Habla el hombre que reparó el reloj de la torre Estación Barón
Lucio García, hoy radicado en Quilpué, cuenta detalles del trabajo que le fue encargado para restaurar la estructura. Asegura que el trabajo fue realizado con éxito, pero el torreón fue invadido por indigentes que lo desmantelaron.
Desde su casa, llena de relojes de todo tipo, Lucio García entra a su taller y vuelve con un fajo de documentos y cartas. Entre ellas, almacena algunas misivas firmadas por el exalcalde de Valparaíso, Jorge Castro, recomendando su trabajo. También tiene fotografías antiguas y unas cotizaciones que le pidieron hacer. Todo estos papeles, tienen que ver con la reparación que urgía en la torre estación Barón. Él fue el encargado de restaurar el reloj patrimonial, y nos cuenta la historia.
Dice que fue contactado por la propia empresa Cencosud en el 2010, que apadrinó el proyecto de restauración. Piensa que lo eligieron a él por su currículum y el prestigio familiar en el rubro. Es tercera generación de relojeros, se ha perfeccionado en Japón y Alemania, así que era la persona idónea.
Según él mismo dice, tuvo que partir de cero. "No había nada, estaba todo destrozado. Ese reloj tenía 'buen lejos' no más, solamente las caras que se ven de afuera, eran unas esferas hechizas", cuenta el porteño que vive hace 18 años en Quilpué.
Relata que para él fue un honor que le encomendaran la misión, pues quiere mucho su ciudad natal. Además cuenta que desde que era niño caminaba por ese sector, pero nunca vio el reloj funcionando.
Revisó el estado en que se encontraba, y presentó un presupuesto a la empresa, que fue aceptado sin reclamos. Comenzó a trabajar, y en poco más de dos meses ya estaba terminado el trabajo.
"Hice hasta las agujas de la época, las máquinas las diseñé. Todo era metálico, todo lo diseñé yo", promete.
Cuenta que el nuevo reloj fue reinstalado en la torre y estuvo funcionando correctamente durante poco más de un año, recibió el pago pactado con la empresa, y las gracias de las autoridades municipales. Hasta ahí todo bien.
El abandono
Lucio da un sorbo a su café, respira, y cuenta que todos los meses iba a visitar la torre para revisar que todo estuviera en orden, por iniciativa propia. Poseía una copia de la llave, entraba, y revisaba las instalaciones, y tomaba la hora para comprobar que los tiempos fueran exactos.
En una de esas visitas, vio que la chapa estaba reventada, y lo que vio en su interior lo dejó impactado.
"Llego y me doy cuenta que estaba la escoba, reventaron la puerta, miré y habían como seis personas indigentes abajo durmiendo, había un olor que no se lo doy a nadie. Había cajones con bacinicas con excrementos. Yo pasé, les dije que venía a ver el reloj, y no me hicieron problema; subí la escala, llego arriba, y vi que la reja perimetral que estaba puesta para proteger la maquinaria estaba hecha pedazos, rompieron la reja, los cuatro candados, todo, esa estructura estaba soldada. Sacaron las máquinas, los engranajes, todo. Incluso te cuento que en la parte alta estaba manchado con fecas en las murallas, era algo terrible", cuenta.
El porteño continua su relato, agregando que entregó la sugerencia de que se instalara una reja perimetral alrededor de la torre, pero esa solicitud nunca fue atendida, y los vándalos siguieron sacando las piezas del reloj de la torre Barón, hasta que ya no quedo nada de valor, y así se ha mantenido hasta el día de hoy. Solo quedan los biseles a la vista en las tres caras del torreón.
Con evidente desconsuelo en su voz, dice estar dispuesto a restaurar una vez más el reloj , pero pide que esta vez se haga un esfuerzo por mantenerlo.
Sobre la investigación de qué pasó con el reloj, dice que nadie lo ha contactado, ni policía, ni municipio.