Matías Valenzuela

Lo de ayer fue un digno cierre para la celebración de los 200 años de la Armada con una aplaudida Revista Naval, que brindó un imponente desfile de buques de guerra que no dejó a nadie indiferente.

A eso del mediodía las embarcaciones avanzaron enfiladas por el borde costero, desde el Molo de Abrigo hasta Caleta Abarca, acumulando curiosos en miradores, calles y paseos costeros.

El objetivo era navegar por frente del buque Sargento Aldea, en donde desde cerca de las 09.30 horas se encontraba el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto a su familia y más tarde se sumó la Princesa Ana de Inglaterra, quien llegó hasta la embarcación en helicóptero.

Los buques se repartieron en cuatro fases, acompañados de botes y un helicóptero que revoloteaba en el aire. Banderas chilenas, peruanas, estadounidenses y ecuatorianas, flamearon sobre los navíos que avanzaban entre la poca visibilidad que había.

El sector de Recreo fue uno de los primeros donde se empezó a reunir gente. En un punto privilegiado, habían dos amigos que tenían de todo: asientos, café, galletas y hasta binoculares.

"Llegamos a las 10.15 horas, en ese momento no había nadie más, fuimos los primeros", cuenta Eduardo Silva. El porteño cuenta que se puso de acuerdo con Humberto, su amigo, porque ambos fueron funcionarios de la Armada y no querían perderse la actividad.

"Mi amigo es santiaguino. Este punto ya lo había vislumbrado antes, ayer el Sargento Aldea estaba frente a la universidad Santa María, pero ahora me lo movieron así que nos vinimos para acá, pero como veníamos con tiempo nos instalamos no más", indicó.

Con el correr de los minutos, fue más la gente que llegó y había que repartirse el mirador. La mayoría tomaba fotografías con su celular.

Buques

El espectáculo estaba en el mar. Las naves competían por la atención de la gente.

La más imponente era una de las norteamericanas, el USS Somerset, un buque de asalto anfibio que pertenece a la clase San Antonio, y es la quinta unidad en la historia de la Armada de los Estados Unidos en llevar el nombre de Somerset, en honor al condado de Somerset-Pensilvania. Su aspecto era el más cinematográfico, reforzado, macizo y colosal. Amenazaba con dos cañones y dos portadores de misiles. Otros buques que destacaron fueron las lanchas misileras y el petrolero Almirante Montt, cuya cubierta se asemejaba a un campo de extracción petrolera.

Después del desfile de los buques de guerra, vino el turno de dos submarinos: el Almirante Simpson y el General Carrera. Iban medio descubiertos, se asomaban apenas sobre el agua, y la tripulación se formaba en la cubierta. Era una imagen muy bien lograda. Como broche de oro vino el espectáculo desde el cielo. El "Poseidón", junto a otras aeronaves de exploración, cruzaron las nubes en distintos turnos, y a distintas alturas. Un par de helicópteros Cougar también se hicieron presentes.

A las 13.20 horas, el show ya había terminado, y el público comenzaba a abandonar el anfiteatro en que se había convertido el mirador de Recreo. Todos se mostraron muy conformes y revisaban las fotografías que habían tomado.

Tattoo

El show más esperado anoche para el cierre de la revista por los 200 años de la Marina, era el gran Tattoo de bandas de las Fuerzas Armadas chilenas y extranjeras en la plaza Sotomayor.

Cerca de 340 músicos en escena se presentaban en forma conjunta e independiente. Por Chile estuvieron la Armada, el Ejército, la Fuerza Aérea, Carabineros y la "Santiago Metropolitan Pipe Band", la única civil. Mientras que deleitaron a los presentes los delegados foráneos de la "Royal Marine Band" (Inglaterra) y la "Royal Canadian Navy Band" (Canadá).

Tras su paso por Valparaíso, las bandas tienen en carpeta presentaciones a mediados de esta semana en las comunas de Ñuñoa y Vitacura, para el cierre de la celebración del Bicentenario de la Armada.

2 Submarinos participaron en el desfile marítimo que se realizó el día de ayer.