Nicole Valverde S.
Carlos Escudero es un porteño de corazón que toda su vida ha tenido gran vocación social. Hace años, cuando realizaba catequesis familiar en la capilla San Leonardo, organizó a un grupo de jóvenes cuya misión era entregar café y sándwich a las personas en situación de calle.
Fue así que hace 14 años decidió dar un paso más, y junto a otros ocho voluntarios se la jugaron y organizaron una cena para 28 personas. Con el tiempo la idea tomó fuerza y se unieron más voluntarios a la causa que hoy brinda una rica cena de Navidad solidaria a más de 200 personas de escasos recursos.
Importante es mencionar que este gesto se ha realizado de manera anónima y autogestionada durante todos estos años, y La Estrella conoció la historia gracias a Jacqueline Miranda, amiga de Carlos, quien nos envió una carta para dar a conocer esta noble labor.
"Al comienzo no teníamos los recursos suficientes como para hacer algo en grande, entonces invitamos a personas puntuales. El tema es que los años siguientes repetimos la experiencia con otras personas que se interesaron en ayudar. Ahí el grupo empezó a crecer, tanto de voluntarios como de invitados a la cena", relata Carlos.
200 cenas
De esas 28 personas invitadas a la cena navideña solidaria, luego fueron 50; 100, 150 y este año fueron 200 invitados. En ese sentido, el número de asistentes depende de la comunicación que existe entre la gente que vive en situación de calle.
"Para costear los gastos y comprar los ingredientes de la cena, nosotros organizamos una campaña donde reunimos fondos que salen desde nuestros propios bolsillos. Hay personas de la iglesia, vecinos del sector (Barón), amigos, conocidos, incluso viene gente de otras comunas como Viña y Quilpué que vienen a ayudar de manera desinteresas. De hecho, el año pasado llegaron cerca de 80 personas a ayudar", añade Carlos, quien detalla que la organización de la cena de Navidad solidaria es abierta.
"Nosotros no ponemos límites a quienes quieran venir a ayudar, ni a quienes quieran venir a servirse un plato de comida hecho con amor. Nosotros siempre hemos dicho: si alguien quiere venir a ayudar, a ordenar, a cocinar, a entregar la cena, que vena", asegura Escudero.
Menú con amor
A esta red solidaria de voluntarios, se suma un comerciante del Mercado Cardonal que abastece de productos de calidad y a buen precio para la cena; y también el cocinero Reinaldo Guzman, quien calcula las proporciones y el presupuesto para que nadie se quede debajo de la mesa.
Además, como desde hace algunos años Carlos se fue a vivir a Santiago, este año viajó un grupo de amigos dispuestos a cooperar en la cena con la idea de replicar la idea en la capital.
"Este año la cena fue un consomé, pebre, raciones de pan, carne al jugo, arroz y ensaladas surtidas. El sábado 15 a las 10 de la mañana comenzó la preparación de los alimentos. A las 21 horas se abrieron las puertas del Colegio Murialdo para los invitados a la cena y salió todo perfecto", concluye el organizador.