Bustos de Viña del Mar.

Con sus escuálidas pensiones, los "abuelos" como cariñosamente les llaman sus vecinos, pudieron levantar su casa en calle La Luna con Bellavista, la misma que el pasado 12 de agosto sucumbió a las llamas aparentemente provocadas de manera intencional.

Sobrevivientes

A la espera de poder reconstruir su vivienda y dado que era pleno invierno, la pareja se ubicó en una casa que estaba desocupada en el fondo de la quebrada dentro del mismo campamento.

"Pero llegó el dueño en la noche y como es vola' o, nos echó. Tuvimos que arrancar y quedarnos a la intemperie", comentó la misma Zunilda, hoy postrada en cama en una precaria habitación que solo hasta hace unos días ni siquiera tenía techo.

Por eso Zunilda no deja de agradecer a sus vecinos, los que de manera espontánea e impactados por las condiciones en que se encontraba viviendo la pareja, decidió juntar dinero, materiales y voluntades y levantarles nuevamente su casa.

En lo inmediato, techaron la habitación donde se cobija la pareja, la recubrieron mejor del frío y juntaron pañales y mercadería.

"Estamos agradecidos de todos los vecinos, de la presidenta del comité, de su marido que nos está construyendo la casa, de todos. Si no fuera por ellos nosotros estaríamos muertos", aseguró Zunilda.

Cero ayuda

Según cuentan los vecinos del Comité Juventud 2000, don Rosendo intentó pedir ayuda en el municipio. Llevó un certificado de Bomberos que acreditaba el siniestro que consumió su casa en agosto, sin embargo y dado que vive en un terreno irregular, no le dieron más ayuda que un par de colchones y ropa de cama.

"Imagínese lo que es para cualquiera de nosotros ir al plan, ya se fijó lo que cuesta llegar hasta acá, para los abuelos es casi imposible, nosotros nos turnamos para llevarlos a sus controles médicos, por eso el abuelo está enojado con las autoridades, porque lo tramitan y al final no le dan ayuda, hace poco llegaron los colchones, pero ni una ayuda más", comentó Marión Moya.

Fue esta vecina la que decidió hacer público a través de las redes sociales el caso de esta pareja, indignada con la falta de sensibilidad respecto de quienes, según las autoridades, debieran estar más protegidos.

A la intemperie

Lo que más angustiados tenía a los vecinos del comité era que desde hace unos 15 días los abuelos estaban durmiendo a la intemperie.

"Vinimos a ver cómo estaban viviendo y no tenían nada. Tenían un par de planchas y todo el cielo abierto, nada más. Como comité decidimos pagarle a una persona para que les cerrara la pieza, con lo que se pudo. El viento que hace acá es terrible", contó Cristina, presidenta del comité.

"Los abuelos están enojados y con justa razón, nosotros compartimos esa misma rabia, porque ellos necesitan la ayuda ahora ya, pero todo es procedimiento, un trámite. Afortunadamente una persona anónima nos regaló esta casa, pero falta mano de obra para terminarla", precisó la dirigente.

Cristina agradece la solidaridad de personas anónimas y de los conductores que manejan las camionetas que suben hasta lo alto del campamento, quienes dejaron de trabajar dos días para ayudar en la construcción de la casa.

También han tenido la colaboración del sacerdote Marcelo Catril, quien también ha permitido adquirir materiales para devolverle su casa a esta pareja.

"Tanto que habla el gobierno de la protección a los adultos mayores y aquí uno no ve nada, solo abandono. Da rabia y pena esta situación, porque uno piensa en el futuro", comentó con una mezcla de tristeza y rabia Cristina.

Ayuda

Lo más urgente, precisó la dirigente, es mano de obra para concluir la vivienda, voluntarios que ayuden en el terreno y más materiales para terminar la casa.

Directamente para los abuelos se requiere ropa - ojalá buzos deportivos que son más cómodos para vestirlos - , pañales y mercadería. También es urgente un bastón nuevo para Zunilda.

"En la pieza en que están hay lauchas, pulgas, de todo, es urgente poder terminar cuanto antes la casa porque ya no pueden vivir ahí, si no tienen ni baño, menos agua. Juntan agua en una lavadora en desuso... cómo no se van a enfermar", cuestionó la dirigente.

Consultado sobre este caso, el coordinador regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor, Senama, Dante Iturrieta, se mostró impactado y luego de solicitar los antecedentes del caso se comprometió a visitar a la pareja y activar la red social de protección.